LD3

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domingo, 10 de mayo de 2015

Una vuelta más (Epílogo)

(Epílogo)

Después que Dylan había matado a Swaney y mientras contemplaba el cuerpo que se desangraba ante sus ojos, fue consciente de que a pesar de que había querido hacer aquello y decididamente aquel desquiciado merecía morir, eso no le proporcionaba  satisfacción, ni ninguna sensación de paz o sosiego y por el contrario el dolor no solo seguía allí sino que parecía aumentar con cada latido de su corazón, un corazón hecho pedazos pero destinado a seguir latiendo dolorosamente por tiempo indefinido.
Sin embargo, una vez que Henri, Louis y Tommy habían acabado con los hombres de Swaney, Henri se acercó a Dylan.
-         ¿André?  --  preguntó y aquello pareció sacar a Dylan de su abstracción
-         ¿Sabes dónde encontrarlo?
-         No con exactitud pero tengo varias ideas aproximadas
Dylan pensó que aquello era mejor que nada y se pusieron en camino. Sin embargo, pasaría un tiempo antes de que se enterasen de lo inútil de su búsqueda.

Iyul con ayuda de su padre había detenido a Lucien mientras Istval y Edin sujetaban a André. Unos minutos más tarde estaban de nuevo en Darnley y André tuvo una fugaz visión del desastre antes de que lo introdujeran en el castillo y como parecía haber recuperado la voz no pudo guardar silencio.
-         ¿Por qué me traen aquí?
-         ¡Cierra la boca!  --  le dijo Istval
En realidad si por él hubiese sido le habría arrancado la cabeza sin más trámite en la cueva porque había suficientes pruebas de que había atentado contra la sangre real y no contra uno sino contra tres, de modo que eso suprimía la necesidad de más averiguaciones, pero habían recibido la orden silenciosa de Iziaslav para trasladarlo a Darnley y eso no era susceptible a ser discutido.
Habían llegado al piso superior y André fue empujado sin ceremonias al interior de la habitación, pero fuera lo que fuere lo que André hubiese podido esperar, ciertamente no era encontrarse ni en aquel lugar ni en presencia de las dos pequeñas personas que lo miraban en aquel momento con el más frío odio, pero también registró con rapidez otras dos presencias que no podían haberlo sorprendido más, las de Phillipe y Madeleine ¿qué demonios hacían ellos ahí? Sin embargo, otra cosa llamó su atención y pasó la vista de Phillipe a los niños y luego a Iziaslav y en todos vio los mismos ojos y casi los mismos rasgos, pero no tuvo ocasión de pensar mucho más porque Iziaslav le estaba hablando
-         Por tu expresión asumo que sabes quiénes son ellos ¿no?  --  le preguntó señalando a los niños
André nunca en todos los años que llevaba siendo un Devrig, había estado en presencia de Iziaslav porque se suponía que aquel individuo no abandonaba La isla, pero ciertamente no necesitaba que nadie le dijese quién era porque el parecido con sus hijos era en extremo notable, y de no haber sido así, la forma en que se conducía y la arrogancia que brotaba por cada poro de su piel gritaban en forma escandalosa su condición y posición, de modo que entendió que lo que menos le convenía era contrariarlo, menos aún conociendo todas las historias que circulaban con respecto a  él de las que por lo menos una ya la estaba comprobando con el mencionado parecido, y si el hijo era como era, no quería imaginarse cómo sería el padre. El asunto era que pensando todo eso se había tomado más tiempo del que ellos parecían considerar prudente para contestar.
-         ¡Tu sozdatel te acaba de hacer una pregunta misbar nekasny!  --  dijo Istval dándole un golpe en la cabeza
-         Sí, sé quienes son
-         ¿Y puedo saber cuál es tu interés en ellos?
-         Ninguno
-         Claro  --  dijo Iziaslav en un tono irónico que le recordó vívidamente a Lucien  --  a mí me parece que cuando se manda a matar a alguien eso demuestra mucho interés
-         Yo no…
-         Evita decir que no lo hiciste  --  lo interrumpió Iziaslav acercándose
André era definitivamente un imbécil y aunque lo había demostrado en incontables ocasiones con anterioridad, volvió a hacerlo al abrir la boca de nuevo
-         No sé por qué me trajeron aquí, pero no pueden acusarme sin un juicio y las debidas averigua…
