LD3

LD3

viernes, 8 de mayo de 2015

Cap. 40 ¿Amigos…?



Damien Emerick, el Lovet que había sido asignado para seguir los pasos del ilustre Duque de Darnley, se preguntaba cómo era posible que el sizvitel se preocupase tanto por aquel individuo. Damien era uno de esos Lovets por los que nadie habría apostado nada, porque había sido un vulgar aunque hábil ladrón antes de su transformación. Había sido víctima de Loran Hársady, que después de atacarlo en forma salvaje lo había dejado tirado en medio de la fiesta que él y sus acompañantes habían organizado. Sin embargo, para buena suerte de Damien fue hallado por Lucien, y de no haber sido por eso posiblemente habría muerto. Él nunca supo por qué razón Lucien se encontraba allí, pero lo cierto era que en medio del enorme dolor que estaba experimentando, de pronto había sentido una mano sobre su frente, una voz lejana y había abierto los ojos para encontrarse con unas brillantes esmeraldas que lo miraban con preocupación.
-         ¿Puedes escucharme?  --  había preguntado Lucien, pero por algún motivo él no podía responder  --  ¿Sabes quién te hizo esto?
Si bien Damien no conocía a los sujetos que los habían atacado a él y a sus compañeros de fechorías, sí recordaba su rostro y eso le bastó a Lucien. Aunque él no se dio cuenta de nada, el sizvitel lo había rescatado y lo había trasladado al Haigala. Con posterioridad se enteró que ninguno de los otros se había salvado, y mucho más tarde aún, que Lucien había ordenado que Loran fuese metido de cabeza en Zatvor donde había pasado más años de los que le correspondía por un ataque de aquella naturaleza. Después de eso le habían asignado un zsameni, y cuando se enteró de todo lo anterior quiso agradecerle al sizvitel pero le habían impedido acercarse a él. Pasados algunos años, su zsameni descubrió que aunque Damien carecía de estudios y de formación alguna, tenía talento como para aspirar entrar al Laki. No fue fácil que aceptaran su ingreso, pero finalmente lo habían hecho y había resultado la sorpresa de aquella generación de Havariks y una vez superada la primera etapa, ascendió a una velocidad impresionante dentro de la organización.  
Damien nunca olvidó a quien le debía la vida, y aunque todos los miembros del Arkel estaban dispuestos a dar las suyas por sus soberanos, lo de Damien era una cuestión extrema y siempre pedía aunque no siempre se lo concedían, las misiones que lo llevasen a estar cerca de Lucien porque para él la vida de aquel sujeto era más importante que cualquier otra incluidas la de Iziaslav y la propia.
Por todo lo anterior, cuando le fue asignada la misión de vigilar a Kendall Arlingthon y siendo que por sistema detestaba todo aquello que molestase al sizvitel, aquel sujeto no le era simpático en lo más mínimo, pero como era del interés particular del otro sizvitel y éste sí contaba con su adhesión tanto por su rango como por ser el Djali de Lucien, se había avocado a hacer su trabajo lo mejor posible, pero este individuo en su opinión, era francamente idiota y tenía un extraordinario talento para involucrarse con criaturas que no le llagaban a ninguna parte a la que tenía en casa. Aparte de lo anterior, ya Damien estaba harto de tener que suprimir estúpidas ideas de su cabeza, y si había que creer en lo que decían los Lijeniks, si Arlingthon seguía por ese camino perdería sus facultades mentales por tantos y tan frecuentes ataques a su cerebro.
Sin embargo, y a pesar de ya estar acostumbrado a registrar los pensamientos de Arlingrhon cada vez que dejaba a una de sus mujeres y encontrarse con cualquier estupidez, aquella madrugada Damien sintió verdaderos deseos de romperle el alma al muy infeliz.  La razón para ello, era que en esta ocasión la idea no solo involucraba al Rybik como era lo usual, sino también a Lucien aunque esto le resultó confuso. No obstante, tiró de toda su voluntad para dejarlo en paz limitándose a suprimir lo necesario y se fue derecho a ver a la mujer que Kendall acababa de dejar.
A raíz de las sospechas de Patrick, esta era la práctica habitual cada vez que Kendall cambiaba de compañía, porque los Lothian presumiblemente por estar al tanto de la vigilancia que ellos ejercían, habían adoptado otro método y las mujeres en cuestión no eran Devrigs, sino que de manera aleatoria utilizaban a unas sí y a otras no.
Ese día Damien estaba tan furioso, que no se molestó en ocultar su presencia como hacía siempre y registrar discretamente tanto la vivienda como los recuerdos de la criatura, sino que se fue directo a la habitación haciendo que la damita casi sufriese un colapso nervioso por varios motivos.
-         Ni se moleste en gritar baronesa  -- dijo con voz helada  mientras se aproximaba a la cama  --  porque nadie vendrá en su ayuda
Ella se había incorporado en la cama al sentir que la puerta se abría con violencia pensando que era Kendall que estaba de vuelta, pero al ver al desconocido había sujetado la sábana intentando cubrir su desnudez y lo primero que pensó era que se trataba de un ladrón, algo bastante aproximado dado que realmente Damien lo había sido.
-         Las joyas…  --  comenzó ella
-         No me interesan tus joyas  --  la interrumpió él
-         No me haga daño  --  dijo ella con voz suplicante
-         Eso ya te lo hicieron otros
Damien había llegado hasta ella y sujetando su rostro, clavó sus ojos en los de ella haciendo un rápido y nada delicado saqueo a su memoria. Pero si antes la baronesa estaba asustada, ahora su terror alcanzó límites insospechados al ver el violento cambio de color en los ojos de Damien. No obstante, él controló su ira porque al fin y al cabo aquella tonta criatura no era culpable de nada. Procedió a suprimir los recuerdos de lo que acababa de suceder y abandonó la habitación marchando a toda prisa hacia Livingstone porque era urgente que hablase con Patrick.

