En cuanto Phillipe había
recibido la carta de Kendall anunciándole el nacimiento de sus nietos, había
enloquecido de alegría y quería partir de inmediato, pero esto sería algo que
no sería posible porque esa misma noche y mientras él y Madeleine planificaban
el viaje, Maurice sufrió un repentino ataque cardíaco y aunque sobrevivió al
mismo, falleció varios días después.
Por supuesto aquello devastó
tanto al uno como a la otra y estaban en tan pésimas condiciones que fueron
Andrew y Mijail, los Lovets asignados a los Saint-Claire, quienes se hicieron
cargo de preparar el funeral de Maurice. Istvan y Edin se hicieron presentes e
hicieron todo lo que estuvo a su alcance por equilibrar las energías de los
Saint-Claire y que todo aquello resultase menos duro.
En el momento en el que
estaban dando sepultura a Maurice, Madeleine miró a su tío y sintió un miedo
frío recorrer su cuerpo, y tanto Edin como Istvan captaron de manera fugaz su
pensamiento. Ella estaba pensando que Phillipe era prácticamente lo único que
le quedaba y aunque estaba aparentemente sano, ya superaba en mucho la media de
edad para la época, porque ya tenía sesenta y tres años, de modo que era
comprensible su temor.
Phillipe le había escrito a
Sophie avisándole que aunque tenía muchos deseos de ir a conocer a sus nietos,
tendría que retrasar su viaje porque Maurice estaba enfermo, pero una vez que
éste falleció, no vio motivos para quedarse allí y convenció a Madeleine que
estaba inconsolable, para que se marchasen lo antes posible a Inglaterra.
Finalmente logró convencerla y
aunque a Madeleine no le gustaba especialmente Inglaterra, le hacía mucha
ilusión volver a ver a Sophie y conocer a los bebés. No obstante, la noche
anterior al viaje Istvan apareció de improviso en la habitación de Madeleine.
-
¡Señor Korsacov! -- exclamó Madeleine al entrar y encontrarlo
allí
-
Lamento la irrupción Madeleine, pero es necesario y urgente que hablemos
Madeleine pasó de la sorpresa
al temor, y en su actual estado de depresión se preguntó qué nueva desgracia la
aguardaba. Sin embargo, Istvan la tranquilizó, le pidió que tomase asiento y
comenzó su relato.
De entre todas las cosas que
Madeleine pudo haber esperado o imaginado, ciertamente no lo que estaba
escuchando, pero aun así intentó sobreponerse a la sorpresa e hizo memoria.
Recordó el día de la boda de su prima y el malestar que había sentido tanto en
presencia de Dylan como de su amigo el conde de Cagliari, algo que ahora tenía
una explicación. Por supuesto en aquel momento ella no tenía conocimiento de la
existencia de los Devrigs y no pudo determinar el origen del malestar, y luego
no había vuelto a verlos hasta el desafortunado día anterior a la muerte de
Jacques y no había podido acercárseles, pero sí recordó que al ver a Dylan le había
parecido que no había cambiado nada, aunque después le había parecido que sí se
veía algo mayor, pero Istvan le aclaró la razón para ello.
Sin embargo, cuando la
sorpresa superó todos los límites, fue cuando Istvan le informó que los recién
nacidos hijos de su prima eran hijos de Dylan. Madeleine se puso violentamente
de pie y sintió que el mundo comenzaba a girar a sus alrededor. Aquello no
podía ser posible y tenía que haber un terrible error, pero paulatinamente se
fue calmando y al escuchar las explicaciones de Istvan todo encajó en su lugar.
Ella nunca había dudado que
Dylan Danworth era un caballero, pero ese desmedido interés por su prima y esa
forma de arriesgar la vida para sacarla de manos del Duque de Armagnac, iban
más allá de la simple caballerosidad y ahora tenían una explicación diferente.
Aquel sujeto siempre había amado a Sophie y aparentemente ella debía amarlo
también a menos que…
-
No Madeleine, él no hizo uso de las especiales habilidades que ahora posee
para obligarla en ningún sentido, porque de haber sido así ahora estaría muerto
Una vez aclarado este punto,
Madeleine sintió una profunda pena por ambos. Ya ella sabía que dadas sus
especiales condiciones ellos tenían serias dificultades para manejar sus
emociones y podían sufrir mucho por amor, de modo que su admiración por Dylan
creció de manera gigantesca, pero al mismo tiempo lamentó que su prima no
supiese o que le hubiesen hecho olvidar lo sucedido y no estuviese consciente
de quién era el verdadero padre de sus hijos, ni que eran producto de un amor
muy especial.