Iziaslav lo miró en forma peligrosa y a continuación lo sujetó por el cabello y lo arrastró hacia donde aun estaba el cadáver de Kendall   
-         Esto es obra tuya  --  y tirando de él hasta la cama  --  al igual que esto  --  dijo señalando a Sophie  -- ¿Crees realmente que necesitas y sobre todo que mereces un juicio?
-         Yo no los maté
-         Claro que no, eres demasiado cobarde para eso  --  lo lanzó al piso con violencia y se giró  --  Istval
El Lovet se acercó a André y sujetándole el rostro clavó sus fríos ojos en los suyos y un segundo después André emitió un quejido pero Istval no se detuvo hasta unos segundos más tarde aunque a André le parecieron siglos de tortura. A continuación Istval les hizo un relato de lo que había descubierto y aunque lo sabían culpable, escuchar a Istval solo acrecentó la ira colectiva.
-         Vas a morir desgraciado  --  dijo Iyul
-         Según las leyes que ustedes mismos han dictado tengo derecho a…
-         ¿Derecho?  --  lo interrumpió Iziaslav  --  ¿Tú te atreves a esgrimir “derechos”? ¿Qué sucedió con los derechos de Brian Arlingthon? A quien le quitaste su derecho a una vida normal ¿Y qué sucedió con los derechos de estos niños?  --  dijo señalando a los aykeris  --  A quienes les suprimiste el suyo a crecer al lado de su madre. ¿Qué sucedió con los derechos de tu sizvitel? A quien le debías respeto y obediencia y a quien acabas de arruinarle la vida. El único derecho que tienes es a escuchar los motivos por los que vas a morir, pero como la lista sería demasiado larga, confórmate con lo que acabo de decirte y es mucho. Tu juicio acaba de finalizar Montreuil y has obtenido más de lo que mereces al ser juzgado por aquellos a los que no tenías derecho ni a mirar.
André tenía cara de espanto, pero este se convirtió en franco terror cuando vio a Lucien avanzar hacia él.
-         La primera vez que te atrapé intentaste matarme, te perdoné y te advertí que pusieses el mayor empeño en que yo no volviese a verte  pero decidiste no escucharme  --  el terror de André crecía al verle los ojos a Lucien y al escuchar la helada voz que se le colaba en las venas  -- Más recientemente te advertí que no te acercaras a Dylan y volviste a desobedecerme, lo trágico para ti es que todo te sale mal Montreuil, porque Dylan sigue vivo y los niños también, lo único que conseguiste con la muerte de los Arlingthon fue causar un dolor criminal por el que ahora tú vas a morir, pero si piensas que lo harás en forma misericordiosa, solo demuestras una vez más tu incapacidad para juzgarnos, porque vas a morir sí, pero lo vas a hacer de la forma más dolorosa posible  --  Lucien dijo todo esto con una calma invernal que desmentía al ira que gritaban sus ojos carmesí  --  Istval, Edin  --  llamó  --  ustedes fueron los que más se esforzaron en cazar a este desgraciado así que son los encargados de deshacerse de él, y quiero ver los pedazos esparcidos por toda la tierra conocida ¿está claro?
Sin embargo, antes de que ninguno de ellos pudiese moverse André se llevó las manos a la cabeza y cayó gritando de dolor. Iziaslav miró a Istval porque en ausencia de Iván era su única posibilidad pero los Levjaners miraban a la pequeña Lucía que se había retirado de al lado de la cama y había avanzado hacia donde estaba André, pero fue Istvan quien trató de detenerla.
-         Ilè greykarik larsèvirier, vi hore njà sizvitelini, voch diletvirvi… [1]
-         No me digas qué puedo o no hacer Istvan  --  lo interrumpió ella  --  Este hombre es el culpable de que mi madre esté muerta
Aunque Lucien le había dado la orden a Istval y a Edin, no podía dejar de sentir una enorme satisfacción al ver a André retorciéndose de dolor. Sin embargo, aunque a Lucien pudiese parecerle bien, Iziaslav parecía sustentar otra opinión porque se inclinó al lado de la niña para detenerla
-         Nidly, entiendo tu rabia y tu dolor, pero es un criminal y no vale tanto como para que una princesa sea quien le de muerte
Lucía decidió obedecer a su abuelo y liberó a André que cayó de bruces sangrando por la nariz. Lucien se acercó y lo empujó con el pie hasta que quedó boca arriba.
-         Te advertí que tu muerte iba a ser dolorosa y acaba de comenzar. ¡Llévenselo!
