Aunque Derek estaba muy contento de haber vuelto a casa, la primera noche
durmió poco y mal. Desde que había llegado a Levzheir y después de estar en
conocimiento de todo, se había hecho el firme propósito de olvidar a Istziar, y
aunque una cosa era decirlo y otra muy distinta hacerlo, había puesto todo su
empeño en ello. Las veces que había salido con sus amigos había frecuentado
infinidad de hermosas damitas, pero siempre y por regla general evitaba a las
pelinegras y ojiazules, lo que le había generado la fama de discriminador, y
hasta el momento del regreso pensó que había conseguido su propósito, pero
apenas la vio se dio cuenta de que se había estado engañando miserablemente.
No obstante, el año y medio de duro entrenamiento había rendido sus frutos
porque fue capaz de controlarse y saludarla apropiadamente. A la hora de la
cena, Istziar se había disculpado alegando un dolor de cabeza, con lo que a
Derek le quedó claro que ella no estaba en mejores condiciones, y si por un
lado su necio corazón saltaba de alegría, por el otro su más razonable cerebro
le decía que era un imbécil.
Sin embargo, otro asunto vino a preocupar mucho a Derek y lo hizo olvidarse
momentáneamente de su problema. Inglaterra estaba en guerra contra España y contra
Francia, y las guerras son costosas, de manera que las arcas reales estaban en
déficit y su soberano Carlos I necesitado de recursos. Para reducir los gastos
militares, había ordenado a sus súbditos alimentar a sus propias expensas a los
soldados, además los estaba obligando a hacer enormes préstamos a la corona que
no tenía ninguna intención de pagar, y todo aquel que se negase era encarcelado
sin proceso y sin derecho a fianza. Si bien Kendall no tenía problemas para
hacer los mencionados préstamos, al igual que muchos nobles estaba indignado
con aquello.
Por otra parte Phillipe era francés y uno muy conocido e influyente, por
tanto se había convertido en enemigo del estado y todos le aconsejaban
abandonar Inglaterra, pero él era terco y obstinado, y aunque su lealtad estaba
para con su patria, no quería marcharse de nuevo y sin saber cuando podría
volver a ver a su familia.
Con ese estado de cosas, Derek estaba necesitado de urgente ayuda o
consejo, razón por la cual y mucho antes de lo que hubiese esperado, le pidió a
James que lo llevase a Levzheir.
-
¡Demonios Saint-Claire! --
exclamó Iliar al verlos llegar
-- Si que comenzaste a
extrañarnos pronto
-
Estoy en problemas y necesito hablar
con Istvan -- dijo él
Iván y Milorad que venían llegando se miraron y el primero compuso cara de
preocupación, pero ni aun así podía sujetar su lengua.
-
Vamos niño --
dijo haciendo que Derek se girase
-- ¿Hace apenas dos días que te marchaste y ya estas en problemas?
-
Esto es serio Iván, de veras necesito
hablar con Istvan
No obstante, le informaron que Istvan estaba en Illir, de modo que Milorad
le envió un urgente mensaje a su hijo pero le dijo a Derek que lo más probable
era que tuviesen que esperar porque
Istvan estaba reunido con Iziaslav. Derek lo pensó un momento y decidió
contarles a ellos por qué estaba allí, pero para sorpresa no solo de Derek sino
la de todos aquellos que lo vieron, Istvan se presentó en compañía de Iziaslav.
Esta sorprendente e inesperada visita, obedecía a que cuando Istvan recibió
el mensaje, se lo participó a Iziaslav y éste decidió ir personalmente y
enterarse qué era lo que le sucedía a Derek.
Una vez superada la sorpresa, y de saludar apropiadamente a Iziaslav y a
Istvan, Derek procedió a contarles. Obviamente ellos estaban al tanto de todo
eso porque sus Lovets los mantenían informados acerca de las actividades de los
Devirgs que gustaban de inmiscuirse en los conflictos de aquella naturaleza y
quienes generalmente eran responsables directos de que algunos sujetos muy
cercanos a las distintas casas reinantes complicasen más las cosas.
-
El hombre parece llevar la guerra en
la sangre Derek. El que no tiene poder lo desea, y el que lo tiene siempre
cometerá los más atroces crímenes para conservarlo. Aquellos que se convierten
en consejeros de los soberanos y los soberanos mismos, son por lo general
individuos tan deseosos de poder que no solo están dispuestos a hacer cualquier
cosa, sino a sacrificar cualquier cosa, desde sus principios hasta sus familias
en beneficio de lo que desean, y lo sé porque yo fui así
-
Pero debe haber algo que se pueda
hacer
-
Lo único que valdría la pena hacer,
es lo único que nadie parece dispuesto a hacer
-
¿Qué cosa?
