Cuando los Yaroslávich subieron de nuevo y entraron a la habitación de
Sophie, ya Dylan no estaba allí. Iziaslav se acercó junto con los niños a la
cama y tuvo que hacer el mayor de los esfuerzos por conservar la calma.
Usualmente le dolían todas las muertes de los Saint-Claire, especialmente si
éstas eran violentas, pero en aquel caso concurrían varias cosas que hacían de
aquel deceso mucho más difícil de llevar. La primera, que había retrocedido en
el tiempo y le parecía estar viendo a Seren, de manera que todo el horror de lo
que él mismo había hecho, la culpa y el dolor de la pérdida se manifestaron en
toda su intensidad. Segundo, aquella era la mujer del Rybik y al propio vino a
sumarse el dolor de Dylan y el saber con la mayor exactitud lo que él chico
estaba sintiendo. Tercero, ver la expresión de Lucien que aunque había evitado
acercarse a la cama, había registrado con precisión la similitud sino de las
circunstancias de aquella muerte con la de su madre, sí la semejanza de la
escena y eso era como echar sal en una herida que no había cerrado nunca. Y
cuarto, el estar sintiendo con brutal intensidad el sufrimiento de las dos
pequeñas criaturas que en aquel momento lloraban con las cabecitas apoyadas en
el pecho ensangrentado de su madre, sufrimiento éste al que Lucien ni empeñando
toda su voluntad en ello, pudo sustraerse de experimentar, porque no solo fue
como verse a sí mismo siglos atrás llorando sobre el cadáver de su madre, sino
que estaba sintiendo de hecho y sin poder evitarlo el dolor de los niños.
Iyul no estaba mucho mejor, pero fue capaz de controlarse con algo más de
éxito. A Janos le habría gustado estar muy lejos de allí porque era como estar
inmerso en algo ya vivido. Y en el caso de Phillipe estaba seguro que no podría
superar aquello.
Lucien consiguió a muy duras penas despegarse,
caminó hacia el cadáver de Kendall y lo miró con desprecio. Él sabía como había
dicho Iyul más temprano, que Kendall Arlingthon tal vez había sido una víctima
inocente del juego macabro de los Lothian, pero de lo que no era inocente y era
algo de lo que Lucien estaba absolutamente seguro, era de no haber sabido que
Dylan amaba a Sophie más allá de la razón, y por lo tanto era algo que si Dylan
estaba - o aunque lo estuviese en el futuro - dispuesto a perdonar, él no, y
pensaba que aquel cretino merecía estar como estaba. Mientras extraía la daga
que aun estaba en el pecho de Kendall, sus ojos tropezaron con un objeto
brillante, se trataba del colgante que Dylan le había dado a Sophie, de modo que
lo recogió y se lo guardó en el bolsillo. Posiblemente no pronto, pero algún
día Dylan querría tenerlo.
Iziaslav hizo acopio de valor y le dio una orden a Janos que fue ejecutada
de inmediato, de modo que un momento después, el escuadrón de Istval hacía acto
de presencia.
-
Dejavrys, los hago responsables por
la seguridad de los sizvitels, nadie entra y nadie sale de esta habitación
hasta que yo regrese
-
Ak sarì --
dijeron todos
Mientras Iziaslav les hablaba a ninguno de ellos se le escapó el famoso
cambio de color en los ojos de su soberano que mientras les daba su orden,
habían cambiado de azul a violeta y en cuanto había terminado, habían pasado
violentamente al color de la sangre. Acto seguido había abandonado la
habitación en compañía de los príncipes y de Janos que llevaban una expresión
no muy diferente.
-
Todos los kraviaciks nos temen --
dijo Axier -- pero de seguro que ni sus peores pesadillas
se asemejan a lo que les espera a los muy desgraciados
Aquella afirmación no era que estuviese cerca de la realidad sino que ésta
última la superaba por mucho, ya que en cuanto esos sujetos salieron, los
Lovets y los Havariks prácticamente tuvieron que hacerse a un lado ante el
furioso, salvaje y sangriento ataque de aquellos cuatro individuos que no se
conformaron con matar a los Lothian según los tradicionales métodos de
arrancarles la cabeza o utilizar sus Dykaris y de hecho éstos últimos no
aparecieron en ningún momento, sino que literalmente desmembraron sin ninguna
compasión a cada uno de los desdichados que tuvieron la mala fortuna de
atravesarse en su camino. Por un momento los hombres que habían sido hechos
presos por los Lovets y estaban heridos o custodiados, pensaron que era una
suerte que así fuese, pero no podían estar más equivocados porque una vez que
habían acabado con todos, los cuatro se dirigieron al grupo de detenidos y
siendo que a ningún Lovet en su sano juicio se le habría ocurrido interponerse,
se hicieron rápidamente a un lado y fueron testigos de cómo eran aniquilados
casi todos, estuviesen en condiciones de defenderse o no.
Darko, Anatoly, Milorad y Kierg, tomaron la decisión de detener aquello
porque esos hombres se habían rendido, pero no les resultó sencillo y casi
pierden sus propias cabezas en el proceso. Sin embargo, finalmente lo habían
logrado aunque no habían conseguido salvar más que a unos pocos, cuyas mentes
sin duda vivirían atormentadas con las imágenes que permanecerían en ellas
torturando sus noches por el resto de sus vidas y que habían vestido de
realidad la leyenda de que aquellos cuatro individuos eran la personificación
de los demonios del infierno.
Los Korsacov, Iliar e Iván habían llegado con Istziar, Derek y Boris al
Haigala y unos segundos después llegó Krasmir - a quien habían pedido que
localizase a los Shahim - con éstos.
Haliq se hizo cargo de Derek y Haris de Istziar y Boris. Esta disposición no
tenía nada que ver con las habilidades de los veldekys porque ambos lo eran y
confiaban en ellos por igual, lo que sucedía era que mientras normalmente los
guerreros especialmente los muy problemáticos como Istval, Iliar e Iván
recurrían a Haris que a pesar de ser más joven era poco conversador, mucho
menos entrometido que su padre y se
había acostumbrado a correr de un lado a otro con sus emergencias sin hacer una
indebida cantidad de preguntas, mientras que Haliq era un individuo paciente y
más conversador que su hijo, por lo que los nyas solían sentirse mejor con él
ya que les explicaba en forma paciente todo lo relativo a su nueva condición y
los atendía con esmero si estaban muy heridos. En el caso de Derek si bien no
necesitaba mayores explicaciones porque estaba perfectamente al tanto de todo
cuanto había que saber, sí había sido brutalmente atacado y su recuperación sin
duda iba a ser muy dolorosa, pero adicional a eso y aunque poseía la
información, una cosa era saberlo y otra muy distinta vivirlo, de manera que
necesitaría cuidados y paciencia porque no sabían cómo iba a tomarse aquello.
Una vez que los veldekys habían llegado, los Levjaners decidieron regresar
y llegaron justamente en el momento en el que Iziaslav, los sizvitels y Janos
estaban masacrando a los detenidos y los LL intentaban tranquilizarlos, de modo
que Iván corrió hacia ellos e hizo uso de sus poderes logrando así detener todo
más rápido.
Cuando todo había finalizado y miraron a su alrededor, el escenario era
terrorífico. Todo era sangre, cenizas y destrucción. Había cuerpos mutilados a
donde quiera que mirasen, parte de los muros del castillo estaban destruidos,
una de las torres se había venido abajo, las escalinatas de entrada estaban
parcialmente desechas y las puertas principales parecían haber sido arrancadas
de sus goznes por un fuerza destructora y yacían hechas pedazos en el piso de
la entrada.
En términos de tiempo la batalla no había durado mucho, no solía ser así
tratándose de individuos tan veloces y que podían exterminarse unos a otros en
cuestión de minutos, de modo que como aun faltaban varias horas para el
amanecer, Istvan organizó con rapidez varios escuadrones para que se encargasen
unos de limpiar la zona, otros de
recoger los escombros y un tercero para reconstruir a la mayor velocidad
posible la deteriorada estructura, porque si bien los Arlingthon habían
desaparecido casi en su totalidad, aun quedaba uno que sería el heredero de la
propiedad y a Istvan le parecía inapropiado que se encontrase con aquel
panorama. Pero pensando en eso decidió que debía hablar con Iziaslav para saber
cómo pensaba manejar el asunto Christopher,
ya que lo que debían informarle no era sencillo y sí muy doloroso. De modo que
se encaminó hacia donde estaban Iziaslav y sus hijos.