Madeleine y Phillipe habían sido testigos mudos de todo aquello y al menos en el caso de Phillipe, estaba a medio camino entre la sorpresa y el terror, porque si bien era cierto que en todos los escritos del legado Saint-Claire se describía a los Devrigs como seres crueles, salvajes y sanguinarios, en el tiempo que llevaba relacionado con ellos no habían dado muestras de nada de eso y ciertamente él no había sido testigo de ese comportamiento, pero ese día había visto mucho más de lo que habría esperado, y lo que posiblemente más  había impresionado a Phillipe eran las reacciones de los niños, lo que lo hizo tomar consciencia plena y por primera vez de lo que los pequeños habían nacido siendo.
Madeleine aunque no había dejado de sorprenderse, parecía más clara en todo el asunto y sin importar todo aquello de lo que había sido testigo, estaba muy lejos de juzgarlos porque pensaba que si ella hubiese dispuesto de un poder como el suyo, no habría actuado de forma diferente.
Una vez que se llevaron a André, los niños se acercaron a Iziaslav y él los alzó a ambos pero mientras Lucía había escondido el rostro en su cuello, Alex lo miraba directo a los ojos.
-         ¿Dónde está papá?
Phillipe había estado esperando aquella pregunta durante todo el tiempo que habían permanecido en la habitación con los niños, y había agradecido al cielo que no la hubiesen hecho, pero ahora entendía que de alguna forma los gemelos sabían que él no habría podido responder y se la estaban haciendo a quien ellos pensaron que si podría. Sin embargo, y según lo que escuchó a continuación, aquel individuo tampoco podía.
-         No voy a mentirles, me gustaría mucho poder decírselos pero no es así porque no sabemos dónde está
-         Pero lo van a encontrar ¿no?  --  preguntó Lucía
-         Aunque no sé cuánto tiempo nos tome eso, les prometo que lo vamos a encontrar
-         ¿Y qué va a pasar con nosotros?  --  preguntó ahora Alex
-         ¿Y dónde está Yvaylo?  --  preguntó casi al mismo tiempo Lucía
A Iziaslav le dolió el corazón al percibir la angustia que los embargaba y el dolor de sus pequeños corazones, ambas cosas por demás lógicas. Acababan de perder a su madre, su padre estaba desaparecido, sabían que de momento Istziar y Derek que eran los otros dos pilares de sus vidas, estaban en el Haigala y aunque también estaban habituados a Madeleine y a Phillipe, de alguna manera los niños parecían saber que ellos no pertenecían a su mundo. Por otra parte, desde que se había establecido la rutina de pasar los días en Livingstone, Yvaylo se había convertido en su compañero de juegos y los cuidaba cuando Dylan estaba ocupado o cuando estaba con Sophie, de modo que la pregunta de Lucía obedecía no solo a que realmente habían llegado a querer a Yvaylo sino a que en ese momento lo veían como la única persona a la que podían aferrarse en medio de aquel caos, de manera que no le resultaba fácil ni agradable a Iziaslav tener que decirles que él tampoco estaba disponible por el momento.
-         No deben preocuparse por nada nym kicyks, somos muchos los que los queremos y vamos a ocuparnos de ustedes mientras el Rybik regresa a casa  --  dijo contestando primero a Alex  --  En cuanto a Yvaylo, lamento decirles que resultó seriamente herido y en este momento está en el Haigala
Al escuchar eso, inesperadamente y para sorpresa de los que la conocían bien, Lucía comenzó a llorar con desconsuelo, pero Iziaslav determinó que era por lo que había estado pensando él hacía unos segundos, Yvaylo se había convertido en una figura importante en la vida de los niños y en medio de toda aquella catástrofe sin duda esperaban poder contar con él.
-         Danmidam nidly, holl seirdim ev lavyl [2]  --  le dijo Iziaslav
Le hizo una seña a Janos que se acercó enseguida y colocó a los niños en sus brazos, y luego miró a los Saint-Claire.
-         ¿Podemos hablar un momento?  --  le preguntó a Phillipe
-         Claro, venga por aquí  --  le dijo él
-         No es necesario, podemos hacerlo aquí
Phillipe y Madeleine ya sabían quién era aquel sujeto porque Aleksèi se los había dicho, pero ellos habían pensado en forma similar a André que la información no habría sido necesaria porque su identidad saltaba a la vista, pero por muy soberano que fuese, y aunque Phillipe no sabía que quería decirles, pensaba que tal vez los niños no debían escucharlos.
