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jueves, 5 de febrero de 2015

Cap. 28 Zatvor



Las únicas personas en el mundo que sabían la ubicación de Zatvor eran los Levjaners, los Lovets e Iziaslav por supuesto. Cuando un criminal era trasladado hasta allí, no tenía tiempo de ubicarse, pero lo cierto era que una vez llegados al sitio solían pensar que sin duda habían sido llevados al infierno. Casi todos los que habían estado en Zatvor y habían salido, decían que tenían idea de haber llegado hasta la cúspide de una montaña helada primero, para luego descender y atravesar una especie de pantano y encontrarse de pronto en la profundidad de una cueva.
Lo cierto era que Zatvor estuviese donde estuviere, era un sistema de cuevas subterráneas húmedas y frías. Los presos eran recibidos en la galería principal, que era una cueva relativamente amplia donde se encontraba un grupo de Lovets que tomaba los datos del detenido y recibía las pertenencias del mismo. Después de este trámite era conducido a través de un corto pasadizo hasta otra cueva un poco más pequeña donde se encontraba un Lijenik que examinaba al sujeto y atestiguaba en qué estado físico había sido ingresado. Una vez cubierto este paso, volvían a la galería principal donde le era asignada una celda, después de lo cual se internaban en un pasadizo mucho más largo que el anterior y que debía conocerse muy bien porque tenía toda la apariencia de un laberinto que descendía cada vez más, por lo que los presos solían pensar que caminaban hacia el centro de la tierra. Las celdas eran todas iguales, un reducido cubículo con paredes de sólida roca y obviamente sin ventanas. Pegado a una de las paredes había un catre que constituía todo el mobiliario de la celda, y en otro rincón de la misma había un hoyo en el piso que hacía las veces de excusado. De modo que cuando el detenido llegaba hasta allí, entendía a cabalidad cuando algún Lovet le había dicho que no volvería a ver la luz del sol, porque no era solo una expresión que indicase encierro, sino que era algo absolutamente literal.

Henri D’Albret llevaba cientos de años siendo Devrig, pero a pesar de haber estado estrechamente relacionado con André, jamás había sido detenido, y al igual que Brian, procedía de una familia noble y ambos estaban  acostumbrados al lujo y a la comodidad, de modo que al llegar a Zatvor, los dos experimentaron más o menos la misma sensación. Después de cubrir la primera parte de su ingreso, fueron conducidos a las celdas, pero en cuanto los Lovets abrieron las rejas, colocaron las teas encendidas en sus soportes y ellos pudieron ver sus respectivas celdas, un sentimiento de claustrofóbico horror los invadió.
Ni Istval ni Edin tenían la obligación de bajar a las celdas con los detenidos, pero en aquella oportunidad lo hicieron porque tenían un interés especial en aquellos dos. De modo que cuando los Lovets se hicieron a un lado para que ellos entrasen, pudieron percibir con toda claridad lo que ambos chicos estaban pensando y sintiendo.

-         Tal vez sus armarios sean más grandes, pero de momento ustedes son menos importantes que sus ropas, así que espero disfruten del alojamiento  --  dijo Istval empujando a Henri dentro

Edin fue un poco menos brusco con Brian pero igual lo hizo entrar a la suya, pero en el momento que se cerraron las rejas con fatal finalidad, Brian entró en pánico y se volvió con mirada aterrorizada.

-         ¿Cuánto tiempo van a dejarme aquí?

-         El tiempo que nos parezca conveniente  --  dijo Istval

Dicho esto les dieron la espalda y comenzaron a alejarse. Henri pudo percibir el terror de Brian y aunque él no estaba mucho mejor, sabía que era de vital importancia conservar la calma. André ya había estado en Zatvor y evitaba hablar de ello, pero en una ocasión lo había escuchado decirle a Louis que también había sido residente temporal de aquel espantoso lugar, que había que ser muy fuerte y mantener la calma si se quería conservar la razón, porque entre la oscuridad, el aire enrarecido del encierro, el frío y los gritos de los desdichados que llevaban mucho tiempo allí, era fácil perderla. De manera que hizo lo que pudo por tranquilizar a Brian, lo que le sirvió a él mismo porque al estar distraído con Brian, no pudo pensar en sí mismo.