-
Respetar el derecho de los demás.
Hasta que no aprendamos a respetarnos unos a otros, a aceptarnos dentro de
nuestras diferencias, a aceptar que todos tenemos el mismo derecho a vivir en
paz, en el espacio donde hemos nacido y sin menoscabo de nuestros vecinos ni de
la naturaleza que tan generosamente nos permite ocupar un espacio y nos provee
de todo lo necesario para la vida, no podremos vivir en paz.
Aunque Derek entendía todo eso, él tenía un problema real y ahora, que
necesitaba urgente solución.
-
Papá me dijo que el embajador francés
había ido a hablar con el abuelo para convencerlo de volver a Francia y… --
pero se detuvo al ver que Iziaslav negaba con la cabeza
-
Una de las cosas que debes aprender
para tu propia supervivencia en el mundo que te ha tocado vivir, es que así
como la guerra es el arte de matar, la política es el arte de engañar. Si ese
tal embajador que fue a hablar con tu abuelo lo hizo, no creas que es porque le
interesa él como persona, le interesa por su posición. Tú abuelo no solo es uno
de los nobles franceses más prominentes, sino que lleva un apellido de
extraordinario peso en su país acompañado de una grosera fortuna que podría
serle de mucha utilidad al monarca francés.
-
¡Demonios! --
exclamó el chico
-
Sin embargo, no debes preocuparte
-
¿Cómo no voy a preocuparme? --
preguntó él -- Mi padre acosado por el rey para que le haga
cuantiosos préstamos y mi abuelo en peligro de ser asesinado por algún loco
antifrancés
-
Derek, tu abuelo no corre ningún
peligro porque está custodiado, tanto si decide volver a Francia como si no, no
correrá ningún riesgo -- le aseguró Iziaslav -- en
cuanto a tu padre, podemos evitar que lo sigan molestando si eso es lo que
quieres.
Después de esa conversación y de agradecerles su ayuda, Derek se quedó más
tranquilo. Su idea original era que lo ayudasen a convencer a su abuelo de
volver a Francia porque temía por su seguridad, pero siendo que volver solo lo
iba a colocar en la misma posición que estaba su padre en su país, y ya que le
ofrecían protección, podía respirar en paz.
Derek había adoptado una rutina para mantenerse alejado de Istziar. Se
levantaba muy temprano para sorpresa de sus padres pero ya le había quedado la
costumbre, iba a montar un rato, regresaba, desayunaba y volvía salir. En las
mañanas por lo general iba a Cleves y mantenía largas e instructivas
conversaciones con su abuelo. En las tardes se dedicaba a intensas sesiones de
entrenamiento con James, y en las noches por lo general iban a Ipswich. Unas
veces iba a visitar a Aleksèi con quien también tenía amenas charlas que le
recordaban a las que solía mantener con Itlar e Yvaylo, y otras se iban a la
taberna donde por lo general se les unía el veldeky.
Una mañana cambió su rutina y antes de ir a Cleves, fue a Livingstone. Él
sabía que Dylan no estaba allí, pero fue en busca de Tommy porque desde que
había regresado no lo había visto, pero le informaron que su amigo estaba
sirviendo en la Armada Real.
Aquello le produjo una enorme desazón a Derek, especialmente sabiendo de la
desastrosa incursión a La
Rochelle en Francia llevada a cabo por la armada inglesa a
cargo de George de Villiers Duque de Buckingham. De manera que se marchó muy
preocupado porque además le dijeron que llevaban meses sin tener noticias de
él.
Derek continuó con su rutina diaria, pero definitivamente la tranquilidad
no estaba hecha para él, porque llevaba algo más de un mes en Darnley, cuando
su padre anunció que iría a Londres ya que el rey después de haber disuelto dos
parlamentos, estaba convocando un tercero. Derek consideró la posibilidad de convencerlo a no asistir, pero eso
habría resultado en extremo sospechoso y hubiese traído demasiada atención. De
modo que decidió acompañarlo.