Ya Istvan estaba al tanto que
ellos conocían la profecía, porque Istval se lo había dicho, de modo que
hablaron brevemente acerca de ello y Madeleine expresó su alegría por el hecho
de que ya ellos al menos no corriesen peligro con su sangre.
-
Madeleine si le estoy contando todo esto es porque esos niños son muy
especiales e importante para nosotros como ya lo sabe, razón por la cual hemos
enviado a alguien para hacerse cargo de sus cuidados, y es alguien a quien
usted conoce
-
¿Quiere decir que hay un Devrig en
Darnley?
-
Así es, se trata de Istziar ¿la recuerda?
-
¿Su hermana? -- preguntó con asombro y él asintió
-
El veldeky que…
-
¿Veldeky? -- lo interrumpió ella
-
Algo así como un médico -- aclaró él
-- el que asistió el parto de su
prima, también se encuentra en la zona por cualquier cosa que pudiese
presentarse en relación a los niños
-
¿Y están seguros que Sophie no sospecha nada?
-
Bastante -- le dijo él
-- Inicialmente y como toda
Saint-Claire, sintió cierto rechazo por Aleksèi, pero una vez que dio a luz las
cosas cambiaron y aunque no estamos muy seguros de la razón, lo único que
podemos suponer es que al ser madre de unos mydevrigs, su rechazo por nuestra
raza disminuyó. Pero como le digo son solo suposiciones, porque Seren no dejó
explicación alguna al respecto, o al menos no hemos encontrado nada todavía
aunque seguimos buscando.
-
Pero cuando mi tío vea a los niños…
-
Aunque Phillipe es uno de esos pocos Saint-Claire del sexo masculino con
una extraordinaria percepción, en este caso estamos apostando a que el poder de
su sangre oculte lo otro, pero de no ser así, ya usted conoce toda la historia
y dejo en sus manos revelárselo si lo juzga conveniente.
-
Hay otro asunto que encuentro muy difícil de creer --
dijo Madeleine
-
¿Cuál?
-
¿Cómo es posible que Lord Danworth no lo haya notado? Ustedes poseen unos
instintos y una percepción muy desarrollados.
-
Él se ha negado a verlos
-
Pero…
-
Madeleine, si Dylan hubiese podido morir después de lo sucedido, no dude
que lo habría hecho. Nos tomó una enorme cantidad de tiempo hallarlo y no tiene
idea de lo miserable que se ha sentido desde entonces. Ese hombre está luchando
con todas las armas de las que dispone contra un amor que juzga imposible, de
modo que hará lo que sea necesario para evitar acercarse a su prima.
-
Entiendo y le agradezco que me haya contado todo esto a mí y no a tío
Phillipe, porque aunque está sano…
-- se interrumpió cuando pensó en
la horrible posibilidad de perderlo
-
No podía dejarla ir a enfrentarse a ello sin estar debidamente preparada, y
sabemos que podemos confiar en usted. En cuanto a Phillipe, no es que no
confiemos en él, pero al igual que usted, no sabemos cómo podría repercutir en
su salud todo esto.
-
Una última cosa
-
Dígame
-
¿Qué va a suceder con los niños? Porque en algún momento Sophie y todos en
realidad, van a notar que son… diferentes
-
Eso no va a suceder de forma inmediata, los mydevrigs tienen un desarrollo
igual al de todos los niños hasta una edad comprendida entre los quince y los
veinte años más o menos, y aunque me apena recordárselo, para entonces es
posible que su madre ya no esté viva. Pero suponiendo que comenzasen a
demostrar alguna diferencia básica y notoria antes de tiempo, ya veremos qué
hacer.
La llegada de los Saint-Claire
a Inglaterra representó una enorme a alegría para Sophie que pensaba que no
podía ser más feliz en ese momento, aunque una vez que llegaron a Darnley tuvo
que hacer frente a la noticia de la muerte de su tío Maurice lo que empañó en
gran medida la mencionada felicidad.
Sin embargo, para Madeleine y
sobre todo para Phillipe, fue un maravilloso bálsamo para su adolorido corazón
poder tener en sus brazos a sus dos pequeños nietos, y no podía sentirse más
orgulloso al ver que eran mucho más Saint-Claire que los otros dos. Derek
protestó ruidosamente y fingió mucha indignación, con lo que hizo que su abuelo
se sintiese realmente mal al expresar sus opinión de aquella forma, pero Sophie
se apresuró a hacerle notar a su padre, que Derek era un payaso de oficio y que
solo lo estaba molestando.
Una vez instalado de nuevo en
Cleves, a Phillipe le tomó un sorprendentemente corto lapso de tiempo enterarse
de las actividades y diversiones de
su nieto, de modo que tuvo una extensa conversación con él en la que ofreció
sus útiles y sabios consejos, aunque la mitad de ellos llegaban algo tarde, por
lo que lamentó haber permanecido tanto tiempo alejado de Inglaterra. No
obstante, Derek le refirió varias cosas incluido el incidente con Sir Thomas,
algo que no le había contado ni a su padre, pero Phillipe lejos de reñirlo, se
sintió desmedidamente orgulloso de él y pensó que había hecho bien en
designarlo como el futuro Archiduque, aunque esto no lo sabía nadie aún a
excepción de quienes habían redactado la documentación pertinente.
Madeleine por su parte, el
mismo día de su llegada y después de ver a los niños, cualquier duda que
hubiese podido tener con respecto a su origen y en realidad no las tenía,
porque había aprendido a confiar en Istvan, quedaría disipada.
Se sintió muy contenta al ver
tan feliz a Sophie, pero sabiendo lo que sabía, no pudo evitar experimentar
cierta tristeza. Después de conversar mucho rato con ella y siendo que ese día
se quedaría en Darnley, luego de que todos se retiraron a descansar fue a ver a
Istiziar.
-
Me alegra mucho verte de nuevo Madeleine
-- saludó ella
-
También a mí, y quiero agradecerte lo que estás haciendo
-
No tienes por qué, es para mí un honor que se me haya permitido cuidar de
los kicyks sizvitels
-
¿Disculpa? -- dijo Madeleine al no entender los términos
-
De los pequeños -- rectificó Istiziar, ya que no sabía hasta qué
punto Madeleine estaba enterada, y luego cambió de tema -- ¿Te
quedarás mucho tiempo en Inglaterra?
-
Aun no lo sé, este lugar no me resulta especialmente agradable
-
Entiendo, siempre extrañamos nuestra tierra
Sin embargo, Madeleine se
quedaría más tiempo del que hubiese planeado, empezando porque Sophie no
permitiría bajo ningún concepto que no asistiese a la boda de Christopher. No
obstante y aunque pasaba mucho tiempo en Darnley, oficialmente Madeleine vivía
en Cleves con su tío.
Dylan había recibido la
invitación para la boda de Christopher, pero unos días antes de la misma, le
envió una nota de felicitación al chico junto con un ostentoso regalo de bodas
y se disculpó diciendo que se encontraba en Milán.
-
Estamos seguros que contrae matrimonio con una mujer normal ¿no? -- le
preguntó a Yvaylo
-
Ak sarì, es la hija de un noble inglés y tan normal como puede serlo.
Cuando llegó el momento de que
Derek fuese a Londres, Kendall invitó a Phillipe a ir con ellos, pero éste
declinó la invitación aunque no dejó de darle muchos y muy útiles consejos a su
nieto. Pero a pesar de que Phillipe estaba seguro de la capacidad de Derek para
cuidar de sí mismo, comenzó a preocuparse al ver algunas notas en los
periódicos y consideró trasladarse a Londres, pero Andrew que seguía estando a
cargo de vigilar a Phillipe, una noche se hizo visible.
-
Bone nuit monsieur -- saludó
-
¡Hombre! -- exclamó Phillipe -- ¿Quieres
matarme de un infarto? -- le preguntó con la daga en la mano y Andrew
sonrió
-
Pido disculpas monsieur
-
Bueno olvídalo -- pero luego lo miró con cierta alarma, porque
en su experiencia ellos no se dejaban ver a menos que trajeran alguna noticia no
precisamente agradable -- ¿Sucede algo?
-
No monsieur, solo vine a avisarle
que no debe preocuparse por el joven Lord Arlingthon, ya que se le ha asignado
una guardia especial
-
¡Vaya! Hasta ustedes están preocupados por él -- y
Andrew volvió a sonreír
-
El joven Lord Arlingthon suele ser un tanto inquieto y preferimos no correr
riesgos innecesarios.
-
Pues se los agradezco
Después de eso Phillipe se
quedó algo más tranquilo, aunque no dejaba de mantenerse informado acerca de
las muchas y muy variadas actividades de su nieto.
El viaje de Derek a Londres
tuvo una consecuencia que al menos él no se esperaba, y apenas llegó a Darnley
y después de saludar a su madre y a sus hermanos, sin cambiarse de ropa
siquiera se fue derecho a Cleves a hablar con su abuelo.
-
¡Vaya, el pequeño sinvergüenza está de vuelta! --
exclamó Phillipe muy contento al verlo
-
¿Cómo estás abuelo? -- lo saludó el chico dándole un abrazo
-
Yo bien, y me alegra ver que al menos volviste entero
Pero aunque Derek sonrió, a
Phillipe le tomó un par de segundos notar que algo de seria naturaleza lo
preocupaba, de modo que tomó asiento y lo miró en forma interrogativa.
-
Espero que no me vayas a decir que tienes un problema de nueve meses
-
Abuelo, puedo ser loco pero no imbécil
-
Bien, si no dejaste a ninguna criatura embarazada --
dijo más tranquilo -- ¿Qué es lo que te preocupa tanto?
-
Que papá tiene una amante -- dijo sin más preámbulo
Aparte de la promiscuidad
reinante en las cortes de la época, Phillipe era francés y mucho más liberal
que los ingleses, y aunque había amado a su esposa y había sufrido mucho por el
descarado comportamiento sexual de la misma, no era que él hubiese sido un
modelo de fidelidad y su lista de compañeras de cama era vergonzosamente
extensa, pero a diferencia de su esposa, él no hacía ostentación de ello. Por
lo tanto, si bien no le hacía gracia lo que Derek le estaba diciendo, tampoco
lo veía como algo fuera de lo común. Si aquello hubiese sucedido durante los
primeros años de matrimonio, posiblemente él mismo le habría quitado
limpiamente la cabeza a Kendall, pero después de veinte años, no le parecía un
crimen tan atroz. No obstante, y sabiendo cómo era Derek con su madre y
conociéndolo como lo conocía, daba gracias a los cielos de que hubiese ido a
hablar con él antes de enfrentarse a Kendall.
-
Derek, en principio los hombres no estamos hechos para la fidelidad
absoluta -- comenzó
-- podemos amar mucho y muy
sinceramente a una mujer, pero eso no nos hace ciegos ni anula nuestros
instintos naturales. Al contraer matrimonio ya cometemos perjurio, porque
ofrecemos lo que sabemos que no vamos a cumplir, quizá al principio pueda ser
así, pero pasada la ilusión y luego de los primeros años, ya necesitamos de
nuevo la emoción de la aventura y la variedad.
-
Pero entonces no deberíamos casarnos
-- dijo él --
¿Para qué toda esa farsa?
-
En mi opinión no es una farsa, porque ninguno de los dos llega al
matrimonio sin saberlo -- pero como el chico seguía ceñudo agregó --
Derek el matrimonio es un compromiso que hacemos de vivir con una mujer,
cuidarla, formar una familia con ella, y si tenemos la suerte de hacerlo con
una mujer a la que amamos, pues la seguiremos amando, pero como te dije no
estamos hechos para la fidelidad absoluta.
-
Si es así entonces todos son muy hipócritas, tanto hombres como mujeres,
porque dices que los hombres no estamos hechos para la fidelidad, y si nosotros
no lo estamos, desde luego ellas tampoco.
-
Derek no todas son iguales y…
-
¡Por favor abuelo! -- lo interrumpió el chico -- A
juzgar por lo que he visto, tengo muy pocas dudas al respecto. Es posible que
algunas como dices, no vayan por ahí de cama en cama, pero o es porque no
tienen la oportunidad o porque creen neciamente en la mentira que es el tan respetable matrimonio, pero no porque no tengan el deseo de
hacerlo, y en el caso de las más inteligentes, seguramente no van diciéndolo
por ahí.
-
Derek…
-
¡No abuelo! Si vamos a ser honestos, seámoslo en todo. Si me caso con una
mujer prometiéndole fidelidad y amor eternos, y luego no soy capaz de cumplir
sino si acaso con la mitad de lo que prometí ¿cómo puedo pretender o siquiera esperar que
ella sí cumpla con lo acordado? Eso aparte de estúpido, es injusto
-
Derek la mujeres son criaturas diferentes
-
¡Por favor abuelo! Tú eres un hombre inteligente y me niego a pensar que
carezcas de lógica, las mujeres y los hombres pertenecemos a la misma especie,
ambos sentimos hambre, frío, calor, sed y desde luego tenemos los mismos
instintos, así que aparte de las diferencias obvias, no hay más.
-
Derek, no voy a fingir que me gusta pero…
-
Pues estarías siendo tan hipócrita como todos, porque acabas de decirme que
es normal
-
No se trata de ser hipócrita hijo, sino que no me gustaría ver sufrir a mi
hija, pero aun así te pido que no juzgues tan duramente a tu padre y que no
compliques las cosas, porque él la ha hecho feliz durante veinte años
-
Pues te tengo noticias abuelo, ya puedes irle restando por los menos dos,
tres o quizás más a esos veinte años de feliz matrimonio, porque antes de que
naciesen los gemelos, mamá estaba triste y deprimida y ahora estoy seguro de
saber la razón
-
Derek no puedes asegurar eso
-
¿Ah no? Créeme abuelo, este viaje a Londres fue altamente instructivo,
porque entre otras cosas aprendí en las camas a las que fui generosamente
invitado, que si hay algo que les resulta difícil a las mujeres es callar, de
modo que obtuve mucha más información de la que estaba buscando.
-
Aun asumiendo que sea así, no creo que te corresponda intervenir Derek, si
ellos han sido felices mucho o poco, es una cuestión de pareja. Además piensa
en qué ganarías con ello. Si todo esto es como dices ¿crees que Sophie no lo
sabe?
-
¡Ya no sé qué creer! -- exclamó el chico poniéndose de pie --
Creí conocer a mi padre, creí en lo que ambos cuentan de haberse amado
desde siempre, creo conocer a mi madre pero puedo estar igualmente
equivocado -- se detuvo y miró a Phillipe -- Amo
a mis padres abuelo, pero ahora no sé si puedo confiar en ellos
-
Estas enfocando mal todo este asunto Derek, eres joven y te falta
experiencia pero piensa un poco, independientemente de quién haya hecho qué,
eso no tiene por qué anular tus sentimientos ni tu confianza hacia ellos,
porque siguen siendo tus padres y no te han hecho nada, simplemente son seres
humanos y como bien dijiste pertenecemos a la misma especie, por lo tanto ambos
están sujetos a los mismos errores o aciertos, pero indiscutiblemente te aman
¿Crees sinceramente que tienes derecho a juzgarlos por lo que hayan podido
hacer? ¿Te han faltado a ti como padres?
-
No pero…
-
Derek, sus problemas de pareja si es que los tienen, son asunto de ellos y
debes respetarlos. No es un secreto para ti mi propia situación, de la única de
mis hijas que puedo estar seguro que lo es, es de Sophie, sin embargo no por
eso amé menos a tu abuela, lo hice hasta su último aliento y aun amo su
recuerdo.
-
Y te respeto por ello pero no lo comparto, lo que es mío es mío y de nadie
más --
dijo Derek en forma tajante
Phillipe pensó que en aquellas
circunstancias su nieto o bien se condenaría a un futuro lleno de sufrimiento
negándose la posibilidad de amar a nadie, o tendría un duro despertar que lo
haría terminar por aceptar los hechos tal y como eran.
Andrew y James que escuchaban
la conversación sin ser vistos, pensaron aproximadamente lo mismo. Ambos eran
ingleses hasta los huesos, Andrew de extracción humilde y James nacido en el
seno de una familia noble, y aunque habían vivido suficientes años como para
saber que lo que Phillipe estaba diciendo era totalmente cierto, no pudieron
evitar sorprenderse ante la radicalidad de Derek, con este chico
definitivamente era todo o nada, no había términos medios.
Así como también pensaron que
aunque aquel jovencito era un Saint-Claire a medias, no era menos astuto que el
que lo era por completo, ya que había sido lo bastante hábil como para armar
todo el rompecabezas de la vida amorosa de su padre con los retazos de
información obtenidos y sin que James lo notase. Y sabiendo lo que sabían de su madre y de
Dylan, no pudieron evitar preguntarse qué sucedería si llegaba a enterarse de
ello.
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