No tenían forma de saber cuánto tiempo había transcurrido, porque en ese lugar no había ni una miserable ventana, pero imaginaban que era mucho. Henri le preguntó a uno de los Lovet que fue a llevarles la comida pero este se limitó a decirle que no era asunto suyo. Aunque se mantenía atento, Henri había logrado dormir un poco pero Brian no, lo que unido a la desesperación y a los gritos que escuchaban cada cierto tiempo, habían comenzado a causar estragos en él.


Tanto Istval como Edin se mantuvieron al tanto de cómo iban sus nuevos huéspedes durante los próximos tres días. Eventualmente hacían un alto en la búsqueda que se había organizado para atrapar a André y se trasladaban a Zatvor para ver si había novedades, porque aunque no era usual, en ocasiones los criminales que eran encerrados por primera vez, comenzaban a acusar los efectos del encierro muy pronto, y si tenían suerte también pedían a gritos hablar con alguien para confesar o delatar a sus cómplices.
Según los Lovets, Brian estaba al borde del colapso, mientras que Henri si bien no estaba en óptimas condiciones, lucía mucho más tranquilo, algo que ya ellos se esperaban.

Como había dicho Edin, Henri era inteligente y una de las primeras cosas que había hecho ya que trabajaba para un criminal sin consciencia, era informarse bien acerca de las leyes por las que se regían, qué cosas o actividades estaban tipificadas cómo delito y las penas que se imponían a las mismas, y aunque sus actividades rara vez lo obligaban a ser violento, también se había mantenido cuidadosamente lejos de cometer delitos que llevasen a los Lovets a perseguirlo, y las pocas veces que lo había hecho, había procurado no dejar un rastro que lo implicase.  De modo que Henri había pasado esos días diciéndose que lo único que habrían podido tener en su contra habría sido porte ílicito, pero siendo astuto como era y previendo que el lugar podría estar lleno de Lovets, había dejado su nelegasi en lugar seguro, de modo que si estaba allí era porque sospechaban que había sido él quien transformase a Brian, pero una vez que comprobasen que no era así y sabía que tenía derecho a exigir esa comprobación si no la hacían en breve, no podrían acusarlo de nada y tendrían que soltarlo. Ahora, ¿por qué habían detenido a Brian? eso sí era un misterio para él, porque a pesar de que había insultado y amenazado a un sizvitel, teniendo en cuenta que era un nya, lo normal habría sido que lo tratasen como víctima y no como criminal, pero como no tenía una respuesta para eso, tendría que esperar a ver qué sucedía a continuación.
Otra cosa que rondaba su mente era el sorpresivo descubrimiento que habían hecho y no dejaba de preguntarse cómo era posible. Él a diferencia de otros Devrigs mucho más necios, había creído desde un principio la historia acerca de la sangre Saint-Claire, y había comprobado muy de cerca la veracidad del hecho, de modo que no encontraba explicación posible a que aquellos niños fuesen hijos de una Saint-Claire y un Devrig. Pero de lo que sí estuvo seguro, fue  que a esas alturas ya Louis se lo habría informado a André y aquellos chicos tenían sus días contados.
Al pensar en André sintió mucha ira, porque él había dicho que le parecía un riesgo permitir que Brian se acercase a su padre en aquel momento, primero porque al igual que la vez anterior, no estaba lo bastante preparado aun, y segundo porque con las cosas tan agitadas como estaban en Inglaterra, con toda seguridad habría una gran cantidad de Lovets vigilando a Swaney y a sus hombres para evitar que las complicase aun más. Así que su ira obedecía a que los hechos habían demostrado que tenía razón, porque si Brian no estaba preparado para enfrentarse a su padre después de la forma en que André lo había estado envenenando en su contra, desde luego menos lo estaba para enfrentar a Dylan Danworth, y tal y como había dicho, la rápida aparición de Korsacov y Dòmine refrendaban su primera objeción. De modo que era la necedad de André lo que los había conducido a aquella asquerosa pocilga.
Henri sabía bien qué era lo que tenía André en contra de Danworth y de los Arlingthon, ya que ellos le habían fastidiado un plan muy bien trazado para hacerse con la fortuna tanto de Armagnac como con la de los Saint-Claire, aunque nunca había entendido cuál era la necesidad de aquel individuo por acumular riquezas que en realidad no necesitaba, era un Devrig y podía conseguir cualquier cosa que se le antojase sin necesidad de matar a media humanidad. Pero si bien estaba al tanto de eso, no tenía ni idea de cuál era su manía con Lucien Yaroslávich. Era verdad que por principio todo Lothian debía odiar a los Yaroslávich aunque particularmente a él lo traían sin cuidado, pero André parecía tenerle especial odio a Lucien, y Henri siempre se había preguntado la razón. Pero sus pensamientos se vieron bruscamente interrumpidos.

-         ¡D’Albret! 

Henri se levantó con rapidez al escuchar que abrían la reja pero no se movió de donde estaba.

-         Camina  --  le dijo el Lovet

El obedeció y aunque le habría gustado pensar que ya iba a salir de aquel lugar, sabía que no era así. Lógicamente Brian que estaba en la celda contigua había escuchado, de modo que si bien Henri parecía no sentir curiosidad, él sí.

-         ¿Dónde lo llevan?

-         A dar un agradable paseo  --  le contestó el Lovet

No le dijeron nada más y los escuchó alejarse. Henri le había dicho que sin duda los dejarían salir pronto porque no tenían nada en su contra, pero desde hacía mucho Brian se preguntaba qué consideraría Henri como pronto porque fuese lo que fuere, él estaba en total desacuerdo y le parecía que llevaba una eternidad allí. Aparte de lo espantoso de aquel lugar, el frío lo estaba matando, de modo que volvió a sentarse y cruzó los brazos intentando conseguir algo de calor.

Henri fue conducido a través de aquel interminable laberinto de pasadizos hasta otro espacio de la cueva que no difería en mucho del lugar del que acababan de sacarlo, la novedad estaba en que aparte de ser un poco más grande, en lugar de una cama lo que había era una mesa y un par de sillas. Y aunque no se alegró especialmente al ver quién estaba allí, al menos no se trataba de Korsacov a quienes todos temían por igual.

-         S'il vous plaît  --  dijo Edin señalando una de las sillas

Henri se acercó a la mesa, movió la silla, se sentó y esperó. Por su actitud, Edin supo que aquel sujeto no diría nada, o al menos nada realmente útil.

-         Creo que el clima de acá no te sienta Henri

Aquello era algo evidente, porque si bien aun no mostraba señales serias de hipotermia, al sentarse había cruzado los brazos y Edin había notado que aparte de que aquella era una señal inconsciente de cierre, también obedecía a que tenía frío, algo que denotaban igualmente sus labios azulados. No obstante y como no era una pregunta, Henri guardó silencio.

-         Vamos a ahorrarnos tiempo  --  prosiguió Edin  --  no hay un verdadero motivo para que tú estés aquí, pero sabes que puedo retenerte por tiempo indefinido a menos que decidas colaborar

-         Eso es inexacto  --  dijo Henri  --  no puedes tenerme aquí más de ocho días si no tienes ningún cargo en mi contra, a menos que pienses violar nuestras leyes

-         Me alegra que conozcas las mismas pero te equivocas, porque según los procedimientos establecidos, tengo derecho a retenerte el tiempo que estime necesario hasta completar la investigación en curso, así que en realidad dependerá más de ti que de mí tu permanencia en este lugar

Henri evaluó su situación. Lo único que podían estar buscando era la identidad del izbretel de Brian porque no habían alcanzado a hacer nada más, y era algo que averiguarían más temprano que tarde, porque Louis era hábil pero sin la debida vigilancia cometería cualquier atrocidad en breve y sería atrapado, de modo que eso podía decírselos sin mayores riesgos. Pero al mismo pensó que si iban tras André y era algo muy probable,  ahí si no podía hacer nada, porque André era un sujeto hábil que no compartía información con nadie a menos que lo considerase estrictamente necesario y de su especial interés, de modo que en caso de haber estado dispuesto a ello, no podría decirles nada que ellos no supiesen. Hizo una mueca inconsciente porque de pronto sintió que la cabeza le dolía de manera atroz, pero se obligó a prestar atención y miró de nuevo a Edin.

-         ¿Y de qué modo podría serte yo útil en una investigación Dòmine?

-         Por empezar podrías decirme quién ordenó la transformación de Brian Arlingthon

-         No, eso es algo que de haber sido ordenado por alguien, escapa a mi conocimiento

-         ¿De veras? Es decir que si más adelante descubro que fue ordenada por… Montreuil por ejemplo, y que tú estabas enterado, podré procesarte por perjurio ¿no?