Kendall había llegado a Darnley y aunque el sirviente de guardia intentó hablarle, él le hizo un gesto indicándole silencio y siguió de largo. Usualmente cuando regresaba a tan altas horas de la noche, en lugar de ir a su habitación se iba a una de las de huéspedes para no molestar a su mujer. De modo que en aquella ocasión no actuó diferente y por ese motivo no se había enterado de lo sucedido con Phillipe hasta el día siguiente y muy entrada la mañana.

Entre tanto, el nuevo día había sorprendido a todos los que se encontraban en Cleves y ellos ni cuenta se habían dado.  Aleksèi les había dicho que había que esperar y que si Phillipe resistía las primeras doce horas, podría superar aquello sin mayores consecuencias y solo tendría que cuidarse un poco más en el futuro. Aunque Aleksèi también sabía que la vida de Phillipe no se prolongaría mucho tiempo más, ya que su organismo  estaba sufriendo el lógico proceso degenerativo propio de la edad, pero esto por supuesto no se los dijo.
Aunque Sophie, Madeleine y Derek estaban terriblemente preocupados, los Levjaners habían hecho un gran trabajo teniendo en cuenta que todos eran Saint-Claire y Dylan no se había movido del lado de Sophie en todas aquellas horas.
-         Sophie debes comer algo  --  le dijo Dylan
-         No tengo hambre
-         Lo sé, pero igual debes alimentarte o enfermarás tú también. Vamos  --  dijo tomando sus manos y haciendo que se pusiera de pie
Derek se lo agradeció en silencio, porque ni él ni Madeleine habían conseguido que aceptase algo más que un par de sorbos de té. Abandonaron la habitación seguidos de Yvaylo, mientras que Lucien que había estado fuera todo ese tiempo porque seguía sin soportar la presencia de las Saint-Claire sin que fuese obvio su rechazo, decidió entrar aunque Madeleine aun estaba allí, pero pensó que al menos aquella sabía a qué atenerse con respecto a él.
-         ¿Alguna novedad?  --  preguntó acercándose a Aleksèi
-         No, pero eso en sí mismo es bueno, ya que significa que no está rechazando el tratamiento
Lucien asintió y aunque era un experto en ignorar las miradas incómodas, no pudo evitar girar la cabeza y encontrarse con los ojos de Madeleine.
-         Sé que tiene sobrados motivos para odiarnos, pero independientemente de lo que haya podido hacer Seren y más allá de que pueda haber sido bueno o malo, quiero que sepa que le estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho su familia por la mía  --  le dijo pero en el rostro de Lucien seguía la misma máscara de inexpresividad  --  Aunque sé que no tengo ningún derecho a ello, me gustaría pedirle que se tomase un minuto para pensar en si es justo que siga albergando tanto odio en contra de aquellos que nada tuvimos que ver con los hechos que tanto dolor le causaron, e inclusive en contra de una mujer cuyo único delito fue amar a su padre pero a quien es muy injusto que responsabilice de algo en lo que ella no tuvo ninguna ingerencia.
-         Independientemente de cualquier otra consideración, sigo siendo un caballero y no me gustaría ser grosero, de modo que ciñéndome a sus propias palabras, ciertamente no tiene usted ningún derecho a decirme qué o cómo sentir y pensar, o a qué tengo o no derecho. Y ahora con su permiso  --  dijo haciendo una imperceptible inclinación de cabeza y abandonó la estancia
A todos los presentes se les había ido acelerando la respiración a medida que Madeleine hablaba, porque sabían de cierto lo que aquello podía generar, y en cuanto Lucien comenzó a hablar, las mismas respiraciones se habían detenido súbitamente. En el caso de Aleksèi, Iliar y su hijo, sabían lo muy desagradable que podía ser Lucien cuando algo lo molestaba en exceso, y aunque como había dicho seguía siendo un caballero, eso no restaba aspereza a sus palabras. Y en el caso de Derek que conocía la historia contada por sus protagonistas y siendo que estaba unido a su madre por un amor igual al que había sentido Lucien por la suya, no tenía ninguna dificultad en entenderlo, porque estaba seguro que él no habría podido evitar matar con sus propias manos a quien le hiciese el más mínimo daño a Sophie.
Sin embargo, todos soltaron el aire porque conociendo al personaje, éste había sido casi amable al contestarle a Madeleine y hasta había sido mucho que lo hiciese.

