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jueves, 5 de febrero de 2015

Cap. 24 El Amor Duele…



Aunque Derek estaba muy contento de haber vuelto a casa, la primera noche durmió poco y mal. Desde que había llegado a Levzheir y después de estar en conocimiento de todo, se había hecho el firme propósito de olvidar a Istziar, y aunque una cosa era decirlo y otra muy distinta hacerlo, había puesto todo su empeño en ello. Las veces que había salido con sus amigos había frecuentado infinidad de hermosas damitas, pero siempre y por regla general evitaba a las pelinegras y ojiazules, lo que le había generado la fama de discriminador, y hasta el momento del regreso pensó que había conseguido su propósito, pero apenas la vio se dio cuenta de que se había estado engañando miserablemente.

No obstante, el año y medio de duro entrenamiento había rendido sus frutos porque fue capaz de controlarse y saludarla apropiadamente. A la hora de la cena, Istziar se había disculpado alegando un dolor de cabeza, con lo que a Derek le quedó claro que ella no estaba en mejores condiciones, y si por un lado su necio corazón saltaba de alegría, por el otro su más razonable cerebro le decía que era un imbécil.

Sin embargo, otro asunto vino a preocupar mucho a Derek y lo hizo olvidarse momentáneamente de su problema. Inglaterra estaba en guerra contra España y contra Francia, y las guerras son costosas, de manera que las arcas reales estaban en déficit y su soberano Carlos I necesitado de recursos. Para reducir los gastos militares, había ordenado a sus súbditos alimentar a sus propias expensas a los soldados, además los estaba obligando a hacer enormes préstamos a la corona que no tenía ninguna intención de pagar, y todo aquel que se negase era encarcelado sin proceso y sin derecho a fianza. Si bien Kendall no tenía problemas para hacer los mencionados préstamos, al igual que muchos nobles estaba indignado con aquello.

Por otra parte Phillipe era francés y uno muy conocido e influyente, por tanto se había convertido en enemigo del estado y todos le aconsejaban abandonar Inglaterra, pero él era terco y obstinado, y aunque su lealtad estaba para con su patria, no quería marcharse de nuevo y sin saber cuando podría volver a ver a su familia.

Con ese estado de cosas, Derek estaba necesitado de urgente ayuda o consejo, razón por la cual y mucho antes de lo que hubiese esperado, le pidió a James que lo llevase a Levzheir.

-         ¡Demonios Saint-Claire!  --  exclamó Iliar al verlos llegar  --  Si que comenzaste a extrañarnos pronto

-         Estoy en problemas y necesito hablar con Istvan  --  dijo él

Iván y Milorad que venían llegando se miraron y el primero compuso cara de preocupación, pero ni aun así podía sujetar su lengua.

-         Vamos niño  --  dijo haciendo que Derek se girase  -- ¿Hace apenas dos días que te marchaste y ya estas en problemas?

-         Esto es serio Iván, de veras necesito hablar con Istvan

No obstante, le informaron que Istvan estaba en Illir, de modo que Milorad le envió un urgente mensaje a su hijo pero le dijo a Derek que lo más probable era que tuviesen  que esperar porque Istvan estaba reunido con Iziaslav. Derek lo pensó un momento y decidió contarles a ellos por qué estaba allí, pero para sorpresa no solo de Derek sino la de todos aquellos que lo vieron, Istvan se presentó en compañía de Iziaslav.

Esta sorprendente e inesperada visita, obedecía a que cuando Istvan recibió el mensaje, se lo participó a Iziaslav y éste decidió ir personalmente y enterarse qué era lo que le sucedía a Derek.

Una vez superada la sorpresa, y de saludar apropiadamente a Iziaslav y a Istvan, Derek procedió a contarles. Obviamente ellos estaban al tanto de todo eso porque sus Lovets los mantenían informados acerca de las actividades de los Devirgs que gustaban de inmiscuirse en los conflictos de aquella naturaleza y quienes generalmente eran responsables directos de que algunos sujetos muy cercanos a las distintas casas reinantes complicasen más las cosas.

