André se había dedicado con ahínco a planear lo que llamaba con orgullo su ataque final, ya que estaba seguro que
con él lograría todo lo que se había propuesto. Hasta la fecha había logrado
evadir con éxito a Korsacov y a Dòmine, definitivamente décadas de huir de
ellos le habían aportado cierta experiencia en cuanto a sus métodos de trabajo,
si había alguien que podía decir que los conocía bien, ese era André que había
sido su víctima por tanto tiempo, de manera que en ese momento estaba muy
satisfecho de haberlos burlado.
Aunque André como todo Lothian odiaba por principio primero a los
Yaroslávich y en segundo término a los Savaresce, durante un tiempo consideró
la posibilidad de asociarse a Giorgio y planeo con cuidado un acercamiento, porque
siendo como era un miembro activo de la corte europea, había tenido oportunidad
de conocer a los hermanos Savaresce, pero mientras Gianfranco era un individuo
arrogante y demasiado consciente de su propia importancia, Giorgio no es que
fuese menos arrogante pero en él concurrían algunas cosas que obraban a su
favor en opinión de André. La primera, que mientras a Gianfranco parecía
traerlo sin cuidado todos los Yaroslávich, Giorgio demostraba a todo evento su
odio por los mismos y eso ya le había costado más de una estancia en Zatvor. La
segunda, que sabía de primera mano que al menos ese Savaresce odiaba a Dylan Danworth casi tanto como él mismo. Y
la tercera, que Giorgio carecía por completo de principios.
Cuando finalmente Giorgio había sido puesto en libertad, André había hecho
todo lo imaginable por coincidir con él y no ser atrapado por los Lovets, ya
que sabía que sin duda Giorgio estaría casi tan vigilado como él. André estaba
seguro que era la mejor oportunidad de granjearse la ayuda de Giorgio, porque
debía estar furioso en contra de Dylan ya que había sido por su causa que había
terminado en Zatvor.
Le llevó algún tiempo lograr la entrevista y había tenido que valerse del
único medio posible para conseguirlo, una mujer. En cuanto Giorgio había
entrado a la vivienda de la pobre criatura, fue consciente de la presencia de
otro Devrig, pero a quien menos habría esperado ver habría sido a André. No
obstante, antes de nada y sin mayores trámites le arrancó la cabeza a la
desdichada mujer.
-
No es que valiese gran cosa --
dijo André -- pero no creo que eso fuese necesario
-
Y yo no creo que debas opinar acerca
de lo que se me antoje hacer, si esta miserable se prestó a tenderme una trampa
tenía que pagar con lo único de cierto valor que poseía -- dijo
mientras lanzaba la cabeza lejos de él y miraba a André con el mayor desprecio -- Del
mismo modo te recuerdo que te llevo muchos años como para que intentes nada en
mi contra y pretendas salir vivo
-
No se trata de una trampa Giorgio,
solo quería conversar contigo y como ambos estamos iguales ya que somos unos
perseguidos…
Sin embargo, no alcanzó a concluir porque un segundo después Giorgio lo
había estampado contra la pared y sus ojos brillaban como dos gemas carmesí.
-
No se te ocurra volver a ponerme a tu
nivel mal nacido o podría ser lo último que hicieras en tu vida --
siseó con ira
-
No era mi intención, solo quise
señalar que a ambos…
-
Me trae sin cuidado lo que pienses
suponiendo que seas tan hábil como para pensar, y ciertamente no hay nada en tu
persona que te de derecho a colocarte a mi altura, yo soy un Savaresce y tú no
eres nadie
Aunque André había nacido y crecido siendo arrogante por la posición que
ocupaba su familia y los títulos concedidos a su abuelo, Giorgio estaba a años
luz de él en materia de arrogancia. Sin embargo, André había aprendido el
oficio de la diplomacia ya que le era sumamente necesario para desempeñarse con
éxito en las cortes y realizar los trabajos que Swaney le encomendaba, porque
si bien era un Devrig y no le habría costado mayor esfuerzo convencer de muchas
cosas a las personas indicadas, era un asunto de vital importancia mantenerse
fuera del alcance de los Lovets, y si hubiese actuado con poca cautela éstos
habrían ido directamente por él. Mientras que Giorgio carecía por completo de
ésta y la diplomacia era algo que corría a cargo de su hermano que parecía
haber nacido para ello. André sabía eso y tiró de toda su paciencia pues tenía
un plan y era todo lo que le interesaba.
