Las únicas personas en el mundo que sabían la ubicación de Zatvor eran los
Levjaners, los Lovets e Iziaslav por supuesto. Cuando un criminal era
trasladado hasta allí, no tenía tiempo de ubicarse, pero lo cierto era que una
vez llegados al sitio solían pensar que sin duda habían sido llevados al
infierno. Casi todos los que habían estado en Zatvor y habían salido, decían
que tenían idea de haber llegado hasta la cúspide de una montaña helada
primero, para luego descender y atravesar una especie de pantano y encontrarse
de pronto en la profundidad de una cueva.
Lo cierto era que Zatvor estuviese donde estuviere, era un sistema de
cuevas subterráneas húmedas y frías. Los presos eran recibidos en la galería
principal, que era una cueva relativamente amplia donde se encontraba un grupo
de Lovets que tomaba los datos del detenido y recibía las pertenencias del
mismo. Después de este trámite era conducido a través de un corto pasadizo
hasta otra cueva un poco más pequeña donde se encontraba un Lijenik que
examinaba al sujeto y atestiguaba en qué estado físico había sido ingresado.
Una vez cubierto este paso, volvían a la galería principal donde le era
asignada una celda, después de lo cual se internaban en un pasadizo mucho más
largo que el anterior y que debía conocerse muy bien porque tenía toda la
apariencia de un laberinto que descendía cada vez más, por lo que los presos
solían pensar que caminaban hacia el centro de la tierra. Las celdas eran todas
iguales, un reducido cubículo con paredes de sólida roca y obviamente sin
ventanas. Pegado a una de las paredes había un catre que constituía todo el
mobiliario de la celda, y en otro rincón de la misma había un hoyo en el piso
que hacía las veces de excusado. De modo que cuando el detenido llegaba hasta
allí, entendía a cabalidad cuando algún Lovet le había dicho que no volvería a
ver la luz del sol, porque no era solo una expresión que indicase encierro,
sino que era algo absolutamente literal.
Henri D’Albret llevaba cientos de años siendo Devrig, pero a pesar de haber
estado estrechamente relacionado con André, jamás había sido detenido, y al
igual que Brian, procedía de una familia noble y ambos estaban acostumbrados al lujo y a la comodidad, de modo
que al llegar a Zatvor, los dos experimentaron más o menos la misma sensación.
Después de cubrir la primera parte de su ingreso, fueron conducidos a las
celdas, pero en cuanto los Lovets abrieron las rejas, colocaron las teas
encendidas en sus soportes y ellos pudieron ver sus respectivas celdas, un sentimiento
de claustrofóbico horror los invadió.
Ni Istval ni Edin tenían la obligación de bajar a las celdas con los
detenidos, pero en aquella oportunidad lo hicieron porque tenían un interés
especial en aquellos dos. De modo que cuando los Lovets se hicieron a un lado
para que ellos entrasen, pudieron percibir con toda claridad lo que ambos
chicos estaban pensando y sintiendo.
-
Tal vez sus armarios sean más
grandes, pero de momento ustedes son menos importantes que sus ropas, así que
espero disfruten del alojamiento -- dijo Istval empujando a Henri dentro
Edin fue un poco menos brusco con Brian pero igual lo hizo entrar a la
suya, pero en el momento que se cerraron las rejas con fatal finalidad, Brian
entró en pánico y se volvió con mirada aterrorizada.
-
¿Cuánto tiempo van a dejarme aquí?
-
El tiempo que nos parezca
conveniente -- dijo Istval
Dicho esto les dieron la espalda y comenzaron a alejarse. Henri pudo
percibir el terror de Brian y aunque él no estaba mucho mejor, sabía que era de
vital importancia conservar la calma. André ya había estado en Zatvor y evitaba
hablar de ello, pero en una ocasión lo había escuchado decirle a Louis que
también había sido residente temporal de aquel espantoso lugar, que había que
ser muy fuerte y mantener la calma si se quería conservar la razón, porque
entre la oscuridad, el aire enrarecido del encierro, el frío y los gritos de
los desdichados que llevaban mucho tiempo allí, era fácil perderla. De manera
que hizo lo que pudo por tranquilizar a Brian, lo que le sirvió a él mismo
porque al estar distraído con Brian, no pudo pensar en sí mismo.