-         No te preocupes Phillipe, nadie va a escucharnos 
Aquello sorprendió a Phillipe pero no a Madeleine que ya había vivido una situación similar con Istval.
-         Asumo que las presentaciones aparte de tardías son innecesarias, de manera que solo quiero decirles un par de cosas. La primera que tal vez no haya nadie que lamente todo esto más que yo, porque soy directamente responsable de mucho de lo sucedido. Y la segunda, que aunque sé que han sido ustedes debidamente informados de la situación general, tal vez piensen que el estatus de Dylan en nuestra comunidad es meramente nominal pero no es así. El Rybik no solo hizo posible la remisión de la maldición que pesaba sobre nosotros en virtud del amor que siempre sintió por tu hija, sino que ya con mucha anterioridad se había ganado nuestro respeto y nuestro amor, de manera que sí es príncipe de nuestra raza es más por lo segundo que por lo primero, así que los aykeris son tan nietos tuyos como míos porque llevan nuestra sangre, la de tu hija y la del que a todos los efectos es mi hijo ya que la sangre que corre por sus venas es la mía  --  hizo una breve pausa y continuó  --  Es posible que ustedes no encuentren agradable considerarse nuestros parientes pero lo son, de modo que por eso y por todo lo anterior, les ofrezco refugio en Illir que es nuestro hogar y el suyo por derecho de sangre. Los niños nos necesitan a todos y espero que comprendan esto y acepten mi propuesta con el mismo espíritu que se las ofrezco.
Madeleine que no había dejado de llorar prácticamente ni un momento durante las últimas horas, lo miró a través del velo de las lágrimas y aunque sentía la necesidad de decirle algo a aquel hombre cuyo sufrimiento sentía tan genuino, tenía la garganta bloqueada por un grueso nudo y no lograba que las palabras se abriesen paso. Y en el caso de Phillipe aunque su dolor no era menor, tuvo algo más de éxito que su sobrina.
-         Le agradezco mucho su ofrecimiento pero no puedo dejar todo esto así, tengo que encargarme de…  --  en este punto las cosas se le pusieron difíciles y miró hacia la cama perdiendo la batalla con las lágrimas, pero se esforzó en continuar  --  … de mi hija y aun tengo otro nieto al que no sé cómo voy a explicarle lo sucedido aquí hoy, pero quiero que sepa también que no pretendo discutir sus derechos sobre los niños, me conformo con que me permitan tener acceso a ellos porque…  --  aquí volvieron a fallarle las fuerzas
-         Phillipe, en primer lugar no tienes nada que agradecer porque como te dije todos ustedes tienen el derecho a contar con nuestra protección. Segundo, aunque no pude darle nada en vida a tu hija, puedo ofrecerle un lugar de descanso digno  --  dijo mirando hacia la cama  --  En tercero, permítenos ayudarte con Christopher, sé que será duro pero podemos darle una explicación razonable y encargarnos de que no albergue sospechas. Y por último, jamás intentaría negarte tus derechos sobre los niños.
-         Gracias  --  alcanzó a decir Phillipe y luego agregó  --  ¿En verdad no tienen idea de dónde puede estar Dylan?     
-         Ideas podemos tener y de hecho ya Istvan se está encargando de la verificación de las mismas, pero eso no garantiza que vayamos a hallarlo muy pronto, la última vez que desapareció transcurrieron alrededor de tres semanas antes de que pudiésemos dar con él, aunque espero por el bien de los aykeris que en esta ocasión no nos tome tanto tiempo  --  dicho esto miró a Madeleine y dio un paso hacia ella  --  Gracias  --  ella lo miró en extrañeza pero él sonrió y elevó una mano secando las lágrimas que aun corrían por sus mejillas  --  por aceptarnos sin juzgarnos y por confiar en nosotros  --  hizo una breve pausa y aunque repentinamente sus ojos se llenaron de lágrimas, agregó  --  Físicamente no te pareces tanto a ella, pero posees su fuerza, su sabiduría y su valor
Ni Phillipe ni Madeleine necesitaban que les dijese de quién estaba hablando y repentinamente Madeleine sintió el impulso de refugiarse en aquellos brazos y un segundo después había sido envuelta por éstos y lloraba en el pecho de Iziaslav.