-         El hombre parece llevar la guerra en la sangre Derek. El que no tiene poder lo desea, y el que lo tiene siempre cometerá los más atroces crímenes para conservarlo. Aquellos que se convierten en consejeros de los soberanos y los soberanos mismos, son por lo general individuos tan deseosos de poder que no solo están dispuestos a hacer cualquier cosa, sino a sacrificar cualquier cosa, desde sus principios hasta sus familias en beneficio de lo que desean, y lo sé porque yo fui así

-         Pero debe haber algo que se pueda hacer

-         Lo único que valdría la pena hacer, es lo único que nadie parece dispuesto a hacer

-         ¿Qué cosa?

-         Respetar el derecho de los demás. Hasta que no aprendamos a respetarnos unos a otros, a aceptarnos dentro de nuestras diferencias, a aceptar que todos tenemos el mismo derecho a vivir en paz, en el espacio donde hemos nacido y sin menoscabo de nuestros vecinos ni de la naturaleza que tan generosamente nos permite ocupar un espacio y nos provee de todo lo necesario para la vida, no podremos vivir en paz.

Aunque Derek entendía todo eso, él tenía un problema real y ahora, que necesitaba urgente solución.

-         Papá me dijo que el embajador francés había ido a hablar con el abuelo para convencerlo de volver a Francia y…  --  pero se detuvo al ver que Iziaslav negaba con la cabeza

-         Una de las cosas que debes aprender para tu propia supervivencia en el mundo que te ha tocado vivir, es que así como la guerra es el arte de matar, la política es el arte de engañar. Si ese tal embajador que fue a hablar con tu abuelo lo hizo, no creas que es porque le interesa él como persona, le interesa por su posición. Tú abuelo no solo es uno de los nobles franceses más prominentes, sino que lleva un apellido de extraordinario peso en su país acompañado de una grosera fortuna que podría serle de mucha utilidad al monarca francés.

-         ¡Demonios!  --  exclamó el chico

-         Sin embargo, no debes preocuparte

-         ¿Cómo no voy a preocuparme?  --  preguntó él  --  Mi padre acosado por el rey para que le haga cuantiosos préstamos y mi abuelo en peligro de ser asesinado por algún loco antifrancés

-         Derek, tu abuelo no corre ningún peligro porque está custodiado, tanto si decide volver a Francia como si no, no correrá ningún riesgo  --  le aseguró Iziaslav  --  en cuanto a tu padre, podemos evitar que lo sigan molestando si eso es lo que quieres.

Después de esa conversación y de agradecerles su ayuda, Derek se quedó más tranquilo. Su idea original era que lo ayudasen a convencer a su abuelo de volver a Francia porque temía por su seguridad, pero siendo que volver solo lo iba a colocar en la misma posición que estaba su padre en su país, y ya que le ofrecían protección, podía respirar en paz.


Derek había adoptado una rutina para mantenerse alejado de Istziar. Se levantaba muy temprano para sorpresa de sus padres pero ya le había quedado la costumbre, iba a montar un rato, regresaba, desayunaba y volvía salir. En las mañanas por lo general iba a Cleves y mantenía largas e instructivas conversaciones con su abuelo. En las tardes se dedicaba a intensas sesiones de entrenamiento con James, y en las noches por lo general iban a Ipswich. Unas veces iba a visitar a Aleksèi con quien también tenía amenas charlas que le recordaban a las que solía mantener con Itlar e Yvaylo, y otras se iban a la taberna donde por lo general se les unía el veldeky.

Una mañana cambió su rutina y antes de ir a Cleves, fue a Livingstone. Él sabía que Dylan no estaba allí, pero fue en busca de Tommy porque desde que había regresado no lo había visto, pero le informaron que su amigo estaba sirviendo en la Armada Real. Aquello le produjo una enorme desazón a Derek, especialmente sabiendo de la desastrosa incursión a La Rochelle en Francia llevada a cabo por la armada inglesa a cargo de George de Villiers Duque de Buckingham. De manera que se marchó muy preocupado porque además le dijeron que llevaban meses sin tener noticias de él.

Derek continuó con su rutina diaria, pero definitivamente la tranquilidad no estaba hecha para él, porque llevaba algo más de un mes en Darnley, cuando su padre anunció que iría a Londres ya que el rey después de haber disuelto dos parlamentos, estaba convocando un tercero. Derek consideró la posibilidad de convencerlo a no asistir, pero eso habría resultado en extremo sospechoso y hubiese traído demasiada atención. De modo que decidió acompañarlo.

Londres era un lugar tumultuoso por esos días debido al descontento, y los próximos tres meses fueron agitados en el parlamento. La intención de Carlos I era tratar los problemas acuciantes de la necesidad de fondos. Sin embargo, la cámara de los comunes se decantó por tratar los asuntos relativos a los abusos de poder del rey. Pidieron la devolución de los préstamos forzados, el cese de las detenciones arbitrarias y de los encarcelamientos sin proceso. Finalmente habían llegado a una solución de compromiso, se le concedió al rey el subsidio que solicitaba y Carlos decidió ordenar el receso temporal de las funciones del parlamento y ellos pudieron regresar a casa.

Una vez que Derek estuvo de vuelta, su otro problema salió de nuevo a flote. Aunque retomó la rutina que había establecido para mantenerse convenientemente alejado de Istziar, forzosamente tenía que verla en algunas ocasiones, y en cada una de ellas sentía que el mundo comenzaba a girar fuera de control. Se maldecía en todos los tonos y pensaba que ni todo el entrenamiento del mundo evitaba el dolor que sentía cada vez que la tenía cerca. En más de una oportunidad tuvo que abandonar precipitadamente el lugar en el que estuviese porque estuvo a punto de suprimir las distancias, abrazarla y llevársela muy lejos y no precisamente de paseo. De modo que el pobre chico literalmente estaba enloqueciendo.

Istziar no estaba mucho mejor, había tenido que poner en ejecución todo el control del que era capaz, porque aunque lo veía poco ya que él procuraba mantenerse a distancia y pasaba muy poco tiempo en Darnley, cada vez que lo sentía llegar y aunque normalmente lo hacía muy tarde de manera de no encontrársela, ella tenía que reprimir con enrome esfuerzo el deseo de correr a sus brazos.

Aunque normalmente Aleksèi no se metía en los problemas ajenos porque lo consideraba una mala práctica y con muchas posibilidades de acarrearle dolores de cabeza que no necesitaba, estaba planteándose seriamente ir a hablar con Milorad, porque en los últimos días había visto a Istziar muy desmejorada. Le había pedido que lo dejase examinarla, aunque estaba bastante seguro de las razones, lo que le interesaba eran las posibles consecuencias y lo último que necesitaban era que la chica enfermase de veras por la evidente falta de sueño y alimentación adecuada.

Sin embargo, no era necesario que Aleksèi se tomase la molestia de hablar con Milorad, porque él estaba perfectamente al tanto de ello y de hecho el día que Aleksèi estaba pensando en ir a hablar con él, los Korsacov en pleno estaban reunidos en la casa familiar.

-         Haryk, sé que Derek tiene las mejores intenciones del mundo y me consta el sufrimiento que está padeciendo, porque el hecho de que no sea un Devrig no evita que le duela, tal vez no con la misma intensidad que lo haría si lo fuese pero está sufriendo lo mismo  --  estaba diciendo Istval  --  Es por eso que te pido que saquemos a Istziar de Darnley

-         Entiendo tu preocupación y no es que yo no lo esté, pero ambos son adultos y no podemos…

-         ¡Milorad Korsacov!  --  exclamó Jovanka  --  Si no lo haces tú lo haré yo

-         Màhyr  --  intervino Istvan que había guardado silencio durante toda la discusión  --  Haryk tiene razón, no está en nuestras manos evitar lo inevitable. Istziar tomó una decisión y debemos respetarla

-         ¡La estamos exponiendo sin ninguna necesidad!  --  exclamó Istval

-         ¿Y qué piensas que debemos hacer? Porque ciertamente podemos ordenarle abandonar Darnley, ¿pero qué sucederá luego? ¿la encerraremos para asegurarnos que no corra a buscarlo?

-         Si es necesario lo haré  --  dijo Jovanka poniéndose de pie

-         Tú no harás nada Jovanka  --  dijo a su vez Milorad levantándose también, aunque sin que su tono de voz se elevase ni un solo decibel

Si bien era cierto que Milorad muy rara vez le llevaba la contraria a su muy volátil mujer, y también lo era que cuando se aventuraba a hacerlo podía resultar muy perjudicial para su integridad física porque las burlas de sus amigos tenían una base muy real ya que Jovanka no era conocida por la dulzura de su carácter, no era menos cierto que si le permitía todo eso era porque la amaba con locura, pero cuando Milorad se disgustaba de veras – algo que sucedía en muy raras oportunidades  - hasta Jovanka entendía que era mal asunto hacerle frente. Y esta parecía una de esas oportunidades, porque los aykeris se quedaron clavados en sus lugares al ver los ojos de su padre. No obstante, el instinto maternal de protección estaba altamente desarrollado en aquella mujer y por primera vez ignoró los peligrosos rubíes que la miraban en aquel momento, pero quedó demostrado que había sido un error, porque apenas ella se volvió Milorad se movió a la velocidad de la luz, la sujetó por los hombros y volvió a sentarla.

-         Escúchame bien Jovanka, nadie, absolutamente nadie de esta familia hará nada para interferir en las decisiones de mi hija ¿está claro?  --  esto fue dicho en tono monocorde y tal vez por ello más amenazante  --  Si tengo que encerrarte a ti para evitar que hagas una estupidez, no cometas el error de dudar que lo haré  --  y después miró a sus hijos  --  Esto va también con ustedes, tú puedes ser muy hábil y muy veloz  --  dijo mirando a Istval  --  y tú puedes ser el Aridmi del Ledviacir  --  agregó mirando a Istvan que en realidad no tenía ninguna intención de desobedecerlo y por el contrario estaba de acuerdo con él  --  pero yo sigo siendo el padre de ambos y el jefe de esta familia, y si para defender el derecho de mi hija a tomar sus propias decisiones tengo que encerrarlos a todos, no dudaré ni un segundo en hacerlo.

-         ¡La estás condenando a un sufrimiento que no merece!  --  le gritó Jovanka  --  ¿Es que acaso no la amas?

Milorad la miró en forma decididamente peligrosa y por un momento los aykeris sintieron verdadero temor. Istval se movió en forma instintiva hacia su madre pero Milorad fue mucho más veloz y un segundo después ambos habían desaparecido ante la atónita mirada de sus hijos que jamás en sus vidas habían visto a su padre tratar de ese modo a Jovanka. Nadie supo a dónde fueron ni que le hizo o le dijo Milorad a su mujer, pero lo cierto fue que luego de tres angustiantes días para los aykeris  -  especialmente para Istval  -  Milorad permitió a  Jovanka regresar a su casa y no volvió a hablar del asunto.

Entre tanto y en un desesperado y equivocado intento por sacarse a Istziar de la cabeza y del corazón, Derek había iniciado una relación relativamente seria con una joven, y relativamente porque las suyas nunca duraban más allá de dos o tres encuentros, mientras que con esta ya llevaba algo más de quince días y eso era un record.

El problema fue que esto llegó a oídos de Kendall, y siendo que la damita no era en modo alguno elegible como esposa, porque aparte de tratarse de una joven viuda cuyo esposo había muerto recientemente en la guerra, estaba también el hecho de que por las venas de la criatura en cuestión no corría ni una sola gota de sangre noble. De modo que como cabía esperar, Kendall se apresuró a hablar con su díscolo hijo, pero como Derek no estaba para sermones y el momento que escogió Kendall para hablarle no podía haber sido más desafortunado porque acababa de tropezarse con Istziar, las cosas no fueron nada bien.

-         Padre  --  dijo después de hacer el mayor de los esfuerzos por escucharlo  --  si se me antoja casarme con Katherine lo haré quieras o no porque no necesito tu aprobación para ello. Si piensas que amenazándome con desheredarme me harías cambiar de parecer, eso solo prueba que no me conoces lo suficiente

Y como en su opinión no tenían nada más qué discutir, salió del estudio dando un sonoro portazo, y sin detenerse abandonó el castillo también, dejando a Kendall no solo furioso sino preocupado. Razón por la cual, decidió salir también pero en dirección a Livingstone, necesitaba hablar y deshogar la ira, pero no queriendo hacerlo con su mujer se decidió por su amigo que por fortuna y poco después de regresar de Londres, se había enterado que estaba en casa.

Dylan escuchó pacientemente todo el asunto y pensó que ese comportamiento si bien se correspondía con lo que sabía de Derek, no así que estuviese pensando en casarse precisamente, de modo que ahí había algo que no encajaba. No obstante, y no sabiendo si Derek podía estar siendo víctima de alguna astuta criatura, primero tranquilizó a Kendall, pero mientras lo hacía ya estaba planeando ir a averiguar por sí mismo quién era la damita en cuestión y si comprobaba que la susodicha no valía la pena, él mismo se encargaría de sacarla del camino de Derek. Aunque normalmente las chicas molestas desaparecían con dinero y ciertamente él estaba en posición de ofrecerle lo que pidiese, en su caso bastaría con una charla y el problema quedaría resuelto.

Esta conversación había tenido lugar en el estudio y con Dylan y Kendall a solas, pero los Levjaners y Lucien no tuvieron ninguna dificultad en escucharla desde el salón. Lucien estaba pensando de forma parecida a Dylan, mientras que los Levjaners tenían cara de pena porque ellos tenían información que los otros dos no, y estaban positivamente seguros que a Derek no le interesaba aquella mujer fuese quien fuere, el asunto era evitar que hiciese una tontería en su afán por olvidar a Istziar.

Pero como diría Istvan con posterioridad, cualquier evento que involucrase a un Saint-Claire siempre sería extraordinariamente problemático para cualquiera que estuviese inmerso en el mismo, porque la discusión entre Kendall y Derek fue escuchada por Istziar y la chica pensó que el dolor que estaba sintiendo debía ser el mismo que  sentiría si alguien hundía un Dykari en su cuello. Entre el dolor y los celos Istziar perdió momentáneamente la razón, y cuando Madeleine la vio se sobresaltó. Ellas habían estado hablando en el cuarto de juegos de los niños, pero súbitamente Istziar había hecho silencio. Madeleine le preguntó qué le sucedía pero no le había respondido, de modo que comenzó a preocuparse, y unos minutos después la chica había palidecido, sus ojos se habían tornado rojos y acto seguido…

-         Por favor Madeleine, hazte cargo de los aykeris un momento

Madeleine no tuvo ocasión ni siquiera de decir una sola palabra porque Istziar desapareció de su vista dejándola en extremo preocupada.
Siendo que había escuchado perfectamente bien el nombre de la mujer, Istziar había abandonado Darnely a toda velocidad y en cuestión de segundos estaba en Ipswich. Después de un par de preguntas, obtuvo lo que necesitaba y se fue derecha a la casa de Katherine Preston. Pero a pesar de que quería destrozarla con sus propias manos, los ángeles custodios de aquella desdichada debían haber estado trabajando horas extra, porque cuando Istziar llegó, Katherine se encontraba en el jardín y ella comenzó a avanzar con la peor de las intenciones, pero súbitamente fue sujetada por unos fuertes brazos y sacada de allí a toda prisa. 

Boris al ver lo que había sucedido y como no podía abandonar su puesto, salió a toda velocidad, habló con uno de los Lovets que custodiaba los límites de la propiedad y volvió junto a los aykeris mientras el Lovet a su vez corría a buscar a Aleksèi. De modo que había sido él quien había detenido a Istziar.

Un rato después y luego de haberla calmado, Istziar lloraba en brazos de Aleksèi y agradecía que la hubiese detenido mientras se preguntaba cómo había podido actuar de aquella manera y haber estado a punto de matar a una inocente.

-         Istziar, creo que es hora de que regreses a casa  --  le dijo él

-         Solo dame un momento más, no puedo regresar así, los niños…

-         Me estoy refiriendo a tu casa, no a Darnley  --  la interrumpió

-         No, esto es algo que tengo que afrontar  --  dijo ella  --  esto era lo que quería y tengo que aceptarlo. Él merece ser feliz y con esa mujer podrá tener lo que yo no puedo darle

-         Istziar…

-         Tendrá una familia, hijos y una vida como la que merece

-         ¿Istziar por qué te haces esto? Sabes que no podrás soportarlo

-         Tengo que poder

-         No, no podrás  -- insistió él  --  ¿Recuerdas por qué estás aquí en primer lugar? Si Dylan no pudo aun cuando ni siquiera estaba cerca de ella y pasando por encima de la amistad que lo une a Arlingthon ¿qué te hace pensar que tú podrás si estás viéndolo todos los días y no habiendo un motivo para serle leal a esa mujer?

Después de decirle eso Aleksèi se sintió mal, no solo porque sabía que estaba siendo innecesariamente duro con ella, sino porque había sido testigo presencial del sufrimiento tanto de Istziar como de Derek, lo que lo hizo alegrarse sinceramente de no haberse enamorado nunca y darle la razón a Lucien, definitivamente el amor duele.

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