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sábado, 7 de febrero de 2015

Cap. 31 Cosas Inevitables



Durante la estancia de Iziaslav en Livingstone, como de costumbre Dylan había conversado mucho con él y entre otras cosas le preguntó algo en lo que había estado pensando.

-         Señor, entiendo que portar un Dykari o más bien un nelegasi está penado, pero todos sabemos que individuos como André, Savaresce o Lothian los tienen ¿no es eso suficiente para encerrarlos?

-         En el caso de Montreuil sí, y cada vez que lo ha exhibido ha terminado en Zatvor, pero en el de los otros no  --  le dijo Iziaslav para asombro de Dylan  --  Rybik, cuando decidí convocar la reunión para plantear la necesidad de una tregua porque no le veía sentido a seguirnos matando inútilmente, en la primera reunión fue evidente que no llegaríamos a ningún acuerdo inmediato, de manera que las tres familias designaron una comisión y los miembros de la misma se reunirían y discutirían los términos en los que se efectuaría esa tregua. De esas reuniones salieron algunas cosas buenas que se convirtieron en leyes, porque como debes suponer no todos los Savaresce ni todos los Lothian están locos, pero entre las exigencias que hicieron y en eso estaban de acuerdo tanto Swaney como Avitzedek, era en que se les permitiese portar Dykaris a los miembros de sus familias acogiéndose a la previa evaluación de su capacidad para ello. Sin embargo, fue algo con lo que nunca estuve de acuerdo porque sigo resistiéndome a armar a individuos de por sí peligrosos, pero al final ese fue el único punto en el que no se pudo llegar a un acuerdo y amenazaba con echar por tierra la hipotética posibilidad de una tregua efectiva. De modo que llegamos a una solución de compromiso,  solo a Avitezedek y a sus hijos, los que ya habían nacido y en ningún caso uno posterior, y a Swaney, se les permitiría el porte legal de un Dykari como prerrogativa por ser los jefes de sus clanes. De manera que es por eso que ellos pueden llevarlo pero los otros no aunque sabemos que lo hacen, la diferencia es que los de Swaney, Avitzedek y sus hijos son Dykaris originales mientras que los de los demás son nelegasis, y como dije aunque André y otros muchos fingen no tenerlos ya han estado presos por ello.

Dylan entendió que aunque no era un buen asunto sabiendo que al menos Swaney seguía empeñado en matarlos, no habían tenido otra opción para poder firmar la tregua y con ello habían logrado mantener sino una paz completa al menos una relativa, y teniendo en cuenta la naturaleza violenta de los implicados, eso ya era algo.

Por esos mismos días, Livingstone recibió otras dos visitas que ciertamente Dylan no esperaba, las de Madeleine y Phillipe. Por supuesto ellos no llegaron de improviso como lo había hecho Iziaslav, sino que Phillipe envió a Adrian para solicitar la venia de Dylan para visitar a su nieto. Aunque por algún motivo – que al menos los más cercanos a Dylan atribuyeron a la vergüenza – Dylan no se mostró muy inclinado a concedérselas.
-         Rybik  -- le dijo Itlar  --  no hay motivos válidos para negarles el derecho a verlo
-         Y con el perdón de Su Gracia  --  intervino Adrian que era otro estiradísimo inglés  --  para Phillipe el joven Saint-Claire es el centro de su vida y está tan preocupado que anoche tuve el temor de que colapsara.
-         Rybik, sabes que es justa su petición y ellos no representan una amenaza  --  le dijo Yvaylo
Finalmente Dylan no pudo negarse y concedió el permiso para que fuesen a Livingstone. Luciano que no había dicho absolutamente nada – para asombro de todos – en cuanto informaron que se acercaban, desapareció y no se dejó ver hasta la noche. Iziaslav no se marchó pero se aseguró que ellos no pudiesen verlo aunque él sí los vio a ellos, y Dylan pasó uno de los tragos más amargos de su vida al enfrentarse a Phillipe y todos los remordimientos lo golpearon de nuevo con violencia. Con Madeleine no pasó del cortés y frío saludo, pero a ella le quedó claro que aquel hombre se moría de la vergüenza, de modo que no hizo ningún intento por establecer una conversación con él, y volvió a lamentar que las cosas tuviesen que ser así.
Por esos mismos días como Istvan había recibido la autorización de Iziaslav para informar a Phillipe acerca de la transformación de Brian, ya que en su opinión y dadas las circunstancias él también debía estar al tanto, fue a Cleves a cumplir con ese trámite. Siendo que Phillipe no sabía nada acerca de los gemelos, si bien se sintió afectado por la noticia y entendió el por qué era considerado un peligro, no se mostró tan horrorizado como Madeleine.