La hora previa al amanecer los sorprendió dándole una última mirada a aquel escenario de destrucción. Iziaslav llevaba en brazos el cuerpo de Sophie, Iyul había alzado a Lucía, Lucien tenía de la mano a Alexander, Istvan se había acercado a Madeleine, y Adrian sujetaba a Phillipe.
-         Es hora de volver a casa  --  dijo Iziaslav y sin más dilación emprendieron el regreso
Hacía mucho tiempo que la rueda del destino estaba en movimiento, las acciones y las decisiones de los protagonistas de la vida generaban otras, buenas o malas según los ojos que las juzgasen pero así era la vida y no se detenía. Para algunos era muy corta, muy larga para otros, infinita para un reducido grupo y eterna para todas las almas. La madre naturaleza dotó al ser humano de pensamiento y de libertad, dependería siempre de cada quien cómo emplear ambas cosas. En ocasiones el pensamiento podía crear grandes obras, levantar imperios y muchas otras cosas que aun estaban por venir, pero también podía ser el engendrador de ambiciones desmedidas, tiranías crueles, muerte y destrucción. En el hombre coexistían tanto la capacidad de construir como la de destruir, la de amar y la de odiar, la estabilidad del mundo siempre dependería de hacia dónde se inclinase la balanza. Algunos de los protagonistas de esta historia habían recorrido el camino de un extremo a otro, se habían desplazado entre la maldad y la bondad, entre lo justo y lo injusto, entre la luz y la oscuridad, entre el amor y el odio, pero aun parecían no haber encontrado el punto medio. La rueda del destino había completado una vuelta más en su interminable girar y habían sido arrastrados de nuevo a la destrucción, ahora solo restaba recoger los pedazos y continuar, porque aun seguía intacta la sangre real y ellos eran los responsables de la continuidad de… La Dinastía.




[1] Ilè greykarik larsèvirier, vi hore njà sizviteliani, voch diletvirvi…: Por favour alteza, tú eres una princesa, no debes…
[2] Danmidam nidly holl seirdim ev lavyl: Tranquila Linda, todo va a estar bien

1 comentario:

  1. Gracias por entregarnos esta maravillosa histoia, la cual me hecho llorar como una condenada,de pasar leyendo hasta altas hora de la madrgada....muchas gracias...

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