Londres era un lugar tumultuoso por esos días debido al descontento, y los
próximos tres meses fueron agitados en el parlamento. La intención de Carlos I
era tratar los problemas acuciantes de la necesidad de fondos. Sin embargo, la
cámara de los comunes se decantó por tratar los asuntos relativos a los abusos
de poder del rey. Pidieron la devolución de los préstamos forzados, el cese de
las detenciones arbitrarias y de los encarcelamientos sin proceso. Finalmente
habían llegado a una solución de compromiso, se le concedió al rey el subsidio
que solicitaba y Carlos decidió ordenar el receso temporal de las funciones del
parlamento y ellos pudieron regresar a casa.
Una vez que Derek estuvo de vuelta, su otro
problema salió de nuevo a flote. Aunque retomó la rutina que había establecido
para mantenerse convenientemente alejado de Istziar, forzosamente tenía que
verla en algunas ocasiones, y en cada una de ellas sentía que el mundo comenzaba
a girar fuera de control. Se maldecía en todos los tonos y pensaba que ni todo
el entrenamiento del mundo evitaba el dolor que sentía cada vez que la tenía
cerca. En más de una oportunidad tuvo que abandonar precipitadamente el lugar
en el que estuviese porque estuvo a punto de suprimir las distancias, abrazarla
y llevársela muy lejos y no precisamente de paseo. De modo que el pobre chico
literalmente estaba enloqueciendo.
Istziar no estaba mucho mejor, había tenido que poner en ejecución todo el control
del que era capaz, porque aunque lo veía poco ya que él procuraba mantenerse a
distancia y pasaba muy poco tiempo en Darnley, cada vez que lo sentía llegar y
aunque normalmente lo hacía muy tarde de manera de no encontrársela, ella tenía
que reprimir con enrome esfuerzo el deseo de correr a sus brazos.
Aunque normalmente Aleksèi no se metía en los problemas ajenos porque lo
consideraba una mala práctica y con muchas posibilidades de acarrearle dolores
de cabeza que no necesitaba, estaba planteándose seriamente ir a hablar con
Milorad, porque en los últimos días había visto a Istziar muy desmejorada. Le
había pedido que lo dejase examinarla, aunque estaba bastante seguro de las
razones, lo que le interesaba eran las posibles consecuencias y lo último que
necesitaban era que la chica enfermase de veras por la evidente falta de sueño
y alimentación adecuada.
Sin embargo, no era necesario que Aleksèi se tomase la molestia de hablar
con Milorad, porque él estaba perfectamente al tanto de ello y de hecho el día
que Aleksèi estaba pensando en ir a hablar con él, los Korsacov en pleno
estaban reunidos en la casa familiar.
-
Haryk, sé que Derek tiene las mejores
intenciones del mundo y me consta el sufrimiento que está padeciendo, porque el
hecho de que no sea un Devrig no evita que le duela, tal vez no con la misma
intensidad que lo haría si lo fuese pero está sufriendo lo mismo --
estaba diciendo Istval -- Es por eso que te pido que saquemos a Istziar
de Darnley
-
Entiendo tu preocupación y no es que
yo no lo esté, pero ambos son adultos y no podemos…
-
¡Milorad Korsacov! --
exclamó Jovanka -- Si no lo haces tú lo haré yo
-
Màhyr
-- intervino Istvan que había
guardado silencio durante toda la discusión
-- Haryk tiene razón, no está en
nuestras manos evitar lo inevitable. Istziar tomó una decisión y debemos
respetarla
-
¡La estamos exponiendo sin ninguna
necesidad! -- exclamó Istval
-
¿Y qué piensas que debemos hacer?
Porque ciertamente podemos ordenarle abandonar Darnley, ¿pero qué sucederá
luego? ¿la encerraremos para asegurarnos que no corra a buscarlo?
-
Si es necesario lo haré --
dijo Jovanka poniéndose de pie
-
Tú no harás nada Jovanka --
dijo a su vez Milorad levantándose también, aunque sin que su tono de
voz se elevase ni un solo decibel
Si bien era cierto que Milorad muy rara vez le llevaba la contraria a su
muy volátil mujer, y también lo era que cuando se aventuraba a hacerlo podía
resultar muy perjudicial para su integridad física porque las burlas de sus
amigos tenían una base muy real ya que Jovanka no era conocida por la dulzura
de su carácter, no era menos cierto que si le permitía todo eso era porque la
amaba con locura, pero cuando Milorad se disgustaba de veras – algo que sucedía
en muy raras oportunidades - hasta
Jovanka entendía que era mal asunto hacerle frente. Y esta parecía una de esas
oportunidades, porque los aykeris se quedaron clavados en sus lugares al ver
los ojos de su padre. No obstante, el instinto maternal de protección estaba
altamente desarrollado en aquella mujer y por primera vez ignoró los peligrosos
rubíes que la miraban en aquel momento, pero quedó demostrado que había sido un
error, porque apenas ella se volvió Milorad se movió a la velocidad de la luz,
la sujetó por los hombros y volvió a sentarla.
