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domingo, 10 de mayo de 2015

Cap. 71 Después



Cuando los Yaroslávich subieron de nuevo y entraron a la habitación de Sophie, ya Dylan no estaba allí. Iziaslav se acercó junto con los niños a la cama y tuvo que hacer el mayor de los esfuerzos por conservar la calma. Usualmente le dolían todas las muertes de los Saint-Claire, especialmente si éstas eran violentas, pero en aquel caso concurrían varias cosas que hacían de aquel deceso mucho más difícil de llevar. La primera, que había retrocedido en el tiempo y le parecía estar viendo a Seren, de manera que todo el horror de lo que él mismo había hecho, la culpa y el dolor de la pérdida se manifestaron en toda su intensidad. Segundo, aquella era la mujer del Rybik y al propio vino a sumarse el dolor de Dylan y el saber con la mayor exactitud lo que él chico estaba sintiendo. Tercero, ver la expresión de Lucien que aunque había evitado acercarse a la cama, había registrado con precisión la similitud sino de las circunstancias de aquella muerte con la de su madre, sí la semejanza de la escena y eso era como echar sal en una herida que no había cerrado nunca. Y cuarto, el estar sintiendo con brutal intensidad el sufrimiento de las dos pequeñas criaturas que en aquel momento lloraban con las cabecitas apoyadas en el pecho ensangrentado de su madre, sufrimiento éste al que Lucien ni empeñando toda su voluntad en ello, pudo sustraerse de experimentar, porque no solo fue como verse a sí mismo siglos atrás llorando sobre el cadáver de su madre, sino que estaba sintiendo de hecho y sin poder evitarlo el dolor de los niños.
Iyul no estaba mucho mejor, pero fue capaz de controlarse con algo más de éxito. A Janos le habría gustado estar muy lejos de allí porque era como estar inmerso en algo ya vivido. Y en el caso de Phillipe estaba seguro que no podría superar aquello.
Lucien consiguió a muy duras penas despegarse, caminó hacia el cadáver de Kendall y lo miró con desprecio. Él sabía como había dicho Iyul más temprano, que Kendall Arlingthon tal vez había sido una víctima inocente del juego macabro de los Lothian, pero de lo que no era inocente y era algo de lo que Lucien estaba absolutamente seguro, era de no haber sabido que Dylan amaba a Sophie más allá de la razón, y por lo tanto era algo que si Dylan estaba - o aunque lo estuviese en el futuro - dispuesto a perdonar, él no, y pensaba que aquel cretino merecía estar como estaba. Mientras extraía la daga que aun estaba en el pecho de Kendall, sus ojos tropezaron con un objeto brillante, se trataba del colgante que Dylan le había dado a Sophie, de modo que lo recogió y se lo guardó en el bolsillo. Posiblemente no pronto, pero algún día Dylan querría tenerlo.
Iziaslav hizo acopio de valor y le dio una orden a Janos que fue ejecutada de inmediato, de modo que un momento después, el escuadrón de Istval hacía acto de presencia.
-         Dejavrys, los hago responsables por la seguridad de los sizvitels, nadie entra y nadie sale de esta habitación hasta que yo regrese
-         Ak sarì  --  dijeron todos
Mientras Iziaslav les hablaba a ninguno de ellos se le escapó el famoso cambio de color en los ojos de su soberano que mientras les daba su orden, habían cambiado de azul a violeta y en cuanto había terminado, habían pasado violentamente al color de la sangre. Acto seguido había abandonado la habitación en compañía de los príncipes y de Janos que llevaban una expresión no muy diferente.