No tenían forma de saber cuánto tiempo había transcurrido, porque en ese
lugar no había ni una miserable ventana, pero imaginaban que era mucho. Henri
le preguntó a uno de los Lovet que fue a llevarles la comida pero este se
limitó a decirle que no era asunto suyo. Aunque se mantenía atento, Henri había
logrado dormir un poco pero Brian no, lo que unido a la desesperación y a los
gritos que escuchaban cada cierto tiempo, habían comenzado a causar estragos en
él.
Tanto Istval como Edin se mantuvieron al tanto de cómo iban sus nuevos huéspedes durante los próximos tres
días. Eventualmente hacían un alto en la búsqueda que se había organizado para
atrapar a André y se trasladaban a Zatvor para ver si había novedades, porque
aunque no era usual, en ocasiones los criminales que eran encerrados por
primera vez, comenzaban a acusar los efectos del encierro muy pronto, y si
tenían suerte también pedían a gritos hablar con alguien para confesar o
delatar a sus cómplices.
Según los Lovets, Brian estaba al borde del colapso, mientras que Henri si
bien no estaba en óptimas condiciones, lucía mucho más tranquilo, algo que ya
ellos se esperaban.
Como había dicho Edin, Henri era inteligente y una de las primeras cosas
que había hecho ya que trabajaba para un criminal sin consciencia, era
informarse bien acerca de las leyes por las que se regían, qué cosas o
actividades estaban tipificadas cómo delito y las penas que se imponían a las
mismas, y aunque sus actividades rara vez lo obligaban a ser violento, también se
había mantenido cuidadosamente lejos de cometer delitos que llevasen a los
Lovets a perseguirlo, y las pocas veces que lo había hecho, había procurado no
dejar un rastro que lo implicase. De
modo que Henri había pasado esos días diciéndose que lo único que habrían
podido tener en su contra habría sido porte ílicito, pero siendo astuto como
era y previendo que el lugar podría estar lleno de Lovets, había dejado su
nelegasi en lugar seguro, de modo que si estaba allí era porque sospechaban que
había sido él quien transformase a Brian, pero una vez que comprobasen que no
era así y sabía que tenía derecho a exigir esa comprobación si no la hacían en
breve, no podrían acusarlo de nada y tendrían que soltarlo. Ahora, ¿por qué
habían detenido a Brian? eso sí era un misterio para él, porque a pesar de que
había insultado y amenazado a un sizvitel, teniendo en cuenta que era un nya,
lo normal habría sido que lo tratasen como víctima y no como criminal, pero
como no tenía una respuesta para eso, tendría que esperar a ver qué sucedía a
continuación.
Otra cosa que rondaba su mente era el sorpresivo descubrimiento que habían
hecho y no dejaba de preguntarse cómo era posible. Él a diferencia de otros
Devrigs mucho más necios, había creído desde un principio la historia acerca de
la sangre Saint-Claire, y había comprobado muy de cerca la veracidad del hecho,
de modo que no encontraba explicación posible a que aquellos niños fuesen hijos
de una Saint-Claire y un Devrig. Pero de lo que sí estuvo seguro, fue que a esas alturas ya Louis se lo habría
informado a André y aquellos chicos tenían sus días contados.
Al pensar en André sintió mucha ira, porque él había dicho que le parecía
un riesgo permitir que Brian se acercase a su padre en aquel momento, primero
porque al igual que la vez anterior, no estaba lo bastante preparado aun, y
segundo porque con las cosas tan agitadas como estaban en Inglaterra, con toda
seguridad habría una gran cantidad de Lovets vigilando a Swaney y a sus hombres
para evitar que las complicase aun más. Así que su ira obedecía a que los
hechos habían demostrado que tenía razón, porque si Brian no estaba preparado
para enfrentarse a su padre después de la forma en que André lo había estado envenenando
en su contra, desde luego menos lo estaba para enfrentar a Dylan Danworth, y
tal y como había dicho, la rápida aparición de Korsacov y Dòmine refrendaban su
primera objeción. De modo que era la necedad de André lo que los había
conducido a aquella asquerosa pocilga.
Henri sabía bien qué era lo que tenía André en contra de Danworth y de los
Arlingthon, ya que ellos le habían fastidiado un plan muy bien trazado para
hacerse con la fortuna tanto de Armagnac como con la de los Saint-Claire,
aunque nunca había entendido cuál era la necesidad de aquel individuo por
acumular riquezas que en realidad no necesitaba, era un Devrig y podía
conseguir cualquier cosa que se le antojase sin necesidad de matar a media
humanidad. Pero si bien estaba al tanto de eso, no tenía ni idea de cuál era su
manía con Lucien Yaroslávich. Era verdad que por principio todo Lothian debía
odiar a los Yaroslávich aunque particularmente a él lo traían sin cuidado, pero
André parecía tenerle especial odio a Lucien, y Henri siempre se había
preguntado la razón. Pero sus pensamientos se vieron bruscamente interrumpidos.