-
Escúchame bien Jovanka, nadie,
absolutamente nadie de esta familia hará nada para interferir en las decisiones
de mi hija ¿está claro? -- esto fue dicho en tono monocorde y tal vez
por ello más amenazante -- Si tengo que encerrarte a ti para evitar que
hagas una estupidez, no cometas el error de dudar que lo haré -- y
después miró a sus hijos -- Esto va también con ustedes, tú puedes ser
muy hábil y muy veloz -- dijo mirando a Istval -- y
tú puedes ser el Aridmi del Ledviacir
-- agregó mirando a Istvan que en
realidad no tenía ninguna intención de desobedecerlo y por el contrario estaba
de acuerdo con él -- pero yo sigo siendo el padre de ambos y el
jefe de esta familia, y si para defender el derecho de mi hija a tomar sus
propias decisiones tengo que encerrarlos a todos, no dudaré ni un segundo en
hacerlo.
-
¡La estás condenando a un sufrimiento
que no merece! -- le gritó Jovanka -- ¿Es
que acaso no la amas?
Milorad la miró en forma decididamente peligrosa y por un momento los
aykeris sintieron verdadero temor. Istval se movió en forma instintiva hacia su
madre pero Milorad fue mucho más veloz y un segundo después ambos habían
desaparecido ante la atónita mirada de sus hijos que jamás en sus vidas habían
visto a su padre tratar de ese modo a Jovanka. Nadie supo a dónde fueron ni que
le hizo o le dijo Milorad a su mujer, pero lo cierto fue que luego de tres angustiantes
días para los aykeris - especialmente para Istval -
Milorad permitió a Jovanka
regresar a su casa y no volvió a hablar del asunto.
Entre tanto y en un desesperado y equivocado intento por sacarse a Istziar
de la cabeza y del corazón, Derek había iniciado una relación relativamente
seria con una joven, y relativamente porque las suyas nunca duraban más allá de
dos o tres encuentros, mientras que con esta ya llevaba algo más de quince días
y eso era un record.
El problema fue que esto llegó a oídos de Kendall, y siendo que la damita
no era en modo alguno elegible como esposa, porque aparte de tratarse de una
joven viuda cuyo esposo había muerto recientemente en la guerra, estaba también
el hecho de que por las venas de la criatura en cuestión no corría ni una sola
gota de sangre noble. De modo que como cabía esperar, Kendall se apresuró a
hablar con su díscolo hijo, pero como Derek no estaba para sermones y el
momento que escogió Kendall para hablarle no podía haber sido más desafortunado
porque acababa de tropezarse con Istziar, las cosas no fueron nada bien.
-
Padre
-- dijo después de hacer el mayor
de los esfuerzos por escucharlo -- si se me antoja casarme con Katherine lo haré
quieras o no porque no necesito tu aprobación para ello. Si piensas que
amenazándome con desheredarme me harías cambiar de parecer, eso solo prueba que
no me conoces lo suficiente
Y como en su opinión no tenían nada más qué discutir, salió del estudio
dando un sonoro portazo, y sin detenerse abandonó el castillo también, dejando
a Kendall no solo furioso sino preocupado. Razón por la cual, decidió salir
también pero en dirección a Livingstone, necesitaba hablar y deshogar la ira,
pero no queriendo hacerlo con su mujer se decidió por su amigo que por fortuna
y poco después de regresar de Londres, se había enterado que estaba en casa.
Dylan escuchó pacientemente todo el asunto y pensó que ese comportamiento
si bien se correspondía con lo que sabía de Derek, no así que estuviese
pensando en casarse precisamente, de
modo que ahí había algo que no encajaba. No obstante, y no sabiendo si Derek
podía estar siendo víctima de alguna astuta criatura, primero tranquilizó a
Kendall, pero mientras lo hacía ya estaba planeando ir a averiguar por sí mismo
quién era la damita en cuestión y si comprobaba que la susodicha no valía la
pena, él mismo se encargaría de sacarla del camino de Derek. Aunque normalmente
las chicas molestas desaparecían con dinero y ciertamente él estaba en posición
de ofrecerle lo que pidiese, en su caso bastaría con una charla y el problema quedaría resuelto.