-         Todos los kraviaciks nos temen  --  dijo Axier  --  pero de seguro que ni sus peores pesadillas se asemejan a lo que les espera a los muy desgraciados
Aquella afirmación no era que estuviese cerca de la realidad sino que ésta última la superaba por mucho, ya que en cuanto esos sujetos salieron, los Lovets y los Havariks prácticamente tuvieron que hacerse a un lado ante el furioso, salvaje y sangriento ataque de aquellos cuatro individuos que no se conformaron con matar a los Lothian según los tradicionales métodos de arrancarles la cabeza o utilizar sus Dykaris y de hecho éstos últimos no aparecieron en ningún momento, sino que literalmente desmembraron sin ninguna compasión a cada uno de los desdichados que tuvieron la mala fortuna de atravesarse en su camino. Por un momento los hombres que habían sido hechos presos por los Lovets y estaban heridos o custodiados, pensaron que era una suerte que así fuese, pero no podían estar más equivocados porque una vez que habían acabado con todos, los cuatro se dirigieron al grupo de detenidos y siendo que a ningún Lovet en su sano juicio se le habría ocurrido interponerse, se hicieron rápidamente a un lado y fueron testigos de cómo eran aniquilados casi todos, estuviesen en condiciones de defenderse o no.
Darko, Anatoly, Milorad y Kierg, tomaron la decisión de detener aquello porque esos hombres se habían rendido, pero no les resultó sencillo y casi pierden sus propias cabezas en el proceso. Sin embargo, finalmente lo habían logrado aunque no habían conseguido salvar más que a unos pocos, cuyas mentes sin duda vivirían atormentadas con las imágenes que permanecerían en ellas torturando sus noches por el resto de sus vidas y que habían vestido de realidad la leyenda de que aquellos cuatro individuos eran la personificación de los demonios del infierno.

Los Korsacov, Iliar e Iván habían llegado con Istziar, Derek y Boris al Haigala y unos segundos después llegó Krasmir - a quien habían pedido que localizase a los Shahim -  con éstos. Haliq se hizo cargo de Derek y Haris de Istziar y Boris. Esta disposición no tenía nada que ver con las habilidades de los veldekys porque ambos lo eran y confiaban en ellos por igual, lo que sucedía era que mientras normalmente los guerreros especialmente los muy problemáticos como Istval, Iliar e Iván recurrían a Haris que a pesar de ser más joven era poco conversador, mucho menos entrometido que su padre y se había acostumbrado a correr de un lado a otro con sus emergencias sin hacer una indebida cantidad de preguntas, mientras que Haliq era un individuo paciente y más conversador que su hijo, por lo que los nyas solían sentirse mejor con él ya que les explicaba en forma paciente todo lo relativo a su nueva condición y los atendía con esmero si estaban muy heridos. En el caso de Derek si bien no necesitaba mayores explicaciones porque estaba perfectamente al tanto de todo cuanto había que saber, sí había sido brutalmente atacado y su recuperación sin duda iba a ser muy dolorosa, pero adicional a eso y aunque poseía la información, una cosa era saberlo y otra muy distinta vivirlo, de manera que necesitaría cuidados y paciencia porque no sabían cómo iba a tomarse aquello.
Una vez que los veldekys habían llegado, los Levjaners decidieron regresar y llegaron justamente en el momento en el que Iziaslav, los sizvitels y Janos estaban masacrando a los detenidos y los LL intentaban tranquilizarlos, de modo que Iván corrió hacia ellos e hizo uso de sus poderes logrando así detener todo más rápido.
Cuando todo había finalizado y miraron a su alrededor, el escenario era terrorífico. Todo era sangre, cenizas y destrucción. Había cuerpos mutilados a donde quiera que mirasen, parte de los muros del castillo estaban destruidos, una de las torres se había venido abajo, las escalinatas de entrada estaban parcialmente desechas y las puertas principales parecían haber sido arrancadas de sus goznes por un fuerza destructora y yacían hechas pedazos en el piso de la entrada.
En términos de tiempo la batalla no había durado mucho, no solía ser así tratándose de individuos tan veloces y que podían exterminarse unos a otros en cuestión de minutos, de modo que como aun faltaban varias horas para el amanecer, Istvan organizó con rapidez varios escuadrones para que se encargasen unos de limpiar la zona, otros de recoger los escombros y un tercero para reconstruir a la mayor velocidad posible la deteriorada estructura, porque si bien los Arlingthon habían desaparecido casi en su totalidad, aun quedaba uno que sería el heredero de la propiedad y a Istvan le parecía inapropiado que se encontrase con aquel panorama. Pero pensando en eso decidió que debía hablar con Iziaslav para saber cómo pensaba manejar el asunto Christopher, ya que lo que debían informarle no era sencillo y sí muy doloroso. De modo que se encaminó hacia donde estaban Iziaslav y sus hijos.