-         Claro, son las leyes ¿no?  --  dijo con fría tranquilidad

Y eso era algo de lo que estaba bastante seguro, porque aunque André había aprovechado diligentemente la transformación de Brian, nunca la ordenó y en opinión de Henri, André quería a todos los Arlingthon muertos y  simplemente la decisión de Louis le había resultado útil, de modo que no estaba mintiendo.

-         Bien  --  dijo Edin  --  ¿Quién es el izbretel de Brian?

Henri aun dudó un momento, porque si bien había llegado a la conclusión de que no lo afectaba en nada decir la verdad, y tal vez le estaría haciendo un favor a Louis porque un posible castigo por transformación era mejor que uno quién sabe por qué barbaridad, no le gustaba mucho la posición de tirar de cabeza a lo más cercano a un amigo que había tenido. Sin embargo, por muy inteligente que fuese Henri, no tenía el nivel de preparación de un Lovet, y ya Edin había determinado sin necesidad de que Istval – que había estado todo el rato pero invisible -  se lo dijese,  no solo que él lo sabía, sino que estaba dispuesto a decirlo pero que la lealtad lo estaba amordazando.

-         A ver Henri, ya que conoces bien nuestra legislación, estarás al tanto que la pena por encubrimiento te acarrearía el doble del castigo del delito en cuestión, de modo que en este caso, y dependiendo de las circunstancias en las que se haya efectuado la transformación en discusión, puede ir desde un año hasta cinco, lo que se te convertirían a ti desde dos hasta diez. Así que te lo preguntaré una vez más ¿Quién es el izbretel de Brian Arlingthon?

-         Louis Boicicault  --  dijo después de unos minutos más de obstinado silencio

Istval maldijo internamente al igual que Edin, porque habrían preferido que fuese Henri y no Louis, ya que si bien no le tenían ningún aprecio a Henri al menos sabían que no era un asesino maniático, mientras que Louis era una hechura de André y ya había estado en un par de ocasiones en Zatvor. De modo que la situación de Brian no se veía muy favorable.

-         ¿Dónde está André?  --  preguntó Edin sorprendiéndolo porque esperaba que le preguntase por Louis

-         No lo sé

-         Henri, trabajas para André de Montreuil, así que me perdonarás si no puedo creerte

-         Eso es asunto tuyo y no mío  --  dijo él 

-         Pero lo que sí es tu asunto es que permanecerás aquí por un largo período de tiempo por obstrucción a una investigación

-         Dòmine, no puedes mantenerme aquí si no he cometido ningún delito y no lo he hecho, porque no es un crimen no saber   --  dijo acentuando las últimas palabras

-         Probemos de otro modo  --  dijo Edin  --  ¿Dónde estaba la última vez que lo viste?

-         En su casa de Londres

-         ¿Y a dónde pensaba ir después?

-         No soy adivino Dòmine  --  dijo con fastidio  --  Se suponía que lo veríamos allí esa misma noche  --  agregó sin inconvenientes

Él sabía que eso no les serviría de mucho, porque al ver que no regresaban, André con toda seguridad se había marchado. Aquel sujeto había pasado los últimos cinco años cambiando de lugar en forma constante, algo que era lógico porque después de haber cometido la estupidez de exhibir a Pierre cuando aún no estaba adecuadamente preparado, sabía que si los Lovets le ponían las manos encima se pasaría otra buena temporada en Zatvor.  
Henri fue devuelto a su celda y ellos se reunieron con Istvan cuando les avisaron que acababa de llegar.

-         ¿Lograron algo?  --  preguntó

-         Aparte del nombre del izbretel de Brian, nada más  --  dijo Edin  --  porque en realidad no sabe nada o está muy bien guardado

-         Aunque si me autorizas a ser menos delicado, es posible que nos enteremos de algo interesante  --  dijo Istval

Istvan sabía que su hermano no precisaba de autorización y estaba dispuesto a apostar su cabeza a que ya lo había hecho pero no había encontrado nada. De modo que ignoró su comentario y miró a Edin.

-         ¿Quién?

-         Boicicault

Istvan tuvo la misma reacción de Edin porque conocía bien al sujeto, de modo que con un suspiro de resignación ordenó que Brian fuese llevado a la estancia de interrogatorios, pero al mismo tiempo envió un mensaje urgente a Iván, y mientras se dirigía a ver a Brian pensó que de veras aquel pobre chico estaba en muchos problemas.


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