Cuando Sophie y Dylan iban a mitad de las escaleras, ella se detuvo y giró la cabeza. Tanto Dylan como Yvaylo sabían por qué lo había hecho, pero ni Dylan dijo nada, ni Yvaylo que seguía en estado de aceleración se alejó. Era de vital importancia que ella siguiese tranquila y sin notar la apariencia real de Dylan, y ese era el objetivo del decidido esfuerzo que estaba haciendo el Levjaner y que no podría llevar a cabo si se alejaba.
-         ¿Dylan, no sentiste…
-         Tranquilízate  --  la interrumpió él  --  solo estás nerviosa
Sujetó su brazo y continuaron el descenso. Llegaron al comedor y con el fin de que Sophie comiese algo Dylan hizo su mejor esfuerzo por hacerlo también, pero al momento en el que destaparon una charola que contenía huevos, la cara de decidida repulsión hizo que Sophie recordase a los gemelos.
-         Retire eso por favor  --  dijo Dylan
-         ¿Sabes algo?  --  preguntó ella
-         Dime
-         Los gemelos tampoco lo toleran
-         Bueno, son inteligentes porque eso es asqueroso  --  dijo él cual niño malcriado
Sophie experimentó un extraño sentimiento porque si bien había recordado el hecho de que a los gemelos no les gustaba, aquella frase y el gesto físico en particular, trajeron a su memoria la vívida imagen de Lucía.
-         Mami eso es asqueroso
Por un momento se sintió confusa y fue evidente para Dylan su repentina agitación, mientras que Yvaylo sintió pánico y pidió urgente ayuda a Iliar al ver que Sophie se quedaba mirando a Dylan como intentando captar algo que se le escapaba.
-         ¿Sophie?  --  dijo él mirándola con preocupación pero ella seguía con la mirada clavada en su rostro  --  ¡Sophie!
-         Disculpa  --  dijo ella
-         ¿Sucede algo?  --  preguntó incómodo al estar siendo sometido a una mirada que lo ponía nervioso en todos los sentidos posibles
-         ¿Por qué nunca has querido ir a conocer a los gemelos?  --  preguntó ella a su vez
-         Sabes que vengo poco a Livingstone y en cualquier caso no me agradan mucho los niños  --  aunque ya Dylan manejaba un poco mejor sus sentimientos con respecto a esos niños, esa conversación lo incomodaba mucho
-         Mientes muy mal Dylan, además siempre te llevaste muy bien con Christopher y con Derek
-         Ellos son mayores y…
-         No siempre lo fueron  --  lo interrumpió ella  --  Te resultaría muy curiosa la simpatía de Lucía por ejemplo y…
-         ¿Lucía?  --  preguntó con extrañeza
Yvaylo miró a Iliar con expresión de estar a punto de sufrir un colapso, pero Iliar tenía una de intensa concentración y no le prestó atención. La extrañeza de Dylan obedecía a que ni siquiera se había interesado por los nombres de los niños, y en cierta forma le resultaba gracioso que Kendall le hubiese dado por nombre Lucía a su hija teniendo en cuenta que por fuerza debía recordarle el de Luciano y él sabía bien que nunca le había resultado precisamente simpático.
-         Es el nombre de mi hija  --  dijo ella pensando que él no sabía de quién le hablaba
-         Lo imagino ¿pero por qué la llamaron así?
-         Fue idea de Derek, porque según él esa noche se iluminó el cielo como si fuese de día por causa del fenómeno que tuvo lugar esa noche, y asumo que sabes el significado de ese nombre
-         Entiendo, pero por el tono en el que mencionaste su simpatía  supongo que no lo es en lo absoluto
-         Con frecuencia me recuerda a cierto individuo que puede ser muy dulce cuando quiere y muy irritante cuando no
Dylan no pudo evitar que una sonrisa se dibujase en forma inconsciente en sus labios, haciendo que el corazón de Sophie se acelerase mientras el suyo se detenía al percibir eso. Iliar e Yvaylo estaban haciendo el mayor de los esfuerzos y mientras Yvaylo se había habituado a vivir en tensión tanto con Dylan como con Lucien, Iliar no recordaba unas horas tan agitadas desde hacía mucho tiempo.
Dylan concentró toda su atención en que Sophie comiese intentando sacar de su mente cualquier otra cosa, pero no pudo evitar escucharla hablar de los niños y aunque no le prestó verdadera atención, todo lo que dijo se quedaría en su subconsciente y algún día recordaría aquella conversación. Cuando dejaron el comedor, Dylan escuchó la voz de Yvaylo.
-         Debemos marcharnos Rybik  --  y en esta oportunidad coincidió con él
-         Sophie, debo marcharme
-         ¿Por qué?  --  preguntó ella deteniéndose y mirándolo
Por mucho que ambos Levjaners se esforzaron, no hubo manera de evitar que Dylan la rodease con sus brazos, pero fue una dura batalla ganada a sí mismo.
-         Prometo estar al tanto de cómo sigue Phillipe y si me necesitas…
-         No, no vendrás  --  lo interrumpió ella
-         Sophie…
Yvaylo cerró los ojos por un segundo y pensó que aunque le quitasen la cabeza por aquello debía sacarlo de allí de inmediato, pero las cosas siempre se complicaban.
-         ¡Quítale las manos de encima a mí mujer!
-         ¡Kendall!  --  exclamó Sophie con intenciones de moverse hacia él, pero el instinto obligó a Dylan a interponerse
-         Te he creído mi amigo toda la vida, pero si supones que voy a…
-         Cierra la boca Kendall  --  lo interrumpió él en tono peligroso
-         ¿Kendall qué sucede contigo?  --  preguntó Sophie apartando a Dylan
-         La pregunta es qué sucede contigo
Sin embargo, y por muy sorprendida o dolida que estuviese Sophie, seguía siendo una Saint-Claire de genio vivo, porque avanzó con decisión hacia él mientras que Derek que venía bajando cuando su padre llegó, casi fue arrollado por Itlar y Lucien que bajaron en carrera y ahora observaban la escena asombrados.
-         ¿Cómo te atreves a llegar de esa manera? ¿Tienes idea de la noche que hemos pasado? ¿Sabes acaso que mi padre está… muriendo?  --  la ira hizo que lograse decir lo que no se atrevía ni a pensar  --  Dylan ha sido el que ha estado conmigo toda la noche ¿Dónde estabas tú mientras yo estaba muriendo de desesperación?
-         Una dama bien nacida no se inmiscuye en asuntos que no le conciernen, pero como quizá tu…
Pero no pudo concluir porque una sonora bofetada le surcó el rostro, algo por lo que habría podido considerarse muy afortunado porque Yvaylo e Iliar habían sujetado a Dylan, pero nadie se ocupó de Derek que sin más trámite apartó a su madre, empujó a Kendall con tanta violencia que casi lo derribó y acto seguido tenía su daga apuntando directamente al pecho de su sorprendido progenitor.
-         Eres mi padre, te amo y te respeto, pero si vuelves a hablarle a madre en esos términos, te juro que olvidaré todo lo anterior y si no quieres que empiece a olvidarlo de una vez, te irás de aquí ahora mismo
Aunque Itlar o Lucien habrían podido detener a Derek y a pesar de que el segundo no le profesaba ningún afecto a Sophie, sintieron un maligno regocijo al ver la situación del infeliz de Arlingthon y no movieron ni un solo dedo, mientras que Yvaylo e Iliar aun luchaban por detener a Dylan que se habría ahorrado las advertencias y habría ido directamente por la cabeza de Kenadall.
-         ¡Derek!  --  exclamó Sophie que finalmente había encontrado su voz
Sin embargo, su hijo la ignoró y seguía mirando en forma peligrosa a su padre, de modo que Lucien tomó una decisión.
-         Brander, sácalo de aquí y averigua dónde demonios está Damien
-         Ak sarì
Mientras daba esa orden y sin ningún deseo de hacerlo, se acercó a Sophie evitando que viese la muy rápida desaparición de Kendall.
-         ¿Se encuentra bien mi lady?  --  le preguntó
-         Sí, solo déjeme pasar  --  pero cuando Lucien se hizo a un lado, ya Kendall había desaparecido
Derek guardó su daga pero cuando se volvió su mirada aun era tormentosa mientras camina hacia su madre.
-         Derek no debiste…
-         El que no debió fue él madre, y espero que recuerde bien mis palabras y más aún que no dudaré en cumplirla
Dicho esto se giró y volvió a subir. Sophie se llevó una mano a la sien y luego miró a Dylan.
-         Lamento mucho todo…
-         No eres tú la que debe disculparse  --  la interrumpió él

Aunque estaba más tranquilo, los Levjaners no habían descuidado el bloqueo porque de haberlo hecho, Sophie habría visto con total claridad que los ojos de Dylan eran dos sangrientas gemas que aun brillaban con una ira ciega. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario