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domingo, 10 de mayo de 2015

Cap. 48 Regreso a Casa



Cuando Iziaslav decidió que los Levjaners  desapareciesen del mundo, sujetos como Artam Korsacov, Bari Razzâg, Akram Wojciech, Darko Sesviatsky, Aritz Neverkov, Kireg Drachavo y Anatoly Kolvayevsky habían pasado a ser solo nombres pertenecientes a un pasado lejano. En lo que concernía a los otros dos Clanes esa casta de guerreros se había extinguido por completo, y en el caso de los Yaroslávich, pensaban que  los hijos de los antiguos Levjaners no habían alcanzado el nivel de sus padres y no pasaban de ser simples Lovets, poderosos y peligrosos pero algo muy alejado de lo que habían sido sus progenitores.
Sin embargo, si para la mayoría de los Devirgs especialmente de los itsliev que o bien los habían conocido o habían escuchado hablar mucho de ellos, para los demás eran solo parte de la historia y en algunos casos seres casi mitológicos de los que dudaban hubiesen existido en realidad, pero sujetos como Swaney y Avitzedek los recordaban muy bien y en el caso del segundo que sin duda tenía más sentido común que el primero, siempre puso en duda que en realidad hubiesen desaparecido por completo.
En opinión de Avitzedek, Swaney iba por allí jactándose muy neciamente de haber sido él quien matase a Artam Korsacov, y si bien eso era cierto, no era menos cierto que había sido a traición o de otra manera no habría tenido ninguna oportunidad. Lo que siempre llamó la atención de Avitzedek y lo que por un tiempo lo había inducido a pensar que realmente los Levjaners habían desaparecido, era que Kireg Drachavo no hubiese vengado esa muerte, porque así como sabía que Iziaslav, Janos y Milorad habían sido inseparables, Kireg y Artam también. No obstante, pensaba que aunque el hijo y los nietos de Artam no hubiesen heredado su poder, sin duda algún día iban a cobrarle esa cuenta a Swaney a precio de oro.
Pero lo que en realidad estaba preocupando a Avitzedek, era que sus agentes lo mantenían informado tanto de los movimientos de los Yaroslávich como de los de los Lothian, y en esta ocasión y sin saberlo él sustentaba la misma opinión que Lucien y opinaba además que Swaney solo estaba demostrando una vez más su probada locura, pero por encima de eso y habiendo sido informado en todos sus detalles de lo sucedido en Londres, su vieja idea de la subsistencia de los Levjaners salió a flote y comenzó a repasar las posibilidades.
Bari, Akram, y Artam habían muerto antes de la transformación y sin dejar descendencia el primero. El hijo de Akram no era un Levjaner sino el molesto Secretario de Gobierno de Iziaslav. A los Korsacov todos los conocían bien, aunque de Milorad se sabía poco, y en cualquier caso los talentos de los bambinos no iban en esa dirección. Itlar Drachavo, Misha Neverkov y el picolo Yvaylo Sesviatsky si bien eran los retoños de individuos que habían sido poderosos más allá de lo creíble, y a pesar de que todos en el mundo Devrig sabían que eran sujetos hábiles y peligrosos, de ninguna manera alcanzaban el nivel de sus progenitores, pero alguno de ellos tenía por fuerza que ser el responsable de lo sucedido o tal y como Avitzedek pensaba, los otros no solo estaban muy vivos sino activos también.
Todo esto lo llevó a tomar una importante decisión, Giorgio acababa de salir de Zatvor y si quería que su hijo siguiese con vida debía advertirle acerca de este nuevo peligro aunque también sabía de la casi inutilidad del asunto, porque se había convencido hacía mucho tiempo que su hijo menor tenía alguna clase de defecto en la cabeza y si no lo había matado él mismo, había sido porque Zharià y Amaranta solían interceder por él aunque Giorgio parecía detestarlas a ambas. De modo que antes de hablar con sus hijos y aunque sabía que Gianfranco no daría problemas porque a él lo único que parecía interesarle en el mundo era él mismo, llamó a Pietro Coletti, Fiorenzo Mucci y Lázaro Gazzola, sus tres hombres de más confianza y les planteó hacia dónde apuntaban sus sospechas.
-         Personalmente creo que eso es casi imposible  --  opinó Gazzola
-         No se ha vuelto a saber de ellos Avitzedek y aunque convengo en que es extraño lo sucedido, dudo que se trate de Darko y sabemos sin ninguna duda que Akram está muerto  --  dijo Mucci
-         Bueno, yo no conocí a ninguno de esos infelices, pero espero que no se trate de de ellos porque ya tenemos bastantes problemas con Lovets como Dòmine o Korsacov y particularmente no encuentro cómo sacarme de encima a Domenico  --  dijo Pietro con fastidio
-         No los llamé para preguntarles su opinión, sino para que averigüen qué diablos está sucediendo. Me trae sin cuidado si les gusta o no o si tienen problemas personales con alguno de los Lovets  --  dijo  mirando con intención a Pietro  --  así que quiero resultados lo antes posible.
-         Avitzedek, no es mi intención discutir tus órdenes y sin duda coincido en que sería pésimo descubrir ahora que los Levjaners siguen vivos, pero suponiendo que así fuese dudo mucho que sea información manejada por los sujetos a los que tenemos acceso  --  dijo Fiorenzo con cautela
-         Veamos, hasta donde sé los príncipes siguen siendo hombres ¿no?
-         Sí, pero en extremo vigilados  --  dijo Lázaro  --  Giulio no se mueve a ninguna parte sin Neverkov
-         Lo mismo aplica a Luciano, en su caso con Drachavo
-         Y el pequeño príncipe es vigilado por Yvaylo Sesviatsky y ya viste dónde terminó Giorgio  --  completó Pietro
-         Son ustedes muy decepcionantes  --  dijo Avitzedek  --  no les estoy pidiendo que vayan y le claven un maldito nelegasi en sus reales cuellos, lo que quiero es información señores y como ninguno de ustedes podrá conseguirla de ellos entonces utilicen a las únicas criaturas del universo a las que no se negarían a dejar entrar en su círculo y definitivamente en sus camas.
-         Avitzedek, después de lo que le sucedió a Luciano…
-         Eso fue hace más de quince años, y te aseguro que eso no le habrá quitado el gusto por las mujeres
-         No, pero sin duda lo ha hecho más cauteloso  --  dijo Lázaro
-         Avitzedek tiene razón  -- dijo Fiorenzo  --  Luciano sigue siendo el mismo sinvergüenza que ha sido toda su vida, siempre que la mujer en cuestión tenga un anillo en el dedo y obviamente sea bella, lo demás carece de importancia.
-         En el caso de Giulio aparte del requisito de la belleza, debe ser de sangre noble o ni siquiera se molestará en mirarla  --  dijo Lázaro
-         Y en el de Dylan aparte de las dos cosas anteriores, debe ser además culta  --  informó Pietro y Avitzedek rió
-         No me digas que las quiere solo para hablar o comenzaré a pensar que Giorgio tiene razón
-         No tengo idea de qué hará después con ellas, pero sí he escuchado sus conversaciones en los salones y huye de aquellas que solo hablan banalidades
-         Bien, entonces ya saben qué hacer  --  dijo Avitzedek
Después de eso había hablando con sus hijos y tal y como lo pensó, Giorgio le dijo que debía estar perdiendo el juicio si ahora iba a creer que esa vieja amenaza había resucitado, mientras que Gianfranco dijo que lo traía sin cuidado si los Levjaners estaban vivos o muertos porque él no iba por allí buscándose problemas con nadie. Avitzedek pensó que con Gianfranco era improbable que tuviese problemas, Giorgio era otro asunto pero ya había cumplido con advertirle y ahora solo era cuestión de esperar.

Swaney por su parte y siendo menos dotado intelectualmente que Avitzedek, pronto se había olvidado del cómo había sucedido aquello y estaba preocupado en los próximos pasos a seguir. Su situación era delicada porque contando con muchos menos seguidores que los otros dos clanes, estaba en verdaderos aprietos. No era que el clan Lothian fuese tan pequeño, pero la mayoría de sus miembros eran poco hábiles para sus fines, ya que se trataba de gente sencilla que o bien se dedicaban a sus vidas o se habían convertido en razverevied, sumado a todo esto, la mayoría estaba lejos de Inglaterra y hacerlos volver llamaría la atención de los desgraciados Yaroslávich que parecían no tener otra cosa qué hacer más que vigilar a los Lothian.
Otro asunto que preocupaba mucho a Swaney era la situación de André, se les estaban acabando los lugares para esconderlo, ya que el infeliz de Korsacov había desatado una persecución despiadada tanto en el reino como fuera de él, y en Francia no le iba mucho mejor porque Dòmine parecía conocer todos y cada uno de los rincones de aquel maldito país. Y lo que más molestaba a Swaney era que toda aquella persecución le impedía ponerse en contacto con André porque desde lo sucedido en Londres, su propia y no deseada vigilancia se había multiplicado y no había día que no recibiese la desagradable visita de Andrew Hill, o la de un muchachito muy molesto llamado James Harwich. De modo que su situación lucía muy complicada, pero como toda mente criminal pronto encontró la manera de resolver sus problemas.

Iván al igual que los demás Levjaners antiguos había dedicado su tiempo y su vida a la enseñanza superior de los Lovets en el Laki desde que Iziaslav les había dado la orden de desaparecer, convirtiéndose de ese modo en un Leychvytel, algo que siempre le hacía gracia teniendo en cuenta su poco formal personalidad. Iván había sido uno de esos levramzyk a los que todos calificaban de loco suicida antes de la maldición. Él al igual que Iliar, había ingresado a las filas del ejército de Iziaslav mucho antes de tener la edad apropiada para ello, y la primera vez que habían empuñado una espada en una batalla tenían doce años, pero a partir de ahí habían hecho una meteórica carrera labrándose la fama de pequeños pero peligrosos. Siendo ambos hijos de Levjaners, lógicamente estaban recibiendo formación para ello, pero habiendo sido tan inquietos desde la cuna, sus padres habían pensado que tal vez sus pequeños retoños no tendrían lo necesario para convertirse en Levjaners. No obstante, antes de cumplir los siete años Iván comenzó a dar muestras de cuál sería su habilidad, de modo que Darko se sintió muy contento y aunque Iliar lo había hecho un poco más tarde, ambos habían comenzado a ser preparados para Levjaners.
Sin embargo, esto no fue obstáculo para que Iván le diese tantos dolores de cabeza como fueron posibles a sus desventurados padres. Antes de ser víctimas de la maldición, la madre de Iván enfermó a raíz de un muy crudo invierno en la tundra siberiana muriendo sin que pudiesen hacer nada, y fue la primera vez que tuvieron una muestra clara del poder con el que Iván había nacido, porque la pobre leychitkar que había estado atendiendo a Elèa y luego de informarles que había muerto, de pronto se llevó las manos a la cabeza y al segundo siguiente estaba tirada en el piso sangrando por la nariz, la boca y los oídos, y lo que sorprendió a todos fue que para ese entonces, Iván solo tenía diez años. Aquello no se había repetido nunca más hasta que fueron alcanzados por la maldición, época en la que Iván se volvió incontrolable, pero finalmente había logrado estabilizarse convirtiéndose en una de las armas más poderosa con la que contó Iziaslav a la hora de las batallas.
Pero todo eso había sucedido mucho tiempo atrás, y ahora casi nadie conocía siquiera su nombre y mucho menos de lo que era capaz. Ese día había entrado al Valkinka y como sería la última vez que iría, al menos de manera inmediata, procedió a hacer limpieza general suprimiendo del recuerdo de todos aquellos con los que había estado en contacto, su imagen y cualquier otra cosa relacionada con su persona.
-         Muy impresionante ¿pero por qué?
-         Si algo no necesito es publicidad niño  --  le dijo una vez que estaban fuera  --  Y ahora escúchame bien, si no quieres terminar con el cerebro desecho sugiero aprovechar bien tu libertad, no hagas tonterías y no me provoques porque no me caracterizo por ser compasivo. En caso de que solo sospeche que estás haciendo algo que no debas, ya sabes a qué atenerte ¿me expresé con suficiente claridad?
-         Con claridad meridiana
Iván lo vio desaparecer y pensó que aunque los demás no estuviesen de acuerdo con su decisión con la posible excepción de Iliar, él estaba seguro de lo que hacía así como se había asegurado un método que no iba a fallar para encontrarlo en el improbable caso de que las cosas saliesen mal. Por el bien de aquel muchachito era mejor que nada saliese mal, porque contrariar a Iván Sesviatsky era la peor política si se quería sobrevivir y aquellos que lo habían hecho, lo habían descubierto con mucho perjuicio para sí mismos.

Cuando Franz Ehrlich aceptó aquella misión tan poco grata lo hizo por dos razones, la primera que bajo ninguna circunstancia le habría dicho que no a Istvan así le estuviese pidiendo que se lanzase de cabeza en la boca de un volcán, porque para Franz aquel individuo era su ejemplo a seguir, y la segunda, porque aquello involucraba la seguridad de sus pequeñas altezas reales. Franz era uno de esos Lovets metódicos y casi maniático con los detalles, de modo que desde el momento que le fue participada su misión, se dedicó a averiguar cuanto le fue posible acerca del tal Arlingthon y por supuesto Iván le proporcionó mucha información importante, así que ahora se encontraba en posición de decir que conocía a aquel individuo casi mejor que él mismo. Cuando llegaron a Inglaterra ya Franz lo tenía todo dispuesto y un carruaje los esperaba en las cercanías de Darnley
-         Franz  --  dijo Brian cuando atravesaron las puertas de acceso a la propiedad  --  en verdad quiero hacer esto bien
-         Me alegra saberlo
-         Este no ha sido tu mejor trabajo ¿verdad?
-         Aclaremos algo Brian, yo estoy dispuesto a ser tu amigo siempre y cuando no cometas tonterías, y te conviene recordar que no solo soy un Yaroslávich sino que soy un Lovet, de manera que aunque seas mi amigo, si te equivocas no dudaré en cortarte el cuello.
Brian ya estaba claro en la peligrosidad de aquellos individuos, fue la única cosa de utilidad que le enseñó André, y más que André fue Henri quien se lo dijo. Recordaba el día que los habían hecho presos y de ese día destacaba algo en particular, y era la feroz defensa de aquellos sujetos en beneficio del desgraciado de Danworth. Si bien él no le profesaba ninguna simpatía era obvio que los Lovets estaban dispuestos a dar la vida por él, y esa era una clase de lealtad que Brian no había visto ni en Louis ni en Henri por André y mucho menos en el necio de Armagnac. Tal y como había dicho quería hacer las cosas bien, pero el odio que sentía por Danworth era superior a sus buenas intenciones, de modo que solo esperaba no encontrárselo porque sin importar todas las explicaciones que Iván intentó darle, él seguía pensando que ese individuo era un mal nacido que había traicionado a su padre y engañado de alguna manera a su madre, porque de ninguna manera podía aceptar que aquellos bastardos fuesen producto del amor así Iván le hubiese dicho una y otra vez que los Devrigs no podían engendrar si no amaban y eran amados de la misma manera.
-         ¿Piensas entrar o te quedarás aquí hasta el anochecer?  --  preguntó Franz
Brian se dio cuenta que el coche se había detenido y su corazón comenzó a latir con violencia.
-         Ya estás en casa, ahora cálmate
Entre tanto en el comedor Derek que había supuesto que su madre habría mejorado después de la visita de Iván, insistía de nuevo con el asunto de la comida.
-         Mamá por favor, debes hacer un esfuerzo y comer algo más
Sophie miró con pena a su hijo, intentó sonreírle y se dispuso a comer algo más, pero justo en ese momento Istziar se tensó y aunque Derek siempre que estaba en casa mantenía su mente abierta, no hubo oportunidad de que ella le dijese qué le ocurría.
-         Tu hermano acaba de llegar  --  escuchó a Iliar
Por supuesto ya todos habían sido puestos sobre aviso de la próxima llegada de Brian, pero eso no lo hacía menos preocupante. Sin embargo, Derek mantuvo la calma e inmediatamente bloqueó sus pensamientos.
-         Buenas tardes madre
Sophie ahogó una exclamación y se puso de pie.
-         ¡Brian!  --  exclamó mientras corría hacia él
Derek había controlado cuidadosamente sus emociones y miraba a su hermano con atención, porque aunque Iliar le había explicado todo el proceso al que había sido sometido Brian, también le había dicho que con relación a Dylan no había podido hacer nada y Derek no había olvidado lo que percibió en su hermano la ocasión anterior. Como Istziar era menos hábil para el bloqueo y estaba verdaderamente preocupada por los aykeris, Iliar se encargó de protegerla, pero antes de separarse de su madre, Brian le había lanzado una mirada venenosa a la chica ya que sabía la razón por la que estaba allí.
Madeleine por su parte y como esta vez había sido advertida, conservó una calma admirable aunque estaba muy lejos de sentirla, y a pesar de que siempre había querido a su sobrino, en su opinión era un peligro que lo dejasen acercarse a los gemelos y debieron dejarlo donde estaba.
Después de saludar a Sophie, Brian se acercó a ella e igualmente le dio un abrazo, por último saludó con la misma efusividad a su hermano y luego fue presentado a Istziar a quien fingió no prestar atención para después presentar él a su vez a Franz. Ambos declinaron acompañarlos a comer y una vez que los demás terminaron, Sophie se puso de pie.
-         Le diré al mayordomo que prepare una habitación para el señor Ehrlich y tú vendrás conmigo a ver a tus hermanos
Istziar, Derek y Madeleine se tensaron, pero Brian parecía no tener ninguna intención de ver a los niños.
-         Eso tendrá que esperar madre, primero quiero ver a papá y al abuelo

Sophie entendió y no insistió para alivio de todos, pero estaban muy conscientes que era algo que no podrían evitar indefinidamente.

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