-
Istvan, no hemos hallado al Rybik y…
-
¡Sarì!
Istvan pensó que quien interrumpía era algún Havarik que sin duda no tenía
ni idea de con quién estaba hablando el Lavny, pero obvió eso al ver que el
chico se acercaba con dificultad y se sujetaba la cabeza de donde manaba mucha
sangre, algo no muy común porque si bien ellos solían resultar heridos,
normalmente sanaban muy rápido a menos que las heridas fuesen en realidad muy
serias. Sin embargo, cuando se fijó bien no pudo sentirse más asombrado porque
se trataba de James y él estaba perfectamente al tanto de con quien estaba
hablando.
-
¿Sker advajèvka, Harwich?
-
Se trata del Rybik -- en
este punto Iziaslav y sus hijos miraron con atención a James -- Lo
vi con de D’Albret y Boucicault, pero cuando iba hacia ellos fui atacado y
perdí el conocimiento señor.
Aquella información desató la angustia de todos pero en cuanto Iziaslav se
volvió en busca de Iván que era el que mejor conocía a aquel sujeto, ni él ni
Iliar estaban a la vista.
-
¿Dónde demonios está Sesviatsky? --
vociferó
-
Biagyzlim sarì --
dijo Aritz adelantándose -- pero Iván y Darko partieron hace unos
segundos hacia el Haigala porque Itlar les informó que Yvaylo fue trasladado
allá
Ahora fue el turno de Milorad de angustiarse, ya que Yvaylo era como su
hijo. Aun sabiendo que no podía morir a menos que le arrancasen la cabeza y de
haber sucedido no habría sido llevado al Haigala, Iziaslav quiso saber.
-
¿Qué le sucedió al kicyk?
-
Es mi culpa sarì --
dijo Itlar -- cuando uno de los rayos impactó sobre la
torre, parte de la estructura le cayó encima a Yvaylo y le destrozó casi todos
los huesos y varios órganos.
-
No digas tonterías Itlar, fue un
accidente -- lo reprendió Iziaslav --
Istval -- dijo volviéndose hacia el aykeri -- organiza… --
pero se detuvo al ver la expresión de Istval --
¿Qué?
-
Edin localizó a André, sarì --
contestó porque justamente le acababa de llegar el mensaje --
debo ir
-
Y yo voy contigo --
dijo Lucien -- quiero ver morir a ese infeliz
Sin más trámite emprendieron la veloz carrera pero los demás no se quedaron
atrás y fueron tras ellos.
Cuando Edin y Misha se habían desecho de los Devrigs que les impedían
llegar hasta André, Edin pensó con ira que se le había escapado de nuevo, pero
en un momento determinado tuvo una fugaz visión del mal nacido aquel y tan
rápido como le fue posible le dio alcance.
André que lo había visto, salió disparado pero en esta ocasión no había
sido lo bastante rápido y Edin estaba pisándole los talones. Se había pasado
las dos últimas horas corriendo de un lugar a otro pero aquel condenado
individuo parecía no darse por vencido.
Ciertamente en lo último que habría pensado Edin sería en darse por
vencido. André de Montreuil siempre había sido una lacra y en opinión de Edin
era total y justificadamente prescindible.
Si bien era cierto que André había adquirido amplia experiencia en materia
de huir y esconderse, era la primera vez que estaba siendo víctima de una
persecución como aquella, ya que a pesar de que llevaban tiempo tras él, la
cacería se había basado en pistas y en los errores que cometía de forma
inconsciente y que les proporcionaba información de su último paradero a los
Lovets, pero nunca habían llegado con bastante tiempo como para atraparlo o
seguirlo muy de cerca.