-         Istvan, no hemos hallado al Rybik y…
-         ¡Sarì!
Istvan pensó que quien interrumpía era algún Havarik que sin duda no tenía ni idea de con quién estaba hablando el Lavny, pero obvió eso al ver que el chico se acercaba con dificultad y se sujetaba la cabeza de donde manaba mucha sangre, algo no muy común porque si bien ellos solían resultar heridos, normalmente sanaban muy rápido a menos que las heridas fuesen en realidad muy serias. Sin embargo, cuando se fijó bien no pudo sentirse más asombrado porque se trataba de James y él estaba perfectamente al tanto de con quien estaba hablando.
-         ¿Sker advajèvka, Harwich? 
-         Se trata del Rybik  --  en este punto Iziaslav y sus hijos miraron con atención a James  --  Lo vi con de D’Albret y Boucicault, pero cuando iba hacia ellos fui atacado y perdí el conocimiento señor.
Aquella información desató la angustia de todos pero en cuanto Iziaslav se volvió en busca de Iván que era el que mejor conocía a aquel sujeto, ni él ni Iliar estaban a la vista.
-         ¿Dónde demonios está Sesviatsky?  --  vociferó
-         Biagyzlim sarì  --  dijo Aritz adelantándose  --  pero Iván y Darko partieron hace unos segundos hacia el Haigala porque Itlar les informó que Yvaylo fue trasladado allá
Ahora fue el turno de Milorad de angustiarse, ya que Yvaylo era como su hijo. Aun sabiendo que no podía morir a menos que le arrancasen la cabeza y de haber sucedido no habría sido llevado al Haigala, Iziaslav quiso saber.
-         ¿Qué le sucedió al kicyk?
-         Es mi culpa sarì  --  dijo Itlar  --  cuando uno de los rayos impactó sobre la torre, parte de la estructura le cayó encima a Yvaylo y le destrozó casi todos los huesos y varios órganos.
-         No digas tonterías Itlar, fue un accidente  --  lo reprendió Iziaslav  --  Istval  --  dijo volviéndose hacia el aykeri  --  organiza…  --  pero se detuvo al ver la expresión de Istval  --  ¿Qué?
-         Edin localizó a André, sarì  --  contestó porque justamente le acababa de llegar el mensaje  --  debo ir
-         Y yo voy contigo   --  dijo Lucien  --  quiero ver morir a ese infeliz
Sin más trámite emprendieron la veloz carrera pero los demás no se quedaron atrás y fueron tras ellos.
Cuando Edin y Misha se habían desecho de los Devrigs que les impedían llegar hasta André, Edin pensó con ira que se le había escapado de nuevo, pero en un momento determinado tuvo una fugaz visión del mal nacido aquel y tan rápido como le fue posible le dio alcance.
André que lo había visto, salió disparado pero en esta ocasión no había sido lo bastante rápido y Edin estaba pisándole los talones. Se había pasado las dos últimas horas corriendo de un lugar a otro pero aquel condenado individuo parecía no darse por vencido.
Ciertamente en lo último que habría pensado Edin sería en darse por vencido. André de Montreuil siempre había sido una lacra y en opinión de Edin era total y justificadamente prescindible.
Si bien era cierto que André había adquirido amplia experiencia en materia de huir y esconderse, era la primera vez que estaba siendo víctima de una persecución como aquella, ya que a pesar de que llevaban tiempo tras él, la cacería se había basado en pistas y en los errores que cometía de forma inconsciente y que les proporcionaba información de su último paradero a los Lovets, pero nunca habían llegado con bastante tiempo como para atraparlo o seguirlo muy de cerca.