-
No es eso lo que pretendo, como dije
solo quería conversar contigo
-
Pues peor para ti porque yo no tengo
razones para escucharte -- dijo dándole la espalda
-
¿De veras? ¿Ni siquiera si esa razón
se apellida Danworth?
Giorgio se detuvo y sus ojos volvieron a adquirir el color de los rubíes,
de modo que André sonrió muy consciente de haberse anotado su primer tanto.
-
¿Y por qué habría de interesarme?
André volvió a sonreír pero esta vez para sus adentros y pensó: No sabes jugar este juego pequeño Savaresce.
-
Veamos Giorgio, creo que podemos
convenir que ese sujeto es un molesto obstáculo en nuestros planes sean éstos
los que fueren, pero también podría ser el vehículo para nuestras respectivas
venganzas -- como Giorgio no dijo nada él continuó --
Digamos que poseo cierta información que podría asestarle a los
Yaroslávich un golpe mortal y estoy dispuesto a compartirla a cambio de cierta
ayuda --
hizo una breve pausa y luego agregó
-- A cambio de lo que yo puedo
ofrecer, necesito algo que a ti te sobra
-- Giorgio elevó una ceja aun sin
decir nada y esperó -- Hombres
-- concluyó André
En este punto Giorgio no sabía si reír o simplemente atravesarle el cuello
a aquel infeliz con su Dykari. Él se había pasado la vida peleándose con los
Yaroslávich y a decir verdad más bien con los Lovets porque con los príncipes
había dejado de tener enfrentamientos desde los tiempos en los que se hacían la
guerra por el territorio, la excepción la constituía Dylan – a quien Giorgio no
consideraba un príncipe dijesen lo que dijesen – y apenas si habían podido cruzar unas breves
palabras antes de que Yvaylo lo enviase a Zatvor, pero a pesar de que ya no se
peleaba como antes con Iyul y con Lucien, no había olvidado que eran un par de
sujetos extremadamente peligrosos, eso sin contar con Iziaslav que era el demonio
mismo en opinión de Giorgio y eran las únicas tres personas a las que veía a su
mismo nivel y por tanto enemigos de cuidado. De manera que pensaba que André
estaba mucho más loco de lo que había creído si pensaba que tenía alguna
oportunidad de enfrentarlos y salir vencedor independientemente de lo que creyese
tener en contra de ellos, ya que en su experiencia la simple información no
superaba a un Dykari original. Y siendo que el espíritu maligno de Giorgio
corría de la mano con su arrogancia, a continuación soltó una carcajada.
-
Sabía que estabas loco Montreuil pero
acabo de confirmar que además eres un rematado imbécil -- y
vio con satisfacción que la expresión de André variaba pero eso no lo detuvo --
Eres un estúpido y por varias razones. Primero y a menos que hayas
desarrollado una habilidad muy improbable, la única manera de deshacerte de los
Yaroslávich es que les claves un Dykari que no
tienes en sus reales cuellos. Segundo, ninguna cantidad de hombres te
proporcionará esa hipotética victoria porque evidentemente no eres consciente
del poder de esos sujetos. Tercero, eres demasiado cobarde como para
arriesgarte a perder tu inservible cabeza, al igual que el inútil de Swaney que
de lo único que puede jactarse es de haber matado a traición a Artam Korsacov. Y cuarto, acabas de demostrar tu
suprema estupidez intentando convencerme de aliarme contigo porque ni aun
cuando me mostrases las cabezas de todos los Yaroslávich consideraría asociarme
a una probada basura como tú.
Dicho esto le dio la espalda y comenzó a caminar hacia la puerta, pero la
paciencia de André tenía un límite y probó una vez más todo aquello de lo que
acaba de acusarlo Giorgio al intentar atacarlo, encontrándose un segundo
después tirado boca abajo en el piso y con el Dykari de Giorgio presionando
contra la piel de su cuello.
-
¿Sabes por qué no estás muerto stronzo [1]? --
pero sin esperar a que le contestase agregó --
Porque me divierte ver como Korsacov y Dòmine te dan cacería, pero no
malgastes tu suerte porque si vuelves a acercarte a mí por cualquier motivo, me
divertirá mucho más suprimir tu innecesaria cabeza, y suponiendo que vivas lo
suficiente, te convendría recordar que los Savaresce estamos muy por encima de
ti y no nos aliamos a seres tan despreciables como tú
Lo soltó y con una última mirada de desprecio abandonó el lugar, pasando de
ese modo a formar parte de la ya muy larga lista de enemigos personales de
André y casi al mismo nivel que los miembros de la familia real.