-
¡D’Albret!
Henri se levantó con rapidez al escuchar que abrían la reja pero no se
movió de donde estaba.
-
Camina -- le
dijo el Lovet
El obedeció y aunque le habría gustado pensar que ya iba a salir de aquel
lugar, sabía que no era así. Lógicamente Brian que estaba en la celda contigua
había escuchado, de modo que si bien Henri parecía no sentir curiosidad, él sí.
-
¿Dónde lo llevan?
-
A dar un agradable paseo -- le
contestó el Lovet
No le dijeron nada más y los escuchó alejarse. Henri le había dicho que sin
duda los dejarían salir pronto porque no tenían nada en su contra, pero desde
hacía mucho Brian se preguntaba qué consideraría Henri como pronto porque fuese lo que fuere, él
estaba en total desacuerdo y le parecía que llevaba una eternidad allí. Aparte
de lo espantoso de aquel lugar, el frío lo estaba matando, de modo que volvió a
sentarse y cruzó los brazos intentando conseguir algo de calor.
Henri fue conducido a través de aquel interminable laberinto de pasadizos
hasta otro espacio de la cueva que no difería en mucho del lugar del que
acababan de sacarlo, la novedad estaba en que aparte de ser un poco más grande,
en lugar de una cama lo que había era una mesa y un par de sillas. Y aunque no
se alegró especialmente al ver quién estaba allí, al menos no se trataba de
Korsacov a quienes todos temían por igual.
-
S'il vous plaît
-- dijo Edin señalando una de las
sillas
Henri se acercó a la mesa, movió la silla, se sentó y esperó. Por su
actitud, Edin supo que aquel sujeto no diría nada, o al menos nada realmente
útil.
-
Creo que el clima de acá no te sienta
Henri
Aquello era algo evidente, porque si bien aun no mostraba señales serias de
hipotermia, al sentarse había cruzado los brazos y Edin había notado que aparte
de que aquella era una señal inconsciente de cierre, también obedecía a que tenía frío, algo que denotaban
igualmente sus labios azulados. No obstante y como no era una pregunta, Henri
guardó silencio.
-
Vamos a ahorrarnos tiempo --
prosiguió Edin -- no hay un verdadero motivo para que tú estés
aquí, pero sabes que puedo retenerte por tiempo indefinido a menos que decidas
colaborar
-
Eso es inexacto --
dijo Henri -- no puedes tenerme aquí más de ocho días si no
tienes ningún cargo en mi contra, a menos que pienses violar nuestras leyes
-
Me alegra que conozcas las mismas
pero te equivocas, porque según los procedimientos establecidos, tengo derecho
a retenerte el tiempo que estime necesario hasta completar la investigación en
curso, así que en realidad dependerá más de ti que de mí tu permanencia en este
lugar
Henri evaluó su situación. Lo único que podían estar buscando era la
identidad del izbretel de Brian porque no habían alcanzado a hacer nada más, y
era algo que averiguarían más temprano que tarde, porque Louis era hábil pero
sin la debida vigilancia cometería cualquier atrocidad en breve y sería
atrapado, de modo que eso podía decírselos sin mayores riesgos. Pero al mismo pensó
que si iban tras André y era algo muy probable, ahí si no podía hacer nada, porque André era
un sujeto hábil que no compartía información con nadie a menos que lo
considerase estrictamente necesario y de su especial interés, de modo que en
caso de haber estado dispuesto a ello, no podría decirles nada que ellos no
supiesen. Hizo una mueca inconsciente porque de pronto sintió que la cabeza le
dolía de manera atroz, pero se obligó a prestar atención y miró de nuevo a
Edin.
-
¿Y de qué modo podría serte yo útil
en una investigación Dòmine?
-
Por empezar podrías decirme quién
ordenó la transformación de Brian Arlingthon
-
No, eso es algo que de haber sido
ordenado por alguien, escapa a mi conocimiento
-
¿De veras? Es decir que si más
adelante descubro que fue ordenada por… Montreuil por ejemplo, y que tú estabas
enterado, podré procesarte por perjurio ¿no?