Edin sabía esto tan bien como André, de manera que pensaba sacarle la mayor
ventaja posible, porque a diferencia de aquel bastardo infeliz, Edin poseía
entrenamiento, resistencia e inteligencia estratégica, así que se había
dedicado a cansarlo y a empujarlo obligándolo a dirigirse en las direcciones
más difíciles, de modo que ahora se encontraban en los Pirineos franceses más
concretamente en la cueva Mas-d’Azil.
Edin se las había arreglado para empujarlo en aquella dirección por dos
razones. La primera, porque estaba al tanto de que André por alguna razón
desconocida para él, evitaba lugares como aquel, y la segunda, que como la
mayoría de los Devrigs André a pesar de los muchos años que ya llevaba siendo
uno, seguía siendo sensible a las temperaturas extremas. De modo que Edin había
hecho las cosas con en el fin acorralarlo en un sitio que no solo le resultase
incómodo sino que llegase hasta él cansado y en desventaja por no poder manejar
las condiciones climáticas.
-
Se acabó el juego Montreuil --
dijo a sabiendas de que donde estuviese escondido iba a escucharlo -- sal
por propia voluntad y tal vez consigas cierta consideración y termines en
Zatvor pero conservando tu cabeza
André maldijo por lo bajo y deseó con todas fuerzas atravesarle el cuello
al muy desgraciado. Después del maldito príncipe de hielo, Korsacov y Dòmine
eran los que seguían en su lista de individuos más molestos y los que más se
habían empeñado en atravesarse en su camino para hacerle la vida miserable. Sin
embargo, no tenía intenciones de ir a Zatvor de nuevo. Según los planes
originales de André, Brian debía empujar a su padre a matar a la vidmagy
mientras sus hombres le daban muerte a los bastardos, después de eso debía
matar a su padre y en cuanto el infeliz de Danworth se enterase de la muerte de
sus hijos sin duda correría a Darnley y cuando estuviese desecho ante los
cadáveres sería el momento propicio para que Brian o cualquiera de los que
había designado para ir con él, le clavaran el Dykari en su estúpido y
arrogante cuello. Sin embargo, André no había contado con que llegase con tanta
rapidez, pero aun así uno de sus hombres que había logrado evadir a los Lovets,
le había informado que ya Arlingthon había matado a su mujer, sus hombres
habían despachado a los niños y en el proceso también al hermano de Brian, de
modo que según sus cuentas a esas horas Danworth debía estar muerto, así que lo
último que tenía en mente era dejarse atrapar cuando las cosas le habían salido
tan bien.
-
Última oportunidad Montreuil --
escuchó de nuevo a Dòmine
André no conocía bien aquel maldito lugar, estaba cansado, tenía una
condenada herida que habiendo sido hecha por un Dykari original aun no cerraba
y tenía un frío brutal, pero seguía conservando su instinto, de manera que
agudizó sus sentidos, prestó atención antes de decidir hacia dónde caminar y
una vez que lo había hecho, inició la marcha.
Los Yaroslávich llegaron al lugar apenas unos minutos después de que Istval
recibiese el aviso de Edin.
-
Dhakvrevit larsèvirieris --
saludó Edin que en ninguna circunstancia perdía sus buenos modales
-
Edin
-- dijo Iziaslav -- ¿Se
ha alejado mucho?
-
No señor, hace poco que llegamos aquí
y él no conoce bien este lugar
Iziaslav hizo memoria, ya él había estado allí con sus hombres en una
oportunidad con motivo de un asedio y según lo que podía recordar si bien
aquella cueva no tenía muchas galerías sí tenía una salida al otro lado.
-
¡Milorad!
Mientras Milorad atravesaba a toda prisa el túnel natural, Iziaslav se
giraba hacia Istval.
-
Si este nekasny tiene un mínimo de
inteligencia intentará guiarse por el sonido de la corriente de agua, así que
evita que pueda escucharlo
-
Ak sarì
-
¿Lucien recuerdas…
-
Sí, sí lo recuerdo --
dijo él y miró a los demás
-- la cueva tiene aproximadamente
400 metros
de largo, entrando a unos cien metros a la derecha hay dos galerías pero son
muy pequeñas como para esconderse, pero unos cincuenta metros más adelante y
del lado izquierdo hay una más grande que se divide a su vez en tres estancias,
andando un poco más también del lado izquierdo hay una grande y tiene varias aberturas que son como nichos
naturales no hay mucho espacio pero serviría para esconderse momentáneamente.
Deben tener en cuenta los cambios que hayan podido sucederse con el tiempo,
pero básicamente esa es la disposición. *
Los Levjaners y los Lovets que habían ido con ellos asintieron y al menos
en el caso de los Levjaners sabían que no había posibilidad de error porque a
pesar de que hacía cientos de años que Lucien había estado allí, sabían también
que el sizvitel tenía una memoria privilegiada, de modo que se prepararon a
entrar.
-
¿Vienes? -- le
preguntó Lucien a su hermano
-
Cuídalo
-- le dijo Iziaslav a Iyul y éste
asintió antes de seguir a su hermano
Lucien había captado el mensaje y no pudo evitar sonreír cuando los
recuerdos invadieron su mente. Iyul siempre se había destacado por su fortaleza
física, aun siendo casi un niño era capaz de vérselas con sujetos mucho mayores
que él y dejarlos tirados, pero en una oportunidad le había dado una soberbia
paliza a Lucien porque éste que no era precisamente un angelito lo había molestado más allá de lo soportable. Este hecho
le acarreó a Iyul un brutal castigo, y después de eso Lucien no sabía qué le
había dicho su padre pero a partir de entonces Iyul parecía decidido a
protegerlo de todos los males existentes y ciertamente jamás volvió a ponerle
una mano encima por mucho que Lucien lo molestase y cabe destacar que este inmisericorde
muchachito era capaz y sin mucho esfuerzo de acabar con la paciencia de
cualquiera. A pesar de que Lucien era un hombre desde hacía muchísimo tiempo,
Iyul seguía comportándose del mismo modo con él y acababa de comprobar que no era solo por costumbre
sino que Iziaslav seguía pidiéndoselo. Lucien había estado pensando en todo
esto mientras avanzaban por el oscuro interior y de pronto sintió que su
hermano aferraba su brazo.
-
No te muevas
Lucien obedeció y un par de segundos después Iyul estiraba el brazo
atrapando la cabeza de una serpiente.
-
Vipera berus, una de tus favoritas -- escuchó que le decía su hermano en tono
burlón
-
Aleja esa cosa de mí
Aquella era otra característica de Lucien, era hipersensible a los venenos
de las serpientes, la vipera berus no
era especialmente venenosa pero de haberlo mordido él habría experimentado
todos los síntomas sistémicos de la anafilaxia en forma dramática, mientras que
Iyul no solo era sumamente resistente sino que contaba con una habilidad con la
que debió contar Lucien dada su condición de intolerancia, y era que el mayor
podía detectar con absoluta precisión la presencia de cualquier animal y casi
manejarlos a su antojo.
Habían estado avanzado por el lado izquierdo y acababan de alcanzar la
galería que Lucien había mencionado cuando éste se detuvo con brusquedad.
-
Está aquí
Iyul se detuvo y también percibió la presencia, de modo que dio aviso a
Istval y éste a su vez a los demás que se apresuraron a entrar con varias teas.
-
Bonsoir monsieur Montreuil --
dijo Edin
Si todos los recuerdos de lo recientemente vivido al igual que la ira que
ello le producía a Lucien no hubiesen hecho violenta explosión al ver a André,
casi habría podido reír al ver la cara de terror del mismo. Si bien André sabía
que era Edin quien lo había estado persiguiendo durante las últimas horas, y
habría podido esperar incluso ver a Korsacov, en ningún caso a la familia real
en pleno dentro de los que destacaba el muy odiado príncipe de hielo, de manera
que por primera vez consideró que estaba en muchos problemas.
**************************
* La cueva Mas-d’Azil que se
menciona en este capítulo existe y es un atractivo turístico de Francia, parte
de la cueva es un túnel natural y está atravesado por una carretera, la D 119. La descripción que da
Lucien de la misma sí pertenece a mi imaginación.
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