A pesar de que su alianza con Giorgio había constituido un ruidoso fracaso,
André no se amilanó porque había aprendido a no apostarlo todo a un solo
número, de manera que continuó con los planes que ya tenía en marcha.
Desde hacía mucho tiempo André había estado planificando cómo hacerse con
el poder, pero a pesar de tenerse a sí mismo en un alto e inmerecido concepto,
también sabía que sacar del medio a Swaney no sería tarea fácil, porque aparte
de ser un Devrig primigenio lo que descartaba de entrada la utilización de la
fuerza directa, era un hábil manipulador y los miembros de su clan le
profesaban una incondicional adhesión, pero más adelante André había
descubierto que en realidad lo que le tenían era miedo ya que Swaney se había
encargado de aterrorizarlos de mil maneras diferentes, de modo que comenzó una
sutil y silenciosa pero efectiva campaña para hacerse con el respeto y en
algunos casos con el cariño de los miembros más anodinos del clan. Obviamente
lo que menos le interesaba a André era ser querido por nadie, pero era una
forma tan buena como cualquier otra de comenzar a desplazar a Swaney y sabía
que en su momento aquellos Devrigs le servirían a él y no Swaney. De manera que
en aquel momento contaba con una fuerza más o menos nutrida de sujetos
dispuestos a seguirlo y haría uso de ellos sin tener en cuenta el probable
destino de los mismos.
Otra cosa que André había aprendido de Swaney era a ser discreto y a
compartir información con el menor número posible de personas. Llevaba muchos
años trabajando a las ordenes de Swaney y muy rara vez éste lo había hecho
partícipe de sus planes a menos que éstos lo involucrasen en forma directa,
pero como en realidad lo utilizaba más que todo en sus manejos e intrigas
políticas, André no estaba al tanto de las maquinaciones de su jefe con
relación a los Yaroslávich, así que él había trazado los propios sin participar
a nadie más que de lo estrictamente necesario, y ahora se disponía a
ejecutarlos.
Era verdad que había perdido a Brian, pero bien visto no era una gran
pérdida y estaba seguro que si se presentaba la oportunidad el chico haría lo
que debía porque estaba igualmente seguro del trabajo de Henri en aquella
materia, del mismo modo que lo estaba del de Viorica en el mismo terreno.
Aquella era el arma secreta de André y no era conocida por nadie con excepción
de Henri. André había conocido a Viorica cuando era poco más que una niña en
una de esas ferias ambulantes de gitanos que abundaban en Europa y aunque
cuando la había visto la primera vez no había llamado su atención en forma
especial ya que se dedicaba a ofrecer a los que pasaban leerles la buena
fortuna, esa era su actividad diurna, porque en las noches era prostituida por
su propio padre que era el dueño de aquella apestosa partida de farsantes. Este
hecho por sí solo no habría impresionado gran cosa a André que ya llevaba unos
cuantos años siendo Devrig y había visto más miseria de la que verían muchas
personas a lo largo de sus vidas, lo que llamó la atención de André fue la
facilidad con la que la chica embaucaba a todos y pensó que aquello podía
resultar provechoso en el futuro, así que sin mucho trámite decidió
transformarla y una vez hecho esto se la llevó y la colocó en manos de Henri
para decepción de Viorica que resultó víctima de un charlatán con mucha más
experiencia que ella y que la había hecho creer que estaba enamorado de ella.
No obstante, aquello que podría haber destruido a una mujer común Viorica logró
superarlo volviéndose una mujer fría y que no profesaba amor ni respeto por
nadie – excluyendo a André que seguiría siendo el amor de su vida – pero por
quien los hombres solían perder la cabeza a una velocidad extraordinaria, algo
que André utilizaba en su beneficio, de modo que Viorica había pasado de unas
manos a otras y más o menos con el mismo fin.
Evidentemente Henri se había dado cuenta que Viorica poseía la misma
habilidad que él y comprendió de inmediato cuál era el interés de André en la
chica, porque si bien era bellísima, Henri sabía que André estaba muy lejos de
ser capaz de amar a nadie, de modo que se dedicó a entrenarla porque era lo que
se exigía de él, pero pasados muchos años, un buen día Viorica había
desaparecido y nadie a excepción de André – lógicamente – había vuelto a saber
de ella. El asunto era que André estaba tan seguro del trabajo del uno como del
de la otra y contaba con ello para el éxito de sus planes.