-
Claro, son las leyes ¿no? --
dijo con fría tranquilidad
Y eso era algo de lo que estaba bastante seguro, porque aunque André había
aprovechado diligentemente la transformación de Brian, nunca la ordenó y en
opinión de Henri, André quería a todos los Arlingthon muertos y simplemente la decisión de Louis le había
resultado útil, de modo que no estaba mintiendo.
-
Bien
-- dijo Edin --
¿Quién es el izbretel de Brian?
Henri aun dudó un momento, porque si bien había llegado a la conclusión de
que no lo afectaba en nada decir la verdad, y tal vez le estaría haciendo un
favor a Louis porque un posible castigo por transformación era mejor que uno
quién sabe por qué barbaridad, no le gustaba mucho la posición de tirar de
cabeza a lo más cercano a un amigo que había tenido. Sin embargo, por muy
inteligente que fuese Henri, no tenía el nivel de preparación de un Lovet, y ya
Edin había determinado sin necesidad de que Istval – que había estado todo el
rato pero invisible - se lo dijese, no solo que él lo sabía, sino que estaba
dispuesto a decirlo pero que la lealtad lo estaba amordazando.
-
A ver Henri, ya que conoces bien
nuestra legislación, estarás al tanto que la pena por encubrimiento te
acarrearía el doble del castigo del delito en cuestión, de modo que en este
caso, y dependiendo de las circunstancias en las que se haya efectuado la
transformación en discusión, puede ir desde un año hasta cinco, lo que se te
convertirían a ti desde dos hasta diez. Así que te lo preguntaré una vez más
¿Quién es el izbretel de Brian Arlingthon?
-
Louis Boicicault --
dijo después de unos minutos más de obstinado silencio
Istval maldijo internamente al igual que Edin, porque habrían preferido que
fuese Henri y no Louis, ya que si bien no le tenían ningún aprecio a Henri al
menos sabían que no era un asesino maniático, mientras que Louis era una
hechura de André y ya había estado en un par de ocasiones en Zatvor. De modo
que la situación de Brian no se veía muy favorable.
-
¿Dónde está André? --
preguntó Edin sorprendiéndolo porque esperaba que le preguntase por
Louis
-
No lo sé
-
Henri, trabajas para André de
Montreuil, así que me perdonarás si no puedo creerte
-
Eso es asunto tuyo y no mío --
dijo él
-
Pero lo que sí es tu asunto es que
permanecerás aquí por un largo período de tiempo por obstrucción a una
investigación
-
Dòmine, no puedes mantenerme aquí si
no he cometido ningún delito y no lo he hecho, porque no es un crimen no saber --
dijo acentuando las últimas palabras
-
Probemos de otro modo --
dijo Edin -- ¿Dónde estaba la última vez que lo viste?
-
En su casa de Londres
-
¿Y a dónde pensaba ir después?
-
No soy adivino Dòmine --
dijo con fastidio -- Se suponía que lo veríamos allí esa misma
noche --
agregó sin inconvenientes
Él sabía que eso no les serviría de mucho, porque al ver que no regresaban,
André con toda seguridad se había marchado. Aquel sujeto había pasado los
últimos cinco años cambiando de lugar en forma constante, algo que era lógico
porque después de haber cometido la estupidez de exhibir a Pierre cuando aún no
estaba adecuadamente preparado, sabía que si los Lovets le ponían las manos
encima se pasaría otra buena temporada en Zatvor.
Henri fue devuelto a su celda y ellos se reunieron con Istvan cuando les
avisaron que acababa de llegar.
-
¿Lograron algo? --
preguntó
-
Aparte del nombre del izbretel de
Brian, nada más -- dijo Edin
-- porque en realidad no sabe
nada o está muy bien guardado
-
Aunque si me autorizas a ser menos
delicado, es posible que nos enteremos de algo interesante --
dijo Istval
Istvan sabía que su hermano no precisaba de autorización y estaba dispuesto
a apostar su cabeza a que ya lo había hecho pero no había encontrado nada. De
modo que ignoró su comentario y miró a Edin.
-
¿Quién?
-
Boicicault
Istvan tuvo la misma reacción de Edin porque conocía bien al sujeto, de
modo que con un suspiro de resignación ordenó que Brian fuese llevado a la
estancia de interrogatorios, pero al mismo tiempo envió un mensaje urgente a
Iván, y mientras se dirigía a ver a Brian pensó que de veras aquel pobre chico
estaba en muchos problemas.
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