Istziar aunque había querido ir de nuevo a Livingstone, se vio imposibilitada de hacerlo porque Yvaylo se presentó sorpresivamente en Darnley y le informó que Iziaslav estaba allá, de modo que durante los próximos días a Istziar estuvo consumiéndola la angustia

En el caso de Kendall había ido a diario, pero sus visitas se habían convertido en un calvario para Dylan porque el individuo seguía tercamente empeñado en lo mismo.

-         ¡Definitivamente soy un inepto!  --  exclamó furioso al entrar al salón y después de una de las visitas de Kendall

-         No necesariamente  --  dijo Yvaylo    

-         ¿Ah no?  --  siguió vociferando  --  ¡Entonces explícame esto!

-         ¿Qué está sucediendo?  --  preguntó Iziaslav haciendo su entrada en ese momento

-         Lo siento señor  --  se disculpó Dylan apenado, pero Lucien era Lucien

-         Lo que sucede es que tu hijo pequeño es un imbécil que aun no se ha dado cuenta que no es un inepto como está gritando, sino que el necio de Arlingthon obviamente está bajo la influencia de algún hábil agente de Swaney

-         ¿Cómo has dicho?  --  volvió a gritar Dylan

-         Vamos hombre, abre los ojos  --  dijo Lucien  --  ¿Realmente crees que Arlingthon es tan patriota, y  tan inteligente como para haber llegado a concebir semejantes ideas? Porque si es así…

-         ¡Luciano!  --  lo interrumpió él  --  Lo que estás diciendo es…  --  pero parecía no encontrar un calificativo apropiado

-         Es posible  -- dijo Iziaslav y Dylan lo miró con horror  --  Lucien tiene razón, no conozco bien a Kendall Arlingthon pero te conozco a ti, y sé positivamente que no eres un inepto, y aparte de eso llevas veinte años desenvolviéndote entre los humanos y utilizando tus habilidades con éxito.

-         Pero… eso es…

-         Eso es un serio error  --  dijo mirando a los Levjaners  --  ¿Alguien puede explicarme cómo sucedió esto?

-         Dum horiani sarì  --  se disculpó Itlar  --  nuestra misión es proteger a los sizvitels, y aunque sabemos que Arlingthon está vigilado, no sabemos mucho más

-         Por mucho que lo vigilen hay momentos en los que NO pueden hacerlo, y conocemos su debilidad por las mujeres hermosas, así que me apuesto el nombre a que es así como lo están haciendo  --  le dijo Lucien a Iziaslav cuando sus miradas se encontraron, después de lo cual Iziaslav volvió a mirar a Dylan

-         Rybik, deja de mortificarte por lo que dice, estoy seguro que después de lo sucedido hace tres noches, Istvan tomó las medidas necesarias para evitar que vuelva a verse mezclado en una situación como la anterior  --  le dijo

Sin embargo, él se había sentado y tenía la mirada perdida mientras se preguntaba cómo había podido ser tan necio como para no darse cuenta.


Después de la precipitada marcha de Iziaslav, y siendo que Derek había comenzado a mejorar rápidamente, Dylan reanudó sus paseos matutinos. Eventualmente se encontraba con Kendall pero intentaba no prestar atención a lo que su amigo decía siguiendo el consejo de Iziaslav.

Un par de días después, Derek estuvo en condiciones de regresar a su casa, pero antes de partir Itlar e Yvaylo lo pusieron al corriente de la visita de Brian a Darnley. Eso casi hizo que el chico sufriese un paro cardíaco y todas las imágenes que lo habían atormentado el día en cuestión, volvieron multiplicadas. De modo que luego de una muy apresurada despedida y agradecimiento a Dylan, partió a toda prisa.

Sophie se alegró mucho de tenerlo de vuelta, pero a pesar de que Aleksèi había dicho que ya Derek podía estar levantado y solo había limitado sus salidas, ella se empeñaba en que permaneciese en su habitación, lo que resultó en directo perjuicio para la salud mental de Derek, ya que los gemelos aparecían inopinadamente en ella y por supuesto Istziar tenía que ir por ellos. No obstante, y aunque quedó demostrado que aquel muchachito tenía una voluntad de hierro, el amor puede ser un amo cruel que finalmente termina por imponerse, porque una noche después de haber estado encerrado en la biblioteca después de cenar y cuando estuvo seguro que todos se habían retirado a descansar decidió subir, pero al pasar por la habitación de Istziar escuchó el sonido de cristales rotos y un gemido. Sin siquiera detenerse a pensarlo irrumpió en la habitación y la vio sentada en el piso con el rostro entre las manos pero con las mismas ensangrentadas. Se acercó a toda velocidad y sujetó sus muñecas retirándolas de su rostro.

-         ¿Istziar qué sucedió? 

La pregunta habría sido del todo innecesaria si se hubiese fijado que los restos de un vaso estaban esparcidos por el piso y sobre el vestido de la chica, de modo que cabía suponer que simplemente había apretado el mismo con excesiva fuerza esparciendo la lluvia de cristales a su alrededor.

-         Lo siento… yo…

-         Espera  --  le dijo él

Pero mientras Istziar miraba sus ojos, él había extraído su pañuelo y retiraba con cuidado algunos trozos de cristal que se habían incrustado en las palmas de sus manos. Después de eso la hizo ponerse de pie y caminó hasta la jofaina que reposaba sobre un pedestal de madera finamente labrada, humedeció el pañuelo y regresó para limpiar con él los restos de sangre del rostro y las manos de Istziar.

-         Gracias  --  dijo ella que tenía verdaderas dificultades hasta para respirar con normalidad teniéndolo tan cerca

-         ¿Estás bien?

Mientras había estado distraído ocupándose del problema inmediato, todo había marchado con normalidad, pero cuando sus ojos se encontraron fue como si de pronto se hubiese desatado una furiosa tormenta en su interior. Derek sabía que tenía que correr, que debía alejarse a toda prisa pero sus piernas no le obedecían y sus manos más traidoras aún, una se posó en la cintura de Istziar y la otra se elevó hasta su rostro. Istziar había contenido la respiración y toda idea de correr abandonó sus pensamientos. El mundo parecía haberse reducido a los ojos que la mantenían más cautiva que sus brazos y con inexorable lentitud sus labios hicieron contacto. El muy precario control que los había mantenido a distancia, huyó con los últimos vestigios de consciencia, y lo único que parecía subsistir era la necesidad de beberse hasta el último aliento y saborear cada centímetro de sus pieles.

Derek estaba muy lejos de ser un Devrig, pero no por eso actuó con menos violencia al destrozar las ropas de Istziar y siendo que ella sí lo era, no le fue mucho mejor a las prendas de él. No hubo tiempo ni ocasión para palabras ni para vanas declaraciones de lo que estaba más allá de lo explicable, porque la necesidad de sentirse y por tanto tiempo postergada se adueñó de todos los espacios.

Si bien Derek era un caballero bien nacido, en aquel momento estaba actuando como un corsario que asalta una plaza recién capturada. Su boca saqueó sin compasión cada planicie, cada colina y hasta el último rincón del paisaje rehén de sus brazos, mientras que sus manos incendiaron todo a su paso derrumbando cualquier posible resistencia.
Si Istziar tuvo o no la intención de oponer aunque fuese una débil defensa, esta se hizo añicos, porque la sola cercanía de Derek le impedía hasta pensar, sin contar con que sus besos y sus incendiarias caricias habían elevado la temperatura de la sangre en sus venas hasta casi el punto de ebullición.

Cuando Derek venía de vuelta después de haber marcado como suyo cada centímetro de su piel, se encontró con dos brillantes gemas color carmesí, pero lejos de impresionarse por ello, una sonrisa casi perversa se dibujó en sus labios y con precisión invadió el último e íntimo rincón declarando de facto su posesión absoluta, mientras Istziar clavaba las uñas en su espalda.

Mucho rato después, con la respiración y los sentimientos en caótico desorden, ambos intentaban con poco éxito recuperar la cordura. Istziar sabía sin sombra de duda que su corazón, sus pensamientos y hasta su vida le pertenecía al sujeto que estaba a su lado y que aun hacía esfuerzos por recuperar el ritmo normal de su respiración. Mientras que Derek miraba al techo y se preguntaba en qué demonios había estado pensando para haber perdido la caballerosidad, el buen sentido y el control absoluto de sus actos, y escuchó reír a la vocecita maligna que había estado atormentándolo día y noche al decir: era inevitable

Derek podía tener muchísimos defectos, pero la necedad no era uno de ellos, en cambio se caracterizaba por ser muy práctico, y habiendo llegado a la conclusión de que no podía luchar una batalla perdida, se volvió y pasó un brazo por la cintura de Istziar haciendo que ella abriese los ojos, pero antes de poder decir nada, sus labios descendieron sobre los suyos en un beso mucho menos voraz que los de hacía un momento atrás. Cuando se separó, comenzó a pasar un dedo por el contorno de su rostro como si lo estuviese delineando.

-         No voy a disculparme por mi discutible caballerosidad ni por mi deplorable comportamiento, porque estaría incurriendo en una tercera falta al mentir con descaro, así es que aunque tarde, espero aceptes la verdad más grande de mi vida y es que… te amo Istziar Korsacov

Istziar no sabía si reír o llorar ante aquel extraño discurso que estaba a medio camino entre una disculpa y una declaración de amor, vestidas ambas cosas de suprema desvergüenza. De manera que aun sin quererlo estaba haciendo las dos cosas y Derek arrugó el entrecejo.

-         A ver señorita, me gustaría pensar que esa sonrisa es de alegría y no de burla, y que esas lágrimas son de emoción y no de tristeza o decepción, porque con lo primero romperías mi corazón y con lo segundo lastimarías mi orgullo ya que no creo ser tan mal amante como para…

Pero no pudo concluir porque Istziar prescindiendo de las palabras de las que en su opinión Derek parecía tener un arsenal inagotable, lo atrajo hacia sí silenciándolo con un beso.

-         ¿Alguna vez te han dicho que hablas demasiado?  --  le preguntó un momento después

-         Muchas veces

-         ¿Y que eres un desvergonzado?

-         Más aún  --  dijo él riendo --  aunque en tu beneficio puedo utilizar mi lengua de forma mucho más provechosa  --  agregó

Y haciendo gala de la mencionada desvergüenza la apresó firmemente en sus brazos y después de un largo beso, y luego de casi tres años de noches prácticamente insomnes o de sueños poblados de imágenes que solo amenazaban su salud mental, Derek cayó en un pacífico y profundo sueño.

Sin embargo, le pareció que apenas se acababa de dormir cuando alguien lo sacudía y escuchó en forma lejana su nombre. Al principio pensó que de nuevo estaba soñando con Istziar e intentó abrir los ojos ya peleándose consigo mismo por aquella manía enfermiza, cuando se tropezó con los ojos de ella.

-         ¿Istziar?  --  preguntó confuso incorporándose en la cama

Una rápida mirada a su alrededor le indicó varias cosas precisas. La primera que aquella no era su cama, y la segunda que por el desorden reinante, no se había tratado de un sueño. Después que sus recuerdos estuvieron en el lugar correspondiente, intentó atraerla hacía sí pero se dio cuenta que ella a diferencia de él, estaba inconvenientemente vestida y empeñada al parecer en echarlo de su cama.

-         Derek debes volver a tu habitación

-         ¿Y por qué habría de hacer algo tan estúpido? Todo lo que quiero está en ésta  --  dijo intentando retenerla a su lado

-         Ya casi va a amanecer  y yo debo ir a atender a los aykeris

En un gesto por demás infantil, Derek se recostó de nuevo y se tapó hasta la cabeza haciendo que Istziar riese.

-         Vamos Derek, pareces un rybik  --  y él asomó los ojos

-         Creí que no tenías dudas al respecto, pero puedo aclarártelas todas si te avienes a…

-         ¡Derek!

Con un exageradísimo suspiro de resignación, Derek volvió a incorporarse en la cama pero al ver que Istziar tomaba un frasco de la veladora la miró con desconfianza.

-         Ya no debo tomar ninguna otra asquerosa…

-         Haz silencio y vuélvete  --  lo interrumpió ella

-         ¿Por qué?

-         Porque te lo estoy pidiendo  --  le dijo ella dándole un fugaz beso en los labios

-         Eso es chantaje  --  pero ella se limitó a reír y él se volvió obedientemente

Istziar humedeció un trozo de tela y comenzó a aplicar el líquido en la espalda de Derek y él soltó un quejido.

-         ¿Qué demonios…?

-         Lo siento  --  dijo ella dándole un beso en el cuello y él recordó el arañazo que había sentido  hacía unas horas y sonrió

Después que Istziar terminó, él miró alrededor buscando sus ropas pero aunque las encontró, éstas habrían resultado del todo inútiles debido al estado en el que habían quedado, de modo que la miró con sonrisa maligna.

-         Creo señorita Korsacov que es usted bastante…

-         ¡Derek!  --  lo interrumpió ella enrojeciendo hasta la raíz del cabello, con lo que provocó la descarada risa de él  --  Iré por tu ropa  --  dijo saliendo a toda prisa de la habitación

Un momento después regresó con todo lo necesario pero Derek conduciéndose como si aquella fuese su habitación, ya se había introducido al cuarto de baño, de modo que Istziar pensó que con aquel individuo no había nada qué hacer. Dejó las ropas sobre la cama y salió porque escuchó que ya los niños habían despertado.

Una vez que Derek salió, se vistió con toda su calma pero al ver la chaqueta sonrió y ni se molestó en agarrarla.

-         Creo que aun no me conoces bien amor  


Caminó hacia la puerta, asomó la cabeza con cuidado y como no vio a nadie en el pasillo, abandonó la habitación. Se fue directo a las caballerizas pero tuvo que esperar un poco, porque como Aleksèi le había dicho que esperase unos días antes de salir por ahí, no le tenían su montura lista, algo que James se encargó de recordarle y a lo que él no prestó ninguna atención, y en cuanto se la trajeron se subió y salió a escape. A pesar de que ya estaban en otoño, a Derek no le molestó el aire frío que lo estaba golpeando y por primera vez en mucho tiempo volvía a sentirse realmente vivo y feliz. Divisaron a lo lejos a Dylan y a Luciano y enfilaron hacia allá, no sabía Derek en ese momento que aquel encuentro iba a acarrearle un día muy agitado.

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