Los hombres de André si bien no eran muy hábiles para las batallas ni para
desenvolverse en sociedad, sí lo eran para pasar desapercibidos y era algo en
lo que él se había esmerado, de manera que aunque era imposible que los Lovets
no se percatasen de su presencia, como éstos últimos estaban perfectamente al
tanto de la cantidad de Devrigs que habitaban Inglaterra y que intentaban
llevar una vida medianamente normal, les prestaban escasa atención porque los
grupos de saqueadores que tenían más características de rezverivied que de otra
cosa ocupaban su tiempo y atención, algo que André había aprovechado
diligentemente, y eran éstos inofensivos Devrigs
los que merodeaban por las cercanías de Ipwish y Darnley a la espera de
acercarse a Brian. De manera que cuando Franz había sacado a Brian de su casa y
estaba reprendiéndolo por lo que le había dicho a su madre, de pronto sintió la
presencia pero fue demasiado tarde ya que antes de volverse su mundo se apagó, después
de lo cual habían ocultado su cuerpo y Brian fue llevado ante le jefe de ese
grupo que a su vez lo trasladó hasta
donde se encontraba André.
Ni que decir hay que la alegría de André superó todos los límites porque
aunque había esperado seguir contando con Brian, que apareciese justo en aquel
momento sin duda era una señal de que iba por buen camino. Aparte de eso, Brian
no pudo llegar a él en mejor momento y condición porque estando todo lo furioso
que estaba, sin duda su disposición a ayudarlo en lo que fuese con tal de
deshacerse del odiado Danworth, sería hecho casi sin pensar.
André había decidido asaltar Darnley en la noche porque sus informantes le
habían dicho que los niños pasaban la mayor parte del día en Livingstone y él
sabía que allí no tendría ninguna oportunidad, pero como volvían a Darnley al
final del día, la noche sería el momento más oportuno. De manera que había
estado haciendo venir a sus hombres en reducidos grupos para no llamar mucho la
atención, pero una vez que los había reunido y aunque eran muchos, pensó que no
serían suficientes, él conocía bien la habilidad y peligrosidad de los Lovets y
a pesar de que había pocos en las cercanías de Darnley, sabía que aquellos
malditos individuos parecían poder comunicarse a distancia porque sin importar
donde tuviese lugar algún conflicto y por pocos que fuesen solo tardaban unos
minutos en llegar refuerzos, de modo que puso en práctica su habilidad y
considerable labia para convencer a Swaney y se valió además del útil método de
compartir información revelándole a Swaney su verdad acerca de la paternidad de
Dylan.
-
¿Has perdido el juicio André?
-- había dicho Swaney
-
No, pero no es lo que estás pensando porque esa mujer no es una
Saint-Claire de sangre
-
Pero si tú mismo me dijiste…
-
Sé lo que te dije, pero me dejé engañar porque sin duda es una bruja pero
no una Saint-Claire, así que tenemos la oportunidad perfecta para asestarles un
duro golpe a los Yaroslávich
-
Aun suponiendo que fuese así, los pequeños bastardos estarán muy vigilados
-
Ahí es donde entran tus hombres
La táctica de André había tenido éxito y Swaney había accedido a reunir a
sus hombres y ponerlos al servicio de André, de manera que aquella tarde cuando
André preparaba todo, llegó Brian quien le proporcionó muy valiosa información
que aunque modificaba un tanto las cosas, sin duda había llegado en forma muy
oportuna y les garantizaría el éxito esperado.
André dio instrucciones precisas a Brian y lo envió de nuevo a su casa y
cuando estaban a punto de partir para iniciar el ataque, llegaron los dos
últimos individuos a los que André estaba esperando y que representaban una
fuerza poderosa dentro de sus filas, Henri y Louis.
-
¿Qué?
-- preguntó Louis que usualmente
no hacía preguntas sino que se limitaba a seguir órdenes
-
¿Realmente piensas atacar
Darnley? -- preguntó a su vez Henri
-
¿Acaso están sordos ustedes dos? -- los
interrogó André con ira
-
André, todos son Saint-Claire, quien
los toque morirá -- insistió Louis
-
Y como no lo harán ustedes, dejen de
llorar como críos y limítense a hacer lo que les estoy ordenando
No teniendo más opción que obedecer, ambos chicos se pusieron al frente del
pequeño ejército y marcharon hacia Darnley sin saber que ya había otro grupo
que les llevaba ventaja, pero Henri pensó que las cosas iban a ponerse muy feas
y como siempre no solo tendría razón por su desarrollado instinto sino por
muchos otros motivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario