Iziaslav les había ahorrado
una considerable cantidad de trabajo a todos después de su conversación con
Dylan y las cosas volvieron a una relativa normalidad.
La vida en Darnley también
marchaba bien, y fuera de las eventuales conductas extrañas de los niños, que
Istziar con ayuda de Madeleine se esforzaban en ocultarles a sus padres, todo
se desarrollaba sin sobresaltos.
En la primavera cuando dio
inicio la temporada social, los Arlingthon en especial Kendall, estuvieron muy
pendientes de los periódicos, porque aunque Derek seguía escribiéndole una vez
por semana a su madre, Kendall no confiaba mucho en el buen juicio de su hijo.
Sin embargo, las publicaciones lo reseñaban como un joven encantador,
conversador ameno y sumamente apuesto, pero hasta la fecha no había sido
protagonista de ningún escándalo.
A principios de junio y cuando
los gemelos estaban cercanos a arribar a su cuarto cumpleaños, tuvieron su
primera enfermedad seria. Hasta el momento habían sido unos niños muy sanos y
ni siquiera se habían resfriado, pero una tarde en la que los niños jugaban en
el jardín, de pronto comenzaron a toser. Como no estaban en época fría, Istziar
pensó que podía deberse a que estaban jugando entre las flores y su gente sabía
que el contacto con ellas en ocasiones producía tos o estornudos. De modo que
los sacó de allí y el asunto pareció mejorar. Sin embargo, en los dos días
siguientes los niños comenzaron a rechazar casi todo alimento incluso los que
les gustaban mucho, de manera que Istziar comenzó a preocuparse, pero como
Alksèi debía ir a verlos un par de días más tarde, decidió esperar. El asunto
fue que no pudo hacerlo, porque esa misma tarde cuando estaba cambiando a
Lucía, la sintió muy caliente.
-
¡Boris! -- exclamó mientras se acercaba con rapidez a
Alexander
-
De prisa, ve por Aleksèi y dile que los aykeris están enfermos
El Lovet compuso cara de
consternación y salió a toda carrera para volver unos minutos después con
Aleksèi, que sin hacer preguntas se abalanzó sobre los niños. Efectivamente comprobó
que tenían fiebre alta, y por lo que le informó Istziar, el veldeky tuvo pocas
dudas de a qué se enfrentaban. Comenzó a girar órdenes que fueron seguidas sin
cuestionamientos, pero lo más difícil fue mantener a los padres de los niños
alejados, y una vez logrado esto, Madeleine pidió hablar con él. Por supuesto Aleksèi
sabía que ella estaba al tanto de todo, de modo que abandonó la habitación de
los niños y fue a atender el llamado.
-
¿Qué sucede exactamente con los niños?
-- preguntó -- Y
no se moleste en mentirme, porque aparte de que lo sabré, le resultará mucho
más útil que yo lo sepa para poder manejar a mi prima -- le
advirtió
-
No pensaba mentirle -- dijo él con calma y cierto brillo de
diversión en los ojos al ver lo combativa que parecía aquella vidmagy, pero
luego agregó con seriedad -- En otras circunstancias esto podría resultar
no solo peligroso sino mortal, pero aunque sabemos que es poco probable que
mueran, van a pasarlo realmente mal, porque están siendo atacados por una
tuberculosis
Madeleine ahogó una
exclamación ya que sabía con exactitud lo grave de aquella enfermedad, pero al
mismo tiempo sintió terror porque no se le escapó que él había dicho poco probable, lo que significaba que
existía la posibilidad de que sí pudiesen morir y esto no lo entendió.
-
Pero se supone que son Devrigs y no pueden morir así ¿no? --
preguntó con una marcada nota de temor en la voz
-
Aunque todos lo somos porque es la denominación de nuestra raza, tenemos
una… clasificación -- comenzó
-- Están los Devrigs primigenios
que fueron los que sufrieron la maldición y en su mayoría son designados con el
nombre de Itsliev. También están los Devrigs transformados a los que llamamos
Predvary, y un tercer grupo extraordinariamente reducido y entre los que me
cuento, que somos los hijos engendrados por un Devrig, y somos conocidos con la
denominación de Mydevrigs, como es el caso de los aykeris. La cuestión es que
mientras un Mydevrig está en la etapa infantil, puede ser susceptible a morir.
-
¡Oh por Dios! -- exclamó ella
-
Madeleine no se angustie, como dije es algo muy improbable porque estos
aykeris son portadores de una sangre muy especial, y si tratándose de otros
sería necesario que se presentaran unas complicaciones muy extremas para un
desenlace fatal, en el de ellos mucho más y en cualquier caso yo no voy a dejar
que eso suceda -- le dijo
-- Aunque no puedo evitar que
sufran el proceso, haré todo lo que esté a mi alcance para que éste sea lo
menos doloroso posible.
Madeleine se tranquilizó un
tanto y ofreció su ayuda de cualquier forma que pudiese ser útil.
Dylan y Lucien se encontraban
en Italia, pero el segundo había decidido ir a Florencia y como Dylan evitaba
con diligencia ir allí porque sus recuerdos del lugar no eran los mejores, se
había quedado en Milán y aunque esa noche no había tenido muchos deseos de
salir porque no se había sentido bien, igual lo había hecho porque Iyul había
llegado en la tarde y había insistido.
-
Vamos hombre, quita esa cara -- le dijo en un momento determinado
-
Hay demasiada gente -- se quejó él
-
¿Y qué esperabas? Es una reunión y no pueden efectuarse sin gente -- dijo
riendo -- Ahora si me disculpas, hay una linda damita
que necesita compañía
-
Cuidado Iyul -- dijo cuando vio a quien se estaba refiriendo
-
¿Por qué? -- preguntó él deteniéndose
-
Es Bernarda Di Carduccio
-
Bueno, no tiene un lindo nombre pero…
-
No seas necio Iyul, es la hija del Barón de Piacenza y se acaba de
comprometer con un Vizconde austríaco.
-
Pues tengo que apurarme antes de que el señor Vizconde se la lleve -- y
se alejó riendo
Iyul a diferencia de Lucien,
no tenía impedimentos de esta clase y no encontraba motivos para no hacer lo
que quisiese, aunque había que reconocerle que solo se valía de su encanto
personal y en ningún caso de las habilidades que le confería su condición.
-
Buona sera Altezza --
escuchó Dylan a su espalda
-
Buona sera Contessa --
saludó sin volverse porque ya sabía que se trataba de la condesa de
Arezzio
-
¿Disfruta la velada?
-
Tanto como puedo -- contestó él pero dejando claro por su tono,
que no era así
Conversó brevemente con la
mujer y luego se alejó. Después de la cena en la que apenas si probó nada, se
encontraba en compañía de otra encantadora señorita mucho menos complicada que
la elegida por Iyul y con altas posibilidades de terminar en su cama, cuando
repentinamente el malestar que había estado sintiendo se intensificó. De modo
que se disculpó y se alejó a toda prisa pero antes de llegar a las puertas que
daban a una terraza que era su destino, comenzó toser de manera incontrolada y
a continuación perdió el equilibrio teniendo que apoyarse en la pared. Mientras
en otro lugar del salón se llevaba a cabo una conversación al respecto.
-
Lucrecia, dime que no cometiste la enorme estupidez de darle algo a nuestro príncipe para llevártelo
a la cama
-
¡No seas necio Pietro! -- dijo la condesa con ira -- en
primer lugar no necesito darle nada a
ningún hombre para eso, y en segundo, cuida lo que dices imbécil, si ellos están aquí este maldito lugar está
lleno de Lovets
-
Domenico…
-
Espero que por tu propio bien no hayas hecho una estupidez Lucrecia, o irás
a hacerle compañía al imbécil de Giorgio
-- dijo el Lovet -- En
cualquier caso y hasta que averigüemos qué
le sucede a nuestro sizvitel, te informo que estás bajo vigilancia
-
Domenico eso es…
-
¿Injusto? -- la interrumpió él -- Aun
no te he hecho nada que puedas considerar una injusticia, por lo pronto
considéralo como… ¿protección?
Después de eso el sujeto
desapareció y la condesa tenía verdaderos deseos de asesinar a Pietro, y
maldijo su suerte porque de entre todos los Lovets que hubiesen podido estar
por ahí, tenía que ser justamente Domenico el que los estuviese escuchando.
Domenico Passerini era el Istval de
los que habitaban en aquellas latitudes, y huían de él como de la peste, ya que
este individuo era frío, arrogante y mortalmente peligroso, y aunque su
desprecio por las normas no llegaba tan lejos como el de Istval, no se caracterizaba
por respetarlas mucho si estás le incomodaban a la hora de fastidiarlos.
Yvaylo se había hecho visible
al lado de Dylan en cuanto lo vio tambalearse y sujetándolo, lo ayudó a
mantenerse en pie.
-
¡Dylan! -- exclamó
-- ¿Sker ja advajèvka? [3]
-
Me siento… mal -- dijo haciendo un evidente esfuerzo por
respirar
Pero no era necesaria la
aclaración porque aparte de lo obvio,
apenas Yvaylo lo tocó se dio cuenta que estaba ardiendo, y para su mayor
horror un fino hilo de sangre se deslizaba desde la comisura de sus labios, de
modo que hizo un llamado urgente y enseguida varios Lovets estaban rodeándolos.
-
Dile a Iyul que Dylan está muy enfermo y lo llevo de vuelta casa -- le
ordenó a uno -- Avísale a Iziaslav -- le ordenó a otro --
Busca a Aleksèi tan rápido como puedas
-- y después de indicarle la
ubicación del mismo, desapareció con Dylan
Lucien había encontrado
sumamente aburrida la reunión de aquella noche, y aunque habría podido ir a
otra porque invitaciones era lo que le sobraban, decidió emplear mejor su
tiempo y se fue con Anastasia. No obstante, en medio de un apasionado beso,
Anastasia se separó y lo miró con preocupación.
-
¿Succede? --
preguntó él
-
¿Te sientes bien? -- preguntó ella a su vez
-
Claro -- dijo él --
¿Por qué no habría de ser así?
-
Luciano creo que tienes fiebre
-- dijo ella con preocupación
pero él sonrió en forma maligna
-
Seguro que sí -- dijo acercando sus labios de nuevo a los de
ella
-
Luciano realmente…
-
Mi alta temperatura es responsabilidad tuya signorina, así que ocúpate de solucionarlo
Siendo que contrariar a aquel
individuo no era la mejor política para sobrevivir, sumado a que era
extraordinariamente difícil para Anastasia luchar una batalla de antemano
perdida, se olvidó del asunto y se entregó a la característica voracidad de
aquellos labios. Sin embargo, mucho rato después, Anastasia que dormía sobre el
pecho de Lucien despertó sobresaltada, tanto por el calor excesivo como por el
incontrolado temblor.
-
¡Luciano!
-
¿Qué? -- preguntó él sin abrir los ojos
-
Luciano mírame -- pero como no lo hizo ella salió de la cama,
se colocó una bata para cubrir su
desnudez y gritó -- ¡Itlar!
-- aun no terminaba de atarse la
cinta cuando el Levjaner apareció en la habitación
-
¿Qué sucede?
-
Luciano está enfermo -- dijo con una nota de pánico en la voz
Itlar se acercó a toda prisa
con intención de preguntarle qué le sucedía, pero apenas lo tocó su semblante
mudó de expresión y llamó a los Lovets que custodiaban la propiedad.
-
Busca a Aleksèi Kolvayevski y tráelo de inmediato -- y
después de darle la ubicación miró al otro
-- Avísale a Iziaslav
Normalmente habrían enviado
por Haris, pero una vez que Aleksèi estuvo de nuevo en activo, era en quien
primero pensaban tanto Yvaylo como Itlar porque éste era su amigo. Y la enfermedad
de uno de los príncipes fuera esta de la naturaleza que fuere, estaban
obligados a dar inmediato aviso a Iziaslav, de manera que a eso obedecía que
ambos Levjaners hubiesen procedido de la misma forma.
Anastasia que había vivido de
cerca las peores horas de su vida en la oportunidad en la que Luciano había
sido envenenado, repasaba a toda prisa lo que habían hecho ese día, a quiénes
se habían encontrado y qué había comido Luciano, primero porque no encontraba
explicación a aquello y segundo porque recordaba que sería interrogada de todas
las formas posibles en cuanto Istvan Korsacov fuese avisado de lo que estaba
sucediendo. Solo que en esta oportunidad calculó mal olvidándose de quién estaba allí, porque Itlar Drachavo
no era mucho mejor que Istvan, y aunque él había estado con ellos todo el día,
lógicamente había momentos en los que no estaba y el interrogatorio empezó de
inmediato. Ella contestó con la mayor precisión pero no sacaron nada en claro,
o al menos nada que explicase lo que estaba sucediendo.
El primer Lovet estuvo de
regreso y las noticias que trajo no eran las mejores.
-
Dum horiani sarì -- dijo
-- Nami sozdatel’ voch han nè Illir [4]
Pero antes de que el Lovet
pudiese contestar se presentó el otro pero con Haris. Aunque Itlar se
sorprendió, le explicó a toda prisa al veldeky lo poco que sabía y luego miró
al Lovet
-
¿Qué paso con Aleksèi?
-
La señorita Korsacov me dijo
que había sido enviado a buscar por Yvaylo porque Dylan está enfermo, y ella lo
sabía porque Aleksèi estaba en Darnley ya que los aykeris también están
enfermos
El primer pensamiento de Itlar
fue que aquello debía ser alguna clase de pesadilla. No obstante, su sólida
formación lo obligó a pensar con calma y esperó el informe de Haris antes de
decidir qué hacer.
-
¿Y bien? -- preguntó cuando el veldeky se volvió
-
No tiene nada
-
¿Cómo que no tiene nada Haris? ¡Está ardiendo hombre!
-
Y ya le di algo para eso, pero la fiebre en sí misma no es una enfermedad,
es un síntoma de alguna. Sin embargo, fuera de ese, no presenta ningún otro que
me haga pensar en alguna enfermedad
-- aclaró y luego agregó --
Puedo quedarme con él si lo deseas pero en realidad no veo nada que lo
amerite
Itlar había analizado con
rapidez la situación y si lo que decía Haris era cierto, entonces no valía la
pena retenerlo allí.
-
Dhavjà Haris, puedes marcharte
-
Si me necesitas solo avísame -- dijo él antes de marcharse
-
No entiendo -- dijo Anastasia cuando estuvieron solos de
nuevo --
Es decir, me alegra que no tenga nada, pero esa fiebre…
-
Lo sé, es extraño pero… -- lo pensó un momento y tomó su decisión -- Me
lo llevo de vuelta a Milán
-
¿Ahora? -- preguntó ella
-
Sí -- y sin darle más explicaciones, procedió a
vestir a Lucien y partieron
Esa misma tarde cuando le
llegó a Iziaslav el aviso de Aleksèi con relación a la enfermedad de los
aykeris, el primer instinto de él fue correr a Darnley. Sin embargo, se obligó
a conservar la calma porque su presencia en Darnley complicaría mucho las cosas.
Aleksèi era un excelente veldeky y sabía que si necesitaba ayuda llamaría a
Haliq que había sido su Leyvychtel. No obstante, pasó toda la tarde en
angustiosa espera a pesar de que Aleksèi le enviaba informes constantes. Ya en
la noche apenas si le prestó atención a Janos que se esforzaba en distraerlo y
cuando le llegó el aviso de Yvaylo, ambos partieron a toda prisa hacia Milán, y
estaban a la espera de que Aleksèi terminase con Dylan cuando se presentó
Istvan.
-
Sarì -- saludó
-- ¿Qué se sabe?
-
Nada, Aleksèi aun lo está revisando
-
¿Alguna sospecha? -- le preguntó Istvan a Yvaylo
-
La condesa de Arezzio estuvo muy cerca de él, pero a menos que sea
extraordinariamente rápida no creo que se trate de nada que le haya hecho, pero en cualquier caso Domenico la tiene vigilada
en caso de que Aleksèi descubra algo que la relacione con esto. Sin embargo,
sigo pensando que no porque ya Dylan se había estado sintiendo mal desde
temprano y pensó que era un resfriado
-- informó con precisión
-
En él eso es mal síntoma -- dijo Janos
-- Hace unos años estuvo muy mal,
Zinatnè nos advirtió que era una condición hereditaria y que siempre debería
cuidarse de ello, porque aunque es algo que no le sucederá a él, su padre murió
por eso
-
Lo siento -- dijo Yvaylo
-- no lo sabía pero… ¿no
desaparecen esas cosas al sufrir una transformación?
-
No todo -- dijo Istvan
-- y evidentemente esto hace
parte de ese no todo en caso de que
sea efectivamente eso lo que tiene, porque es algo que si bien heredó de su
padre, ya estaba en su cuerpo y no en su sangre
En ese momento Aleksèi
abandonó la habitación pero antes de que pudiese decir nada se presentó Itlar.
-
¿Pero qué demonios…? -- comenzó Iziaslav al ver que traía a Lucien a
cuestas pero ya Aleksèi caminaba hacia ellos
-
Sarìeris -- saludó Itlar
-- Ya Haris lo atendió pero dice que no tiene nada
-
¿Y por qué tuvo que atenderlo Haris en primer lugar? --
preguntó Iziaslav en tono peligroso mientras Aleksèi aun lo revisaba
-
Sufrió de una fiebre repentina sarì
Después que se había asegurado
que realmente no tenía nada, Aleksèi ordeno llevarlo a su habitación y se
volvió hacia Iziaslav
-
Los escuché hablar y tienen razón, Dylan está sufriendo una recaída de su
antiguo padecimiento, lo que me hace pensar que los aykeris han heredado esa
condición porque están igual
-
¡Sclaviacik! --
exclamó Iyul que hasta entonces se había mantenido en silencio
-
Ahora, por qué lo están haciendo al mismo tiempo, es algo para lo que no
tengo una respuesta
-
¿Y Lucien? -- preguntó Itlar
-
Él está bien como dijo Haris, y la única explicación posible es que su
vínculo con Dylan esté produciendo esa reacción
-
Pero eso no es posible -- dijo Iyul
-- Tanto el uno como el otro han
estado enfermos antes y no ha sucedido esto.
-
Es posible que con el paso del tiempo el vínculo se haya hecho más
fuerte -- dijo Istvan
-
Es la única explicación que tengo por el momento --
volvió a decir Aleksèi -- Y tendremos que llamar a Haris, porque yo
debo volver con los aykeris
Los próximos dos días fueron
angustiosos porque si bien la extraña fiebre de Lucien había cedido, tenía
aspecto enfermizo aunque en teoría no tenía nada. El proceso infeccioso de
Dylan siguió su curso y Haris hizo todo lo necesario para que este le afectara
lo menos posible, pero era desesperante escucharlo toser porque parecía que estuviese
ahogándose. Y en el caso de los niños, aparentemente la infección los atacó de
forma menos violenta según los mensajes de Aleksèi y se recuperaron más rápido
que Dylan, porque al tercer día de iniciada la enfermedad ya la fiebre había
cedido por completo, y al cuarto ya estaban prácticamente bien y habían dejado
de toser. Mientras que la fiebre tardó una semana en dejar en paz a Dylan, y
pasaron casi ocho días para que se iniciase en firme su recuperación.
Los tres veldeky se habían reunido
después de superada la crisis, pero después de mucho discutir los hechos,
seguían sin tener respuestas a los extraños sucesos. De modo que en el caso de
Dylan y Lucien siguieron pensando que se debía al vínculo que existía entre
ambos. Pero para el hecho de que Dylan y los niños se hubiesen enfermado al
mismo tiempo, nunca encontraron una respuesta satisfactoria. Lo que sí les
quedó claro fue que al ser sus hijos, lamentablemente habían heredado aquella
condición y que tanto él como los aykeris siempre tendrían que cuidarse de
resfriados y cualquier cosa que afectase sus vías respiratorias, y en el caso
de los niños era vital atacar de prisa cualquier afección en ese ámbito para
evitar que volviesen a pasar por esa experiencia estando tan pequeños.
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