Esta conversación había tenido lugar en el estudio y con Dylan y Kendall a
solas, pero los Levjaners y Lucien no tuvieron ninguna dificultad en escucharla
desde el salón. Lucien estaba pensando de forma parecida a Dylan, mientras que
los Levjaners tenían cara de pena porque ellos tenían información que los otros
dos no, y estaban positivamente seguros que a Derek no le interesaba aquella
mujer fuese quien fuere, el asunto era evitar que hiciese una tontería en su
afán por olvidar a Istziar.
Pero como diría Istvan con posterioridad, cualquier evento que involucrase
a un Saint-Claire siempre sería extraordinariamente problemático para
cualquiera que estuviese inmerso en el mismo, porque la discusión entre Kendall
y Derek fue escuchada por Istziar y la chica pensó que el dolor que estaba
sintiendo debía ser el mismo que sentiría si alguien hundía un Dykari en su
cuello. Entre el dolor y los celos Istziar perdió momentáneamente la razón, y
cuando Madeleine la vio se sobresaltó. Ellas habían estado hablando en el
cuarto de juegos de los niños, pero súbitamente Istziar había hecho silencio.
Madeleine le preguntó qué le sucedía pero no le había respondido, de modo que
comenzó a preocuparse, y unos minutos después la chica había palidecido, sus
ojos se habían tornado rojos y acto seguido…
-
Por favor Madeleine, hazte cargo de
los aykeris un momento
Madeleine no tuvo ocasión ni siquiera de decir una sola palabra porque
Istziar desapareció de su vista dejándola en extremo preocupada.
Siendo que había escuchado perfectamente bien el nombre de la mujer,
Istziar había abandonado Darnely a toda velocidad y en cuestión de segundos
estaba en Ipswich. Después de un par de preguntas, obtuvo lo que necesitaba y
se fue derecha a la casa de Katherine Preston. Pero a pesar de que quería
destrozarla con sus propias manos, los ángeles custodios de aquella desdichada
debían haber estado trabajando horas extra, porque cuando Istziar llegó,
Katherine se encontraba en el jardín y ella comenzó a avanzar con la peor de
las intenciones, pero súbitamente fue sujetada por unos fuertes brazos y sacada
de allí a toda prisa.
Boris al ver lo que había sucedido y como no podía abandonar su puesto,
salió a toda velocidad, habló con uno de los Lovets que custodiaba los límites
de la propiedad y volvió junto a los aykeris mientras el Lovet a su vez corría
a buscar a Aleksèi. De modo que había sido él quien había detenido a Istziar.
Un rato después y luego de haberla calmado, Istziar lloraba en brazos de
Aleksèi y agradecía que la hubiese detenido mientras se preguntaba cómo había
podido actuar de aquella manera y haber estado a punto de matar a una inocente.
-
Istziar, creo que es hora de que
regreses a casa -- le dijo él
-
Solo dame un momento más, no puedo
regresar así, los niños…
-
Me estoy refiriendo a tu casa, no a Darnley -- la
interrumpió
-
No, esto es algo que tengo que
afrontar -- dijo ella
-- esto era lo que quería y tengo
que aceptarlo. Él merece ser feliz y con esa mujer podrá tener lo que yo no
puedo darle
-
Istziar…
-
Tendrá una familia, hijos y una vida
como la que merece
-
¿Istziar por qué te haces esto? Sabes
que no podrás soportarlo
-
Tengo que poder
-
No, no podrás -- insistió él --
¿Recuerdas por qué estás aquí en primer lugar? Si Dylan no pudo aun
cuando ni siquiera estaba cerca de ella y pasando por encima de la amistad que
lo une a Arlingthon ¿qué te hace pensar que tú podrás si estás viéndolo todos
los días y no habiendo un motivo para serle leal a esa mujer?
Después de decirle eso Aleksèi se sintió mal, no solo porque sabía que
estaba siendo innecesariamente duro con ella, sino porque había sido testigo
presencial del sufrimiento tanto de Istziar como de Derek, lo que lo hizo
alegrarse sinceramente de no haberse enamorado nunca y darle la razón a Lucien,
definitivamente el amor duele.
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