Edin sabía esto tan bien como André, de manera que pensaba sacarle la mayor ventaja posible, porque a diferencia de aquel bastardo infeliz, Edin poseía entrenamiento, resistencia e inteligencia estratégica, así que se había dedicado a cansarlo y a empujarlo obligándolo a dirigirse en las direcciones más difíciles, de modo que ahora se encontraban en los Pirineos franceses más concretamente en la cueva Mas-d’Azil. Edin se las había arreglado para empujarlo en aquella dirección por dos razones. La primera, porque estaba al tanto de que André por alguna razón desconocida para él, evitaba lugares como aquel, y la segunda, que como la mayoría de los Devrigs André a pesar de los muchos años que ya llevaba siendo uno, seguía siendo sensible a las temperaturas extremas. De modo que Edin había hecho las cosas con en el fin acorralarlo en un sitio que no solo le resultase incómodo sino que llegase hasta él cansado y en desventaja por no poder manejar las condiciones climáticas.
-         Se acabó el juego Montreuil  --  dijo a sabiendas de que donde estuviese escondido iba a escucharlo  --  sal por propia voluntad y tal vez consigas cierta consideración y termines en Zatvor pero conservando tu cabeza
André maldijo por lo bajo y deseó con todas fuerzas atravesarle el cuello al muy desgraciado. Después del maldito príncipe de hielo, Korsacov y Dòmine eran los que seguían en su lista de individuos más molestos y los que más se habían empeñado en atravesarse en su camino para hacerle la vida miserable. Sin embargo, no tenía intenciones de ir a Zatvor de nuevo. Según los planes originales de André, Brian debía empujar a su padre a matar a la vidmagy mientras sus hombres le daban muerte a los bastardos, después de eso debía matar a su padre y en cuanto el infeliz de Danworth se enterase de la muerte de sus hijos sin duda correría a Darnley y cuando estuviese desecho ante los cadáveres sería el momento propicio para que Brian o cualquiera de los que había designado para ir con él, le clavaran el Dykari en su estúpido y arrogante cuello. Sin embargo, André no había contado con que llegase con tanta rapidez, pero aun así uno de sus hombres que había logrado evadir a los Lovets, le había informado que ya Arlingthon había matado a su mujer, sus hombres habían despachado a los niños y en el proceso también al hermano de Brian, de modo que según sus cuentas a esas horas Danworth debía estar muerto, así que lo último que tenía en mente era dejarse atrapar cuando las cosas le habían salido tan bien.
-         Última oportunidad Montreuil  --  escuchó de nuevo a Dòmine
André no conocía bien aquel maldito lugar, estaba cansado, tenía una condenada herida que habiendo sido hecha por un Dykari original aun no cerraba y tenía un frío brutal, pero seguía conservando su instinto, de manera que agudizó sus sentidos, prestó atención antes de decidir hacia dónde caminar y una vez que lo había hecho, inició la marcha.
Los Yaroslávich llegaron al lugar apenas unos minutos después de que Istval recibiese el aviso de Edin.
-         Dhakvrevit larsèvirieris  --  saludó Edin que en ninguna circunstancia perdía sus buenos modales
-         Edin  --  dijo Iziaslav  --  ¿Se ha alejado mucho?
-         No señor, hace poco que llegamos aquí y él no conoce bien este lugar  
Iziaslav hizo memoria, ya él había estado allí con sus hombres en una oportunidad con motivo de un asedio y según lo que podía recordar si bien aquella cueva no tenía muchas galerías sí tenía una salida al otro lado.
-         ¡Milorad!
-         Ak sarì, seiriv zvat [1]
Mientras Milorad atravesaba a toda prisa el túnel natural, Iziaslav se giraba hacia Istval.
-         Si este nekasny tiene un mínimo de inteligencia intentará guiarse por el sonido de la corriente de agua, así que evita que pueda escucharlo
-         Ak sarì
-         ¿Lucien recuerdas…
-         Sí, sí lo recuerdo  --  dijo él y miró a los demás  --  la cueva tiene aproximadamente 400 metros de largo, entrando a unos cien metros a la derecha hay dos galerías pero son muy pequeñas como para esconderse, pero unos cincuenta metros más adelante y del lado izquierdo hay una más grande que se divide a su vez en tres estancias, andando un poco más también del lado izquierdo hay una grande y tiene  varias aberturas que son como nichos naturales no hay mucho espacio pero serviría para esconderse momentáneamente. Deben tener en cuenta los cambios que hayan podido sucederse con el tiempo, pero básicamente esa es la disposición. *
Los Levjaners y los Lovets que habían ido con ellos asintieron y al menos en el caso de los Levjaners sabían que no había posibilidad de error porque a pesar de que hacía cientos de años que Lucien había estado allí, sabían también que el sizvitel tenía una memoria privilegiada, de modo que se prepararon a entrar.
-         ¿Vienes?  --  le preguntó Lucien a su hermano
-         Cuídalo  --  le dijo Iziaslav a Iyul y éste asintió antes de seguir a su hermano
Lucien había captado el mensaje y no pudo evitar sonreír cuando los recuerdos invadieron su mente. Iyul siempre se había destacado por su fortaleza física, aun siendo casi un niño era capaz de vérselas con sujetos mucho mayores que él y dejarlos tirados, pero en una oportunidad le había dado una soberbia paliza a Lucien porque éste que no era precisamente un angelito lo había molestado más allá de lo soportable. Este hecho le acarreó a Iyul un brutal castigo, y después de eso Lucien no sabía qué le había dicho su padre pero a partir de entonces Iyul parecía decidido a protegerlo de todos los males existentes y ciertamente jamás volvió a ponerle una mano encima por mucho que Lucien lo molestase y cabe destacar que este inmisericorde muchachito era capaz y sin mucho esfuerzo de acabar con la paciencia de cualquiera. A pesar de que Lucien era un hombre desde hacía muchísimo tiempo, Iyul seguía comportándose del mismo modo con él y  acababa de comprobar que no era solo por costumbre sino que Iziaslav seguía pidiéndoselo. Lucien había estado pensando en todo esto mientras avanzaban por el oscuro interior y de pronto sintió que su hermano aferraba su brazo.
-         No te muevas
Lucien obedeció y un par de segundos después Iyul estiraba el brazo atrapando la cabeza de una serpiente.
-         Vipera berus, una de tus favoritas  --  escuchó que le decía su hermano en tono burlón
-         Aleja esa cosa de mí
Aquella era otra característica de Lucien, era hipersensible a los venenos de las serpientes, la vipera berus no era especialmente venenosa pero de haberlo mordido él habría experimentado todos los síntomas sistémicos de la anafilaxia en forma dramática, mientras que Iyul no solo era sumamente resistente sino que contaba con una habilidad con la que debió contar Lucien dada su condición de intolerancia, y era que el mayor podía detectar con absoluta precisión la presencia de cualquier animal y casi manejarlos a su antojo.
Habían estado avanzado por el lado izquierdo y acababan de alcanzar la galería que Lucien había mencionado cuando éste se detuvo con brusquedad.
-         Está aquí
Iyul se detuvo y también percibió la presencia, de modo que dio aviso a Istval y éste a su vez a los demás que se apresuraron a entrar con varias teas.
-         Bonsoir monsieur Montreuil  --  dijo Edin
Si todos los recuerdos de lo recientemente vivido al igual que la ira que ello le producía a Lucien no hubiesen hecho violenta explosión al ver a André, casi habría podido reír al ver la cara de terror del mismo. Si bien André sabía que era Edin quien lo había estado persiguiendo durante las últimas horas, y habría podido esperar incluso ver a Korsacov, en ningún caso a la familia real en pleno dentro de los que destacaba el muy odiado príncipe de hielo, de manera que por primera vez consideró que estaba en muchos problemas.

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* La cueva Mas-d’Azil que se menciona en este capítulo existe y es un atractivo turístico de Francia, parte de la cueva es un túnel natural y está atravesado por una carretera, la D 119. La descripción que da Lucien de la misma sí pertenece a mi imaginación.



[1] Ak, sarì, seiriv zvat: Sí